Michael Bloomberg. (Foto: EFE)
Michael Bloomberg. (Foto: EFE)

Cuando los principales aspirantes a la nominación presidencial demócrata se tomaron de los brazos y marcharon por la capital de Carolina del Sur en el Día de Martin Luther King Jr., brillaba por su ausencia a pesar de que en ese estado tendrá lugar una de las primeras contiendas de las primarias.

El exalcalde de Nueva York se encontraba en Arkansas, repartiendo golosinas en el Día de los Reyes Magos y disfrutando de la atención que generaba el único candidato presente allí.

Bloomberg lleva adelante su propia campaña, ensayando una estrategia sin precedentes. Mientras sus rivales recorren los cuatro estados donde se realizarán las primeras votaciones de la interna demócrata, a él se lo ve en una granja de Minnesota, en una oficina compartida de Utah, en la inauguración de un sitio de trabajo en Maine. Lo apuesta todo a plazas como Texas, California y Arkansas, donde habrá elecciones en el Súper Martes 3 de marzo, decidido a alterar el curso de las primarias justo cuando empieza a asomar un favorito. Esa táctica, por otro lado, le da la oportunidad de ofrecerse como alternativa más moderada en caso de que Bernie Sanders tome la delantera en las primeras consultas.

Es la primera vez que un candidato se saltea las primeras votaciones para concentrarse en los estados que reparten muchos delegados. Al mismo tiempo, nunca un candidato tuvo a su disposición tanto dinero como tiene Bloomberg, cuya fortuna se calcula en US$ 60,000 millones y que ya ha gastado más de US$ 200 millones en la campaña.

“Todas las campañas toman esto como una secuencia de contiendas. Se presentan en Iowa, en New Hampshire... tratando de tomar impulso con miras a la próxima consulta”, dijo Dan Kanninen, asesor de Bloomberg. “Nosotros lo enfocamos como una conversación a nivel nacional”.

No hay estadísticas que permitan medir el impacto de Bloomberg. Las encuestas nacionales indican que tiene entre el 5% y el 10% de los votos, lo mismo que un Pete Buttigieg.

Entrevistas con votantes, no obstante, indican que mucha gente todavía no conoce a Bloomberg.

“He estado tratando de ver si va a ser un candidato importante o no”, expresó Cassandra Barbee, empleada de hotel que estuvo en un desfile en el que participó Bloomberg en Arkansas. Dijo que le gustan sus avisos en los que promete un plan de salud accesible a la gente.

Bloomberg no es el único candidato que hace campaña en estados donde no se votará temprano. Varios tienen gente trabajando en otros estados y todos han montado operaciones en California, el que más delegados reparte.

Pero nadie tiene el poder económico de Bloomberg, quien había gastado más de US$ 225 millones en avisos televisivos y online hasta mediados de enero, según la firma Advertising Analytics. Ya tiene publicidad en 27 estados. La suma invertida es diez veces lo que han invertido cada uno de los otros candidatos, de acuerdo con la empresa.

Bloomberg ya ha hecho campaña en todos los estados del Súper Martes (Alabama, Arkansas, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Minnesota, Carolina del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah, Vermont y Virginia) y también en estados clave como la Florida, Michigan y Ohio.

No está claro cómo piensa hacer Bloomberg para conseguir suficientes delegados como para alzarse con la nominación. Sus colaboradores admiten que todavía no llega al 15% de las preferencias, el mínimo necesario para sumar delegados, que son asignados según el porcentaje de votos obtenidos.

Sumar delegados no basta, según el estratega demócrata Bill Carrick, quien sostiene que Bloomberg necesita ganar alguna contienda para tener credibilidad. Y despotricar contra Donald Trump, como hace en sus avisos, tal vez no sea la mejor forma de captar votos demócratas, de acuerdo con Carrick.

Las posibilidades de Bloomberg podrían depender de lo que suceda en las primeras contiendas.

Si Sanders toma la delantera, como indican algunas consultas, Bloomberg podría ser la alternativa moderada en caso de que Joe Biden y otros centristas no despeguen.

Conseguir la nominación no es el único objetivo de Bloomberg, quien esperar que sus avisos y su organización despejen el terreno para quien sea que se quede con la candidatura. Bloomberg ha dicho que seguirá invirtiendo millones de dólares gane él o no, con tal de derrotar a Trump.

Empresario que alguna vez fue republicano, Bloomberg cree que puede captar el voto de sectores moderados e incluso conservadores que no ven con buenos ojos a Trump. Pero Biden y Buttigieg también buscan ese voto.

Judy Eason McIntyre, de 74 años, asistió a un acto de Bloomberg la semana pasada en Tulsa, Oklahoma, y dijo que cree que el exalcalde de Nueva York puede darle pelea a Trump, pero eso no alcanza para que vote por él.

“Soy uno de esos negros de edad que le va a ser fiel a Biden”, dijo McIntyre, exsenador estatal demócrata. “Pero entre todos los candidatos que hay dando vueltas y siendo práctico, él y Bloomberg son los que le pueden ganar a Trump, y eso es lo que yo busco”.

La campaña de Bloomberg se enfoca en Trump, no en los otros aspirantes demócratas.

“No competimos con los demás (demócratas). Nuestro rival es Donald Trump”, confirmó Kanninen.

Garry Mauro, quien fue director de las campañas de Bill y Hillary Clintno en Texas, cree que la estrategia de Bloomberg es astuta. Mauro, quien apoya a Biden, dice que solo Bloomberg tiene medios como para saturar de avisos la televisión de Texas y que no hay garantías de que para el Súper Martes haya surgido un favorito.

“Apuesta a que nadie va a tomar impulso y él puede hacerlo con los avisos televisivos”, expresó. “Es una estrategia muy distinta a la de todos los demás”.

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