Por Faye Flam
Es difícil imaginar noticias más deprimentes que algunos estudios recientes que muestran que los anticuerpos para COVID-19 se desvanecen en unas pocas semanas. Es un golpe para cualquier esperanza de vacuna o cualquier posibilidad de salir de la pandemia sin sufrir años de dificultades.
No se deje estresar. La oscilación del péndulo forma parte de un patrón común en los informes de salud, donde toda la atención se centra en los extremos, mientras que la realidad está en algún punto intermedio. Puede parecer discordante que esta noticia sobre el rápido desvanecimiento de los anticuerpos salga a los pocos días de la esperanzadora noticia sobre varios estudios de vacunas en humanos que estaban mostrando resultados prometedores.
Algunos fabricantes de vacunas ya están comenzando ensayos de eficacia a gran escala que podrían arrojar resultados iniciales antes de finales de este año.
Una razón para la noticia aparentemente discordante es que las vacunas pueden inducir una respuesta inmune más fuerte que las infecciones naturales. Varios de los investigadores de vacunas con los que hablé no se inmutaron ante esta razón. “Ninguno de estos hallazgos es razón para detener o retrasar el trabajo de la vacuna”, dice Dan Barouch, investigador de vacunas de Harvard. “Por el contrario, debería impulsarnos a redoblar nuestros esfuerzos si la inmunidad natural se desvanece rápidamente”.
No obstante, más allá de eso, la inmunidad natural podría resistir mejor de lo que sugieren estos primeros estudios. Los que muestran el rápido desvanecimiento se basaron en menos de 100 personas.
Pero esta semana, otro equipo publicó un estudio que hizo seguimiento a 19,860 pacientes en la ciudad de Nueva York y halló que más de 90% de ellos habían producido el tipo de respuesta de anticuerpos que probablemente combatiría la reinfección, y seguía fortaleciéndose tres meses después de la recuperación (el estudio aún no se ha publicado, pero el equipo, asociado a Mt. Sinai, ha publicado muchos otros documentos de alto perfil sobre el COVID-19).
Por lo tanto, todavía parece probable que al menos uno de los muchos candidatos a vacunas brinde la protección suficiente para poner fin a la pandemia. El lunes, uno de los principales equipos de vacunas, de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, publicó resultados que muestran que su vacuna indujo una fuerte respuesta de anticuerpos en más de 1,000 sujetos de prueba, tan solo con efectos secundarios transitorios: dolor en el lugar de la inyección, fatiga y fiebre.
The Lancet publicó estos resultados junto con otros prometedores de una vacuna diferente de la compañía china CanSino. En total, la Organización Mundial de la Salud ha contabilizado a 23 candidatos a vacunas que ya se están probando en humanos. Varios están pasando a estudios de eficacia que involucran a decenas de miles de voluntarios.
Esto no significa que se deben descartar las malas noticias sobre la inmunidad natural, solo deben tomarse en contexto. Un estudio de China y publicado en Nature Medicine se centró en aquellos casos asintomáticos que se malentienden —personas que nunca reportan ningún síntoma pero dan positivo a la prueba del virus.
El otro estudio desalentador es de Kings College en el Reino Unido, con su seguimiento a 64 personas. Ese estudio, aún sin publicar, reveló que sus anticuerpos comenzaron a desvanecerse después de solo ocho semanas, a veces a niveles indetectables. Y hoy, otro grupo de UCLA publicó datos de una pequeña cohorte de pacientes en una carta dirigida a New England Journal of Medicine. También hallaron que los anticuerpos bajaban en unas pocas semanas.
No obstante, expertos dicen que ya se sabía que los anticuerpos naturales eventualmente se desvanecerían y que los casos muy leves o asintomáticos podrían no generar una respuesta de anticuerpos sólida. Arthur Krieg, médico y fundador de Checkmate Pharmaceuticals, dice que la belleza de las vacunas es que pueden producir el tipo de respuesta de anticuerpos que solo se observa en casos severos, pero sin el sufrimiento y el peligro.
También dice que las vacunas, y las infecciones naturales, pueden inducir una protección más duradera con las células T, que son diferentes de los anticuerpos. Las células T pueden detectar y matar células infectadas con el virus incluso después de que los anticuerpos se han desvanecido. Algunos de los candidatos a la vacuna pueden inducir una respuesta protectora de las células T además de los anticuerpos.
También hay esperanzas de inmunidad masiva con la vacuna, dice. Las vacunas a menudo no funcionan bien en personas comprometidas a nivel inmunológico o de la tercera edad, pero si las personas más sanas y jóvenes se vacunan, el virus podría desaparecer por falta de huéspedes susceptibles.
Pero permanece abierta la persistente pregunta de por qué los estudios de inmunidad natural producen resultados tan diferentes. Anna Wajnberg, médica de la escuela de medicina Icahn en Mt. Sinai y coautora del nuevo estudio más amplio, dice que podría deberse a diferencias en los sujetos estudiados y las pruebas de anticuerpos utilizadas.
Sus sujetos eran personas que habían tenido COVID-19 y se ofrecieron como voluntarias para donar plasma de convalescencia después de que se recuperaron. Es un tratamiento experimental destinado a obtener anticuerpos de otras personas para reforzar la inmunidad en pacientes gravemente enfermos.
Los investigadores utilizaron un método de prueba desarrollado por el virólogo Florian Krammer, que selecciona un anticuerpo que ataca la llamada proteína espiga que el virus necesita para ingresar a las células.
Lo que observaron fue una pequeña disminución en aquellos con los recuentos de anticuerpos más altos y un ligero aumento entre aquellos con los más bajos. Eso puede haber sucedido porque algunas personas tardan más que otras en producir una respuesta inmune completa a una infección, dice Wajnberg.
Indicó que tomará tiempo saber cuánto dura la inmunidad a largo plazo porque la enfermedad es muy nueva, pero seguirán haciendo seguimiento a las casi 20,000 personas en su estudio durante los próximos meses.
El estudio chino solo analizó a personas que dieron positivo pero no desarrollaron síntomas. La débil respuesta de anticuerpos medida en esos sujetos no es sorprendente, ya que pueden haber estado expuestos a una carga viral tan baja que lograron eliminar la infección sin una respuesta inmune completa.
Más preocupantes son los anecdóticos reportes de personas reinfectadas, pero Wajnberg dice que esto podría ser una excepción a la regla. “Con Nueva York como un epicentro de la pandemia, habría pensado que más personas se habrían enfermado dos veces entre febrero y abril” si la inmunidad después de la infección no funcionara en absoluto, dice.
Estos hallazgos contradictorios podrían derivarse de la atención desproporcionada que se dirige a mensajes extremos que despiertan emociones, y al hecho de que el ritmo de la ciencia relacionada con la pandemia es frenético y lento a la vez. Se publican nuevos estudios cada minuto, algunos cuidadosos, otros de mala calidad, pero el virus solo revelará sus secretos tras varios meses. No someta sus esperanzas a una montaña rusa con cada nuevo hallazgo.