Los clientes de Deere & Co. se enfrentan a retrasos de semanas en los pedidos de repuestos mientras continúa la huelga que afecta al mayor fabricante de equipos agrícolas del mundo.
Las piezas y componentes que los agricultores estadounidenses necesitan para mantener las cosechadoras en funcionamiento en la temporada agrícola más activa del año tardan hasta tres semanas en llegar a los clientes, una eternidad cuando los campos necesitan ser cosechados rápidamente para adelantarse al clima invernal, según distribuidores y clientes de la industria.
La situación de Deere se suma a las tensiones globales provocadas por las cadenas de suministro, con interrupciones mundiales y retrasos en los envíos que afectan a todo, desde la construcción y la fabricación de automóviles hasta la agricultura y, en última instancia, la capacidad de llevar los alimentos a las mesas de los consumidores.
Los agricultores estadounidenses de maíz y soja se apresuran a terminar su último tramo de la cosecha y, junto con la interrupción de los flujos comerciales, los retrasos podrían dificultar el trabajo de otoño en los campos para preparar las plantaciones de primavera.
“Yo lo llamaría un doble golpe, porque ya teníamos una escasez en la cadena de suministro y ahora tenemos una huelga”, dijo en una entrevista Jon Fisher, que compra y vende tractores y maquinaria en Columbia, Carolina del Sur. “Ni siquiera han podido cumplir los pedidos por los problemas de la cadena de suministro”.
Cargo por flete
Según Fisher, otro punto de conflicto para los concesionarios y los clientes es que la empresa está cobrando por el flete y el envío, algo inédito hasta el comienzo de la huelga. Los gastos de transporte son “un gran problema porque las piezas ya son caras”, dijo. “Lo que antes llegaba en dos o tres días, ahora tarda tres semanas”.
Los retrasos están directamente relacionados con la huelga laboral en curso, en la que participan 10,000 trabajadores sindicalizados de Deere, que rechazaron un acuerdo revisado a principios de esta semana.
Antes de que la huelga comenzara el 14 de octubre, las piezas de los equipos llegaban en menos de una semana. Ahora no hay suficientes trabajadores destinados a cargar los camiones para la entrega. Los retrasos fueron confirmados por varios concesionarios de John Deere.
“Ciertamente, la huelga ha añadido una capa adicional de incertidumbre y seguimos evaluando nuestros planes de continuidad del negocio para abordar las áreas de mayor prioridad”, dijo Jen Hartmann, una portavoz de Deere, en un comunicado enviado por correo electrónico. “Esto ha incluido la garantía de que las piezas estén disponibles para los agricultores que actualmente están en medio de la cosecha o terminándola”.
Los agricultores no tienen casi ninguna opción si sufren averías en sus equipos y las piezas específicas de la marca no están disponibles o se han pedido a su distribuidor local. Algunos pueden rescatar piezas de equipos más antiguos o pedirlas prestadas a sus vecinos en el momento de mayor desesperación.
Negocio rentable
El negocio de repuestos de Deere es muy rentable y puede generar hasta el 18% de los ingresos, aunque esta cifra ha descendido a menos del 10% en los últimos tres años. El año pasado, las piezas generaron US$ 3,350 millones, o el 9.4% de los ingresos.
Para salvaguardar esos ingresos, Deere ha mantenido sus fábricas en funcionamiento utilizando empleados asalariados. La empresa ha dicho que se está centrando en mantener operativos los depósitos de piezas y su centro de distribución de piezas para garantizar que los agricultores puedan completar la cosecha.
Deere no ha dicho cuántos trabajadores en huelga ha podido reemplazar, lo que dificulta que los inversionistas sepan qué impacto podría tener en la entrega de piezas de Deere y su capacidad para producir nueva maquinaria.