La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció el miércoles que comenzará a reducir su programa de compra de activos este mes, eliminando un primer pilar de la política monetaria expansiva de emergencia introducida en marzo de 2020 para proteger la economía de la pandemia del COVID-19.
La siguiente es una guía de por qué y cómo la Fed está recortando este componente clave de su apoyo de la era de la crisis y lo que eso significa para su balance.
¿Qué es el programa de compra de activos de la Fed?
Desde el inicio de la pandemia, la Reserva Federal ha comprado billones de dólares en bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas (MBS) en un proceso conocido como flexibilización cuantitativa (QE) para reducir las tasas de interés a largo plazo, mantener las condiciones financieras expansivas y ayudar a estimular la demanda, de forma similar a lo que hizo durante la crisis financiera y la recesión del 2007-2009.
Actualmente, la Fed compra US$ 80,000 millones en bonos del Tesoro y US$ 40,000 millones en valores respaldados por hipotecas cada mes. Desde que comenzó el programa, el balance de la Fed ha aumentado de US$ 4.4 billones a US$ 8.6 billones. Los US$ 8 billones de bonos del Tesoro y MBS representan la mayor parte de sus activos.
¿Por qué empezará a reducir las compras?
La economía, que se encamina a crecer al ritmo más rápido desde la década de 1980, ya no necesita medidas de apoyo tan extremas y mantenerlas podría ser más perjudicial que beneficioso. Por ejemplo, las bajas tasas de interés de las hipotecas han impulsado el auge de los precios de la vivienda, pero los problemas que ahora aquejan a la economía son sobre todo problemas de oferta, mientras que la demanda, a la que afecta más directamente la compra de bonos, está en auge y no muestra señales de debilidad.
“Lo hacen porque la economía está realmente fuerte. La economía puede sostenerse por sí misma”, dijo Julia Coronado, execonomista de la Fed y presidenta de la empresa de asesoría económica MacroPolicy Perspectives.
¿Cómo funciona el “tapering”?
La Fed anunció el miércoles que a mediados de noviembre y diciembre reducirá el valor de las compras de valores del Tesoro en US$ 10,000 millones y de valores respaldados por hipotecas en US$ 5,000 millones. Espera continuar con ese ritmo de recortes en los próximos meses, lo que significa que eliminaría las compras de bonos por completo en junio. La Fed no las detiene todas a la vez “para evitar que los mercados financieros se sobresalten y envíen las tasas (de mercado) por sobre de lo que serían (naturalmente)”, dijo Kathy Bostjancic, economista jefe para Estados Unidos en Oxford Economics.
Los funcionarios también dijeron que podrían acelerar o ralentizar el ritmo de las compras si fuera necesario. El ritmo previsto de ocho meses de reducción es también mucho más rápido que la última vez, lo que muestra la confianza de la Fed en la recuperación más acusada de las últimas décadas y el deseo de estar en condiciones de subir las tasas de interés desde cerca de cero el próximo año si la inflación sigue siendo persistentemente alta.
¿Qué pasará con el balance de la Fed?
Para el próximo mes de junio, el balance de la Fed se situará en algo más de US$ 9 billones, de los cuales unos US$ 8.4 billones serán bonos asociados a múltiples rondas de estímulo cuantitativo que se remontan a la crisis financiera de hace más de una década. La cuestión es qué hacer después.
La última vez, la Fed comenzó a reducir su balance dos años después de que empezó a subir su principal tasa de interés a corto plazo, también conocida como tipo de los fondos de la Fed, no reemplazando los títulos a medida que vencían. Los observadores de la Fed creen que el banco central también será paciente y pasivo esta vez, entre otras cosas porque redujo demasiado el balance en 2018-2019.
La baja provocó que la demanda por reservas bancarias superara la oferta de la Fed, causando volatilidad en los mercados monetarios de corto plazo y un giro de 180 grados de la Fed, que se vio obligada a aumentar el balance de nuevo para mejorar el funcionamiento de los mercados financieros.
Pero reducirá el balance, ¿verdad?
No necesariamente. La última vez, la Fed se centró en la reducción de su balance porque había cierta incomodidad con él como herramienta política monetaria no probada. Después de haber usado su balance como pilar de la política monetaria dos veces desde la Gran Recesión, “los funcionarios entienden ahora que se va a sacar a relucir en la próxima recesión y que va a ser una herramienta en la caja”, dijo Coronado.
Una opción, ya señalada por el presidente de la Fed, Jerome Powell, sería simplemente mantener el balance estable y dejar que la economía marche con él. A medida que el producto interior bruto crece, el balance se reduciría efectivamente como porcentaje del PIB, ejerciendo menos influencia con el tiempo.
El balance total como porcentaje del PBI nominal es ahora de casi el 36%, aproximadamente el doble de lo que era antes de la pandemia.
Otros no están tan seguros y argumentan que mantener un balance permanente demasiado grande podría limitar su eficacia en la próxima recesión.
“Estas cifras son grandes se mire como se mire. Hay razones para pensar en ‘normalizar’ algunas de estas herramientas de política monetaria con el tiempo. Creo que probablemente se percibirán algunos beneficios, en el sentido de que se abrirá un mayor margen para hacer más flexibilización cuantitativa la próxima vez”, dijo Matthew Luzzetti, economista jefe para Estados Unidos en Deutsche Bank.
¿Qué dicen los miembros de la Fed?
Hasta ahora, pocos responsables de política monetaria se han pronunciado claramente. El mes pasado, el gobernador de la Fed, Christopher Waller, pidió que se redujera el balance en los próximos dos años dejando que los valores que vencen se reduzcan, de forma similar a la última vez.
La presidenta de la Fed de Kansas City, Esther George, dijo en setiembre que la Fed podría querer mantener bajas las tasas de interés a largo plazo conservando un gran balance, pero contrarrestando ese estímulo con una tasa de interés de los fondos de la Fed más alto.
Sin embargo, esto podría aumentar el riesgo de una curva de rendimiento invertida, un argumento para reducir el balance, dijo también George, ilustrando claramente el dilema al que se enfrentan los funcionarios de la Fed mientras intensifican las discusiones en los próximos meses.