Si le preocupa ahorrar lo suficiente para su jubilación, tiene compañía en todo el mundo.
Una nueva encuesta muestra que incluso los trabajadores en países con fuertes sistemas de seguridad social están preocupados por su futuro económico. ING encuestó a casi 15,000 personas en Europa, Estados Unidos y Australia, y descubrió que a la mayoría le preocupa no tener dinero suficiente para su jubilación.
Aquellos con las perspectivas más pesimistas están en España y Francia, donde más de dos de cada tres personas dijo estar preocupada. Los más optimistas sobre sus perspectivas de jubilación son los holandeses. En Estados Unidos, el 62% de los encuestados dijo que les preocupaba no tener suficiente cuando se jubile.
Si bien los holandeses tienen la perspectiva más optimista sobre la jubilación, también son los que tienen previsto retrasarla más tiempo. El encuestado medio en los Países Bajos espera jubilarse a la edad de casi 67 años.
Como han señalado los expertos en jubilación, trabajar más tiempo hace que la jubilación sea más fácil de cubrir. Eso se aplica tanto a los individuos que planean su futuro como a los gobiernos que luchan por cubrir los costes de las prestaciones en la tercera edad.
Sin embargo, hay problemas prácticos: recortar las pensiones para las personas mayores puede ser peligroso para los políticos que lo intentan. Y para los trabajadores que desean demorar la jubilación, es difícil saber si disfrutarán de buena salud o si los empleadores querrán contratarlos.
La actitud de los trabajadores hacia la jubilación no refleja necesariamente las realidades financieras a las que se enfrentan. En Francia, a los jubilados actuales les va relativamente bien, según la encuesta de ING. Es probable que un 69% diga que "disfruta del mismo nivel de vida que tenía cuando trabajaba". Sólo el 30% de los estadounidenses dicen lo mismo.
Es totalmente posible que los recortes presupuestarios del Gobierno junto con unas bajas tasas de ahorro y débiles rendimientos del mercado hagan que a los jubilados futuros les vaya peor que a los adultos mayores de hoy.
De ser así, un temor saludable al futuro estaría justificado para los trabajadores de ambos lados del Atlántico.