Transporte automatizado, tiendas subterráneas, ciclovías con calefacción y grupos de civiles organizados para vigilar las calles: no es el escenario de una novela distópica sino la ciudad donde podrías estar viviendo dentro de poco.
Mientras el mundo afronta la mayor ola de crecimiento de la población urbana de su historia -se espera que el 70% de las personas vivan en ciudades para el 2050, por encima del 56% de la actualidad- la tarea de construir zonas residenciales más verdes y seguras está ganando urgencia.
Que las ciudades atraigan a las personas no es nada nuevo, destacó el urbanista Philipp Rode, quien dirige el centro de investigación LSE Cities, con sede en Londres.
"Las personas se mudan a las ciudades a vivir y trabajar porque representan una solución: pueden reducir sus traslados significativamente y tener espacio para hacer lo que necesiten", dijo a la Fundación Thomson Reuters.
"Pero el incremento absoluto de la población, los millones de personas que vienen a las ciudades, esto es sin precedentes", declaró.
El cambio está generando desafíos significativos para muchas ciudades que ya enfrentan los riesgos del cambio climático y el aumento de la inequidad, ya que se crean poblaciones hacinadas cada vez más numerosas y el número de personas sin vivienda sigue aumentando.
Para lidiar con estas dificultades, existen ciudades en varias partes del mundo que intentan ser más eficientes, con iniciativas que van desde el traslado de inventarios minoristas y mayoristas a lugares subtérraneos al uso de datos y tecnología para mejorar la seguridad, la atención de salud y la movilidad.
Muchas ciudades, particularmente en las naciones más pobres, también se enfrentan a poblaciones de tugurios en expansión que carecen de servicios básicos, lo que alimenta la desigualdad y, en algunos casos, la violencia.
Mandy Pienaar, una ejecutiva de medios de Johannesburgo de 43 años, lo sabe muy bien.
Una noche de invierno, cuando ella y su novio regresaban a casa del cine en la ciudad sudafricana, dos asaltantes armados secuestraron su auto, les quitaron la ropa y robaron sus tarjetas bancarias antes de que la pareja lograra escapar.
"Fue impactante porque había mucha gente caminando que me miraba como si fuera algo cotidiano, ver a una mujer desnuda sentada en el suelo de un barrio pobre en medio del frío", recordó Pienaar.
Los proyectos liderados por la comunidad, como las "patrullas vuvuzela", tienen como objetivo combatir esa violencia, con grupos de hombres armados con trompetas de plástico que escoltan a las mujeres en sus desplazamientos diarios en Johannesburgo.
Pero la seguridad no es la única preocupación en la mente de los planificadores urbanos.
Desde la pequeña ciudad estadounidense de Duluth hasta la metrópoli de Hong Kong, las ciudades están buscando formas de reinventarse y renovar la forma en que sus residentes viven, se mueven y consumen.
"Movilidad, agua, desechos: los mayores desafíos del mundo se resuelven en las ciudades", dijo Tiina Kaho, directora de la Fundación Metropolitana Inteligente y Limpia de Helsinki, una coalición de empresas, investigadores y funcionarios estatales.
Sin embargo, a medida que el mundo se transforma rápidamente, "las ciudades tendrán que innovar como nunca antes", sostuvo.
Vida bajo tierra
Desde Singapur hasta África subsahariana, las ciudades se están quedando sin espacio para albergar poblaciones en aumento.
"Es un recurso escaso", dijo Rode. "Es crucial usar ese espacio de la manera más eficiente posible".
Históricamente, las ciudades han tendido a crecer hacia afuera en lugar de hacia arriba, según un informe publicado por el World Resources Institute y la Universidad de Yale en enero.
Pero, si no se controla, esta expansión puede dificultar la prestación de servicios básicos, con viajes a la escuela o al médico cada vez más largos, por ejemplo. Al mismo tiempo, se alimenta de tierras de cultivo y puede amenazar las áreas verdes y la biodiversidad.
Para ser sostenibles, las ciudades necesitarán moderar su expansión con esfuerzos por aumentar la densidad, dijeron los investigadores.
En Reino Unido, por ejemplo, el Gobierno anunció planes para construir cientos de miles de nuevas casas rurales a lo largo de sus áreas protegidas del "Cinturón Verde" en la campiña inglesa.
Para otras ciudades, aumentar la densidad significará poner más instalaciones bajo tierra, no solo redes de metro y servicios públicos, sino también centros comerciales, minoristas y de almacenamiento.
En Hong Kong, conocido por sus imponentes rascacielos y colinas boscosas, existe una urgencia particular por maximizar el uso del espacio subterráneo, ya que los precios de viviendas y terrenos están entre los más altos del mundo.
El Gobierno ha prometido liberar más espacio para viviendas a través de medidas como la construcción de islas artificiales.
También está buscando utilizar espacios subterráneos para el tratamiento de residuos, centros de datos, depósitos de agua, centrales eléctricas, crematorios e instalaciones deportivas.
"Para la ciudad, resulta en un uso más eficiente del espacio ... y evita los conflictos de tráfico", dijo Mark Wallace, director de infraestructura de Arup, una consultora que estudió el espacio subterráneo en Hong Kong.
Otras ciudades también tienen amplios espacios bajo tierra. Helsinki está trasladando instalaciones deportivas y refugios de emergencia. Montreal, mientras tanto, tiene una amplia red peatonal de tiendas y hoteles debajo de sus calles.
En diciembre, el empresario multimillonario Elon Musk presentó un túnel 1,8 kilómetros en el área de Los Ángeles que fue excavado con nueva tecnología rápida y de bajo costo, como un primer paso para desarrollar una red subterránea de alta velocidad para vehículos.
De Medellín a Río: enfoque en desarrollo social
A medida que las ciudades buscan espacio para crecer, también deben considerar cómo su desarrollo afecta la equidad social, dijo Rode de LSE Cities. "En las ciudades de rápida expansión, las diferencias entre ricos y pobres aumentan", dijo.
Los vecindarios tienden a mostrar disparidades de ingresos, lo que deja a algunos con un mejor acceso a los servicios y conduce a lo que Rode llamó "gestos antiurbanos", como las comunidades cerradas.
Pero la seguridad privada es apenas suficiente para combatir el crimen, advirtieron los analistas, como lo demuestran las ciudades de América Latina, donde las tasas de asesinatos vinculados al narcotráfico se encuentran entre las más altas del mundo.
Después de décadas de tácticas policiales severas en ciudades de Brasil, Colombia, México, Venezuela y partes de Centroamérica, los nuevos métodos para combatir el crimen están ganando vigencia, con un enfoque más firme en proyectos de desarrollo social.
En la segunda ciudad más grande de Colombia, Medellín, este enfoque se ha centrado en la renovación urbana en los barrios marginales: poblaciones que alguna vez fueron descuidadas ahora cuentan con parques, gimnasios al aire libre, escuelas, parques infantiles y salones comunitarios donde se presentan las orquestas juveniles.
"La inversión sostenida en áreas desfavorecidas ... combinada con el aumento de la policía comunitaria y las alternativas recreativas, como los programas extracurriculares, parece haber dado un giro en la reducción de las tasas de homicidios", dijo Robert Muggah, cofundador del Instituto Igarape de Brasil.
Después de la muerte del narcotraficante Pablo Escobar en 1993, la tasa de asesinatos de Medellín se desplomó en más del 90%, de 266 por cada 100,000 personas en 1991 a 19 por cada 100,000 en el 2018.
Johan Rodríguez, de 25 años, decidió retirarse de la vida de pandillas después de participar en un programa de seis meses para mantener a las personas vulnerables lejos del crimen.
El proyecto "Parceros", lanzado el año pasado por el ayuntamiento, ayuda a adolescentes a regresar a la escuela, obtener entrevistas de trabajo y establecer pequeñas empresas, desde textiles hasta servicios de DJ.
"Si bien la violencia siempre está ahí, el proyecto me mostró que hay algo más a la vuelta de la esquina, de otra manera", dijo Rodríguez, quien ahora trabaja en una fábrica de motocicletas.
Refugios para el cambio climático
Algunas áreas urbanas enfrentan incertidumbre sobre el futuro a medida que el cambio climático induce amenazas cada vez más graves, desde el calor extremo hasta las inundaciones.
Según el Crowther Lab, un grupo de investigación con sede en Suiza, una quinta parte de las principales ciudades del mundo experimentarán condiciones climáticas sin precedentes para el 2050, como temporadas más intensas de sequía y monzones.
Los investigadores dicen que a medida que los fenómenos extremos se vuelven más frecuentes, podrían obligar a millones de personas a escapar de zonas de riesgo sin la posibilidad de regresar más tarde.
Algunas ciudades de Estados Unidos, como Duluth en Minesota, evalúan iniciativas para convertirse en los principales destinos para estadounidenses que abandonarán zonas del país algún día, cuando éstas se vuelvan inhóspitas por el cambio climático.
Angel Dobrow, de 59 años, que trabaja para una pequeña empresa que apoya a los agricultores, ya se mudó junto a su esposo a Duluth a un sitio frente al lago, dejando su hogar de toda la vida en otra parte de Minesota en el 2017.
"Como una persona preocupada por el cambio climático, estar cerca del agua dulce y tener un poco de tierra para cultivar alimentos y hierbas era fundamental para mí", dijo Dobrow, sentada en su exuberante jardín.
Duluth, ubicada junto al lago de agua dulce más grande del mundo, puede no parecer la opción más obvia como refugio para los migrantes climáticos.
Con sus fríos inviernos, la metrópoli a menudo se clasifica como una de las ciudades más heladas de Estados Unidos.
Pero Sandy Hoff, presidenta y propietaria de la firma local de desarrollo inmobiliario F.I. Salter, dice que los cambios en el clima podrín impulsar un auge inmobiliario que "sin duda" ayudará a su empresa.
Dobrow afirma que cuando el calor y la humedad del verano abruman otras áreas de Minesota, la brisa del lago en Duluth "se siente como aire acondicionado".
¿Ciudades no tan inteligentes?
Para tratar de prosperar en medio de la rápida urbanización y las condiciones complejas del cambio climático, muchas ciudades están tratando de ser "inteligentes".
Desde bicisendas con calefacción en Toronto hasta sensores de alta tecnología que detectan cuándo los contenedores de Barcelona necesitan vaciarse, los gobiernos están uniendo recursos de ciudadanos y empresas para hacer urbes más eficientes, sostenibles y habitables.
Muchos de esos esfuerzos se centran en mejorar la movilidad, con los planificadores urbanos que buscan formas innovadoras de reducir tanto el tráfico como las emisiones de gases.
Dubái, que según la Autoridad de Transporte y Carreteras (RTA) tiene más de un vehículo por cada dos personas, está experimentando con unidades de transporte sin conductores que tienen como objetivo combinar la comodidad de los servicios como Uber con la eficiencia y la capacidad de los autobuses.
Rode de LSE Cities dijo que era importante que un sistema de autos ineficiente no se reemplazara por otro y agregó que los vehículos autónomos deberían transportar la mayor cantidad de pasajeros posible.
Advirtió que permitir que los autos privados de conducción autónoma resulten en vehículos vacíos "simplemente a la espera de sus dueños" es un uso innecesario del espacio público.
Algunas iniciativas importantes de "ciudades inteligentes" se han topado con retrasos o problemas inesperados, lo que genera críticas.
El Konza Technopolis planeado en Kenia, una nueva ciudad de US$ 14,500 millones que se construirá a unos 60 kilómetros al sureste de la atestada Nairobi, se ha retrasado en su objetivo de acomodar a 20,000 personas para el 2020, según empresarios y analistas.
Apodado Silicon Savannah, Konza pretende convertirse en un centro tecnológico moderno, pero el primer edificio aún no se ha completado debido a la burocracia y la falta de fondos, señalaron críticos.
Lavasa, la primera urbe de un plan de US$ 7,500 millones de India para convertir 100 centros urbanos en ciudades inteligentes al 2020, ha sufrido problemas de diseño y sus detractores dicen que los urbanistas han pasado por alto los llamados de grupos civiles y políticos que defienden los derechos de los más pobres y marginados.
"Los planificadores urbanos, no las ciudades, son los que necesitan ser más inteligentes", dijo Euan Mills, diseñador urbano del centro de innovación británico Future Cities Catapult, llamando a una mayor inversión en la recopilación de datos y la capacitación de los urbanistas.
“Google sabe más sobre nuestras ciudades que los departamentos de planificación”, declaró.