Las autoridades de la Reserva Federal (Fed), incluido un miembro influyente de la junta de gobernadores, vincularon la reducción en las compras mensuales de bonos al continuo crecimiento del empleo, y un informe de setiembre ahora es un desencadenante potencial para el denominado “taper”.
La semana pasada, la Fed dijo que una reducción en sus compras mensuales por US$ 120,000 millones en bonos podría justificarse “pronto”, y el presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó el miércoles que se necesitaría un informe sobre empleos “decente” más para poner en marcha el proceso.
Pero mientras algunas autoridades han dicho que ya sienten que deberían reducirse las compras de bonos, los que hablaron el lunes no llegaron a decir que la economía había superado por completo el umbral de la Fed para comenzar a hacerlo.
El banco central quiere eliminar gradualmente sus compras de activos, con miras a eliminar el programa por completo el próximo año, antes de su próxima discusión de política monetaria sobre cuándo aumentar las tasas de interés.
El empleo en Estados Unidos “todavía está un poco por debajo de la marca” para que la Fed reduzca las compras, afirmó la gobernadora de la Fed, Lael Brainard, en comentarios que destacan el riesgo de que una resurgente pandemia siga frustrando las contrataciones durante el otoño boreal.
Brainard manifestó que estaba de acuerdo en que si las contrataciones continúan “como espero”, la economía “pronto alcanzará la marca” que justificaría el “taper”.
Pero en comentarios preparados para una conferencia de la Asociación Nacional de Economía Empresarial (NABE), también advirtió que la desaceleración en la contratación observada en agosto, cuando solo se sumaron 235,000 empleos, podría continuar a medida que la propagación de la variante Delta del coronavirus golpea restaurantes, viajes y otras partes de la economía.
“Las ganancias de empleo se estancaron en agosto en el sector del ocio y la hospitalidad... Como resultado de Delta, el informe laboral de setiembre puede ser más débil y menos informativo del impulso económico subyacente de lo que esperaba”, dijo Brainard. “Necesitamos ser humildes sobre nuestra capacidad para anticipar correctamente las condiciones económicas futuras dada la imprevisibilidad del virus”.
Brainard ha sido una voz influyente en la política monetaria desde que se unió a la Fed en el 2014, y sus comentarios indican cómo la decisión final sobre cuándo reducir las compras de bonos puede depender del próximo informe de empleo de septiembre. Se publicará el 8 de octubre y será el último del sector que tenga la Fed antes de una reunión a inicios de noviembre.
En sus comentarios, Brainard se centró en el hecho de que, a pesar de los recientes avances en la contratación, “el empleo se mantiene más de 5 millones por debajo de los niveles anteriores al COVID y casi 8.5 millones por debajo de donde habría estado en ausencia del COVID”.
Mientras, el jefe de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, aseguró en un discurso grabado el viernes y divulgado el lunes que la “prioridad más alta” del banco central es asegurarse que millones de estadounidenses retornes al empleo.
En declaraciones por separado, el presidente de la Fed de Nueva York, John Williams, comentó que la economía había hecho “un muy buen progreso hacia el máximo empleo”, pero no llegó a decir que Estados Unidos había logrado el “progreso sustancial adicional” que la Fed quiere ver antes de reducir sus compras de bonos. Sin embargo, eso puede estar en el horizonte, afirmó.
“Asumiendo que la economía continúe mejorando como anticipo, pronto podría justificarse una moderación en el ritmo de las compras de activos”, aseguró Williams.
De forma similar, el presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, declaró en la conferencia de la NABE: “Veo que la economía está cerca de cumplir con el estándar de ‘progreso sustancial adicional’ que establecimos... Si el flujo de mejoras en el empleo continúa, parece probable que esas condiciones se cumplan pronto y pueda comenzar la reducción gradual”.