Una compañía finlandesa está tratando de romper la dependencia de la industria pesquera con el alimento para peces hecho con soja, además de la deforestación que esta conlleva.
La persona promedio come casi el doble de mariscos en comparación con hace medio siglo, por lo que es más probable que el pescado en nuestros platos provenga de una granja que de cualquier otro lugar.
Si bien la industria del pescado tiene una huella de carbono más pequeña que la mayoría de las carnes, todavía depende de la soja para alimentar sus existencias. El cultivo de esta legumbre es el segundo mayor impulsor de la deforestación tropical, incluso en la selva amazónica de Brasil.
Ahí es donde entra EniferBio Oy y sus cinco biólogos que pasaron encerrados en un laboratorio en la frontera de Helsinki resucitando un hongo perdido llamado Pekilo. Durante décadas, esta proteína fue consumida por cerdos y aves de corral en Finlandia y solía estar elaborado a partir de subproductos creados durante la fabricación del papel, pero desapareció en 1991 cuando la industria archivó el proceso que producía los residuos forestales.
“Estudié biotecnología en Finlandia durante más de media década y nunca había oído hablar de Pekilo”, dijo Simo Ellila, director ejecutivo y cofundador de EniferBio. “Resulta que era un gigante dormido”.
La industria agrícola, que enfrenta un escrutinio cada vez mayor sobre el impacto climático de los piensos tradicionales, busca actualmente alternativas más sostenibles. Gigantes como Cargill Inc. y Archer-Daniels-Midland Co. están buscando con insectos, mientras que la petrolera francesa Total SE ha impulsado un proyecto para convertir el CO₂ capturado en alimento para pollos, peces y cerdos.
Se prevé que el mercado para la alimentación de peces alcance los US$ 72,000 millones en el 2025, desde los US$ 51,000 millones del año pasado, según la firma de investigación Markets and Markets.
El hongo cultivado en laboratorio de EniferBio aún no está a la venta. Pero los resultados de una prueba de primera etapa publicada el 18 de noviembre encontraron que el salmón, el pescado más comercializado del mundo, puede digerir el Pekilo con la misma facilidad que la harina hecha de huesos.
Skretting, el centro de investigación en acuicultura que llevó a cabo la prueba, dijo que los resultados fueron alentadores y una señal de que “una nueva materia prima proteica está en camino”.
La Unión Europea también está a bordo. El fondo marítimo y pesquero del bloque otorgó a EniferBio US$1.4 millones en octubre, lo que se suma al efectivo proveniente de la firma de capital de riesgo Nordic FoodTech VC.
Teni Ekundare, uno de los líderes de la firma de soluciones ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa) Fairr Initiative, dice que los inversionistas ven el potencial de ingresos de las proteínas alternativas. “El cambio climático está influyendo en casi todas las inversiones que existen”, dijo Ekundare. “Los inversionistas que antes no ponían atención en este espacio ahora lo mantienen en su radar”.
La soja constituye más de una quinta parte de los ingredientes de los alimentos acuícolas, lo que significa que es probable que la demanda del cultivo aumente en el futuro y ejerza presión sobre los recursos naturales. La asociación con los gases de efecto invernadero y la deforestación obstaculizará el crecimiento de la industria agrícola a menos que se incorporen nuevas alternativas, advirtió un estudio de PwC del 2017.
Simon Davies, profesor de nutrición de peces y acuicultura en la Universidad Harper Adams en Newport, Reino Unido, dice que las proteínas unicelulares como Pekilo, conocidas colectivamente como SCP, tienen el potencial de superar a la harina de pescado y la soja como el alimento acuícola más utilizado en el mundo. Aún así, advirtió que la escala de producción de alternativas a la soja debe alcanzar “niveles enormes”.
“Los hongos son un excelente SCP con alto contenido de proteínas, de origen local y bajos costos de procesamiento”, dijo Davies. “Pero cada año se importan millones de toneladas de soja y harina de pescado, por lo que necesitaremos más y más empresas emergentes como EniferBio para contrarrestar esta tendencia”.