Por Narayana Kocherlakota
El candidato presidencial Joe Biden ha causado revuelo con una ambiciosa propuesta económica: hacer de la equidad racial parte del mandato de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Sus detractores temen que un objetivo tan explícitamente político comprometa la independencia del banco central y socave sus esfuerzos por hacer lo mejor para la economía en general.
En realidad, creo que es una gran idea. Si el Congreso insiste en que la Fed actúe para reducir la desigualdad racial en los mercados laborales, no solo beneficiará a los estadounidenses de raza negra; logrará mejores resultados económicos para todo el país.
La Fed actualmente tiene un doble mandato: promover precios estables y máximo empleo. Para los negros, la entidad sistemáticamente no ha alcanzado este último objetivo.
Desde 1972, cuando el Departamento de Trabajo comenzó a informar datos por raza, la tasa de desempleo de la gente de color ha promediado 11.8%, más del doble del promedio de 5.5% para los blancos.
La persistente brecha significa que durante la mayor parte del período posterior a la Segunda Guerra Mundial, los negros han vivido en una recesión permanente más profunda que cualquier cosa que hayan experimentado sus homólogos blancos.
Entonces, ¿qué pasaría si la Fed se enfocara más en reducir la brecha de desempleo racial, por ejemplo, dando espacio al crecimiento económico con tasas de interés más bajas? Algunos describen esto como un juego de suma cero, en el que cualquier ganancia para los negros significa invariablemente una pérdida para otros. Está demostrado que no es así. Por ejemplo, la relación entre la brecha de desempleo entre blancos y negros y la tasa de desempleo general:
Ambas se mueven en estrecha sincronía, lo que sugiere que una política monetaria destinada a reducir la brecha racial también reducirá el desempleo general.
Por supuesto, siempre existe el riesgo de que mantener las tasas de interés demasiado bajas durante mucho tiempo conduzca a una inflación excesivamente alta. Pero la inflación ha estado por debajo del objetivo de la Fed durante la mayor parte de la última década, y se espera que se mantenga baja en los próximos años.
El punto más importante -que las políticas de equidad en el mercado laboral puedan beneficiar a todos- no se aplica solo a la Fed. El banco central tiene el poder de reducir las grandes y persistentes brechas raciales en las tasas de desempleo, y el Congreso debería responsabilizarlo por el uso de ese poder, como propone la campaña de Biden.
Pero en tiempos como este, cuando se agotan las municiones monetarias de la Fed, el Congreso también debería usar el gasto público para apoyar el crecimiento y aliviar la desigualdad racial que las recesiones exacerban invariablemente. Si todo el Gobierno comparte el compromiso con la igualdad racial, todos estaremos mejor.