Cuando Vladimir Castellanos se enteró de que las restricciones por el COVID-19, que le impiden a él y a otros migrantes solicitar asilo en Estados Unidos, podrían no terminar esta semana, dijo que se sintió engañado.
Castellanos y su hermano son venezolanos, y son algunos de las decenas de migrantes reunidos a ambos lados del Río Grande el lunes por la noche, en Ciudad Juárez de México y El Paso de Texas. Algunos encendían pequeñas hogueras para mantenerse calientes mientras las temperaturas caían hasta el punto de congelación.
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Habían viajado hasta allí esperando que las restricciones por el COVID-19, conocidas como Título 42, se levantaran el miércoles por orden de un tribunal estadounidense.
El Título 42 permite a las autoridades estadounidenses expulsar rápidamente a los migrantes a México y otros países sin posibilidad de solicitar asilo en Estados Unidos.
Pero en una decisión de última hora, el Tribunal Supremo de Estados Unidos permitió el lunes que el Título 42 siga en vigor temporalmente, mientras se decide un recurso legal republicano que busca ampliar las medidas.
“Lo veo como una broma, para darnos esperanza y luego, como a un niño, engañarnos y decirnos que van a posponer”, dijo Castellanos, quien añadió que era injusto que los migrantes de otros países puedan entrar a Estados Unidos mientras que a los venezolanos se les prohibía.
En virtud del Título 42, Estados Unidos normalmente sólo puede expulsar a México a migrantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Venezuela.
México no aceptará a nicaragüenses, por ejemplo, o a migrantes de algunos países sudamericanos, a quienes generalmente se les ha permitido entrar a Estados Unidos para seguir sus casos de inmigración.
Desde que Joe Biden asumió la presidencia en enero de 2021, alrededor de la mitad de un récord de 4 millones de migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México han sido expulsados en virtud del Título 42, mientras que a la otra mitad se le ha permitido entrar en el país.
EMERGENCIA EN LA FRONTERA
El aumento de personas que cruzan la frontera ha desbordado a algunas comunidades fronterizas. La ciudad de El Paso, en Texas, declaró el fin de semana el estado de emergencia por la presencia de cientos de migrantes en las calles.
Los migrantes entrevistados por Reuters eran un puñado de las decenas de miles de personas que se calcula que esperan en el lado mexicano de la frontera la oportunidad de cruzar.
A primera hora del martes, decenas de efectivos de la Guardia Nacional de Texas, con uniforme de camuflaje y cascos, se desplegaron en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso en vehículos blindados.
El Título 42 fue decretado originalmente en marzo de 2020 durante el Gobierno del expresidente republicano Donald Trump al comienzo de la pandemia de COVID-19.
El Gobierno del demócrata Biden lo dejó en vigor durante más de un año y lo amplió en octubre para incluir a los venezolanos en las expulsiones a México, pero también permitió que hasta 24,000 venezolanos ingresaran a Estados Unidos por vía aérea si lo solicitaban desde el extranjero.
Aun así, la administración Biden dice que quiere que el Título 42 termine después de que las autoridades sanitarias dijeron en abril que la orden ya no era necesaria para prevenir la propagación del COVID-19.
Un juez federal dictaminó en noviembre que el Título 42 era ilegal y ordenó su fin para el 21 de diciembre, dando la razón a los inmigrantes solicitantes de asilo que demandaron al Gobierno por esta política.
Sin embargo, un grupo de 19 estados con fiscales generales republicanos presentaron un recurso legal para mantenerlo en vigor, solicitando intervenir en la demanda.
Algunos venezolanos en el lado mexicano de la frontera aún mantenían la esperanza de un cambio.
“No puedo rendirme tan fácilmente”, dijo Alexis Farfán, de 26 años, que ha estado alojado en un refugio LGBTQI+ en Tijuana desde que fue expulsado de Estados Unidos a principios de este mes. “Confío en Dios en que llegaré al otro lado”.
Fuente: Reuters