La economía de China mostró signos de recuperación en agosto cuando Pekín implementó medidas de estímulo para contrarrestar la desaceleración, aunque una caída del mercado inmobiliario y los brotes de COVID continúan pesando en las perspectivas.
La producción industrial, ventas al por menor e inversión en activos fijos crecieron en agosto más rápido de lo que los economistas esperaban. La tasa de desempleo urbano se deslizó al 5.3%, mientras que la tasa de desempleo juvenil cayó desde un máximo histórico.
El impulso de las ventas minoristas se debió en parte a una base de comparación más baja con respecto al año anterior y a un aumento en las ventas de automóviles después de que Pekín otorgó subsidios a los compradores de vehículos eléctricos.
La producción industrial también se vio respaldada por un gran aumento en la producción de electricidad durante la ola de calor de agosto, un repunte que es poco probable que se mantenga.
A pesar de los signos de mejora, la recuperación sigue siendo frágil a medida que los brotes de COVID se extienden a más zonas del pais y el Gobierno intensifica las restricciones para contener los contagios en el período previo al congreso quinquenal de liderazgo del Partido Comunista que se realizará el próximo mes.
Una caída del mercado inmobiliario tampoco muestra signos de alivio. Otros datos publicados el viernes mostraron que los precios de las viviendas han caído todos los meses del último año, con una contracción en agosto mayor que en julio.
”Si bien los datos de hoy son mejores de lo esperado, es poco probable que cambien el pesimismo prevaleciente hacia China, dados los múltiples vientos en contra en curso, incluida la política de cero COVID, la caída de las propiedades y la falta de medidas políticas decisivas antes del Congreso del Partido”, dijo Larry Hu, economista jefe para China de Macquarie Group Inc.