La pérdida de divisas se aceleró en los últimos meses en Argentina, lo que disparó nuevas dudas sobre una frágil economía en medio de complejas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar una deuda que el país no puede afrontar.
La escasez de divisas es un problema estructural de Argentina, que en recientes años provocó una profunda depreciación del peso que alimentó una inflación superior al 50% anual y empujó a la pobreza a más del 40% de la población.
En los últimos cuatro meses las reservas del banco central (BCRA) perdieron cerca de US$ 7,000 millones -incluyendo un pago por US$ 1,900 millones al FMI el miércoles- para quedar en torno a US$ 39,200 millones.
Desde octubre, los depósitos bancarios particulares bajaron unos US$ 1,000 millones hasta casi US$ 15,050 millones, según datos oficiales y de mercado.
Para algunos expertos, las reservas líquidas del banco central son casi nulas, aunque las estimaciones difieren.
“El descrédito sobre la economía no cesa y las complicaciones son tan propias del país, que la búsqueda de dólares no se detiene. El goteo de las reservas y los depósitos continuará, no solo porque el peso no le interesa a casi nadie, sino que la política no genera señales de seguridad”, afirmó Armando Rojas, analista de la consultora privada Rojas.
El gobierno anterior estableció en el 2019 fuertes restricciones a la compra de dólares en el país para sostener el valor del peso argentino, pero las complicaciones que mantiene la economía local -profundizadas por la pandemia de coronavirus- impidieron a la debilitada gestión actual levantar esos límites.
Antes de la instrumentación de los controles cambiarios, los depósitos bancarios rondaban los US$ 32,500 millones.
Para sortear las restricciones, muchos argentinos recurren a los mercados informales de divisas, donde el dólar cotiza casi al doble que en el mercado formal.
De continuar la pérdida de reservas del banco central, las autoridades podrían verse obligadas a aplicar aún más límites a la compra de divisas.
“Hay aumentos de hasta 50% en cajas de seguridad por la salida de depósitos en dólares, pese a que tenemos un sistema financiero muy sano”, sostuvo Javier Timerman, director ejecutivo de la consultora AdCap, quien atribuyó la salida de divisas a que “no logramos la confianza en la gente. El gobierno tiene que dar señales claras”.
Analistas privados calculan, en base a datos oficiales, que existen unos US$ 250,000 millones en ahorros de argentinos fuera del mercado formal o depositados en el exterior, en un reflejo de la falta de credibilidad en el sistema financiero doméstico.
Dudas y negociaciones
El presidente de centroizquierda Alberto Fernández acaba de prorrogar al año próximo el presupuesto del 2021, luego de que su proyecto para el 2022 fuera rechazado por la oposición en el Congreso, un golpe que podría demorar un acuerdo con el FMI para reestructurar vencimientos de deuda por US$ 45,000 millones.
El FMI y Argentina se mostraron comprometidos en lograr un nuevo programa crediticio, aunque aún faltan más conversaciones tras las recientes reuniones técnicas entre las partes en Washington. Las dudas del mercado se reflejan en un riesgo país en niveles cercanos a los máximos.
Este miércoles se desembolsaron unos US$ 1,880 millones como parte del capital adeudado al organismo, lo que redujo de forma provisoria las reservas del banco central.
El gobierno, que sufrió una dura derrota en los comicios de medio término de octubre, espera cerrar un acuerdo antes de marzo, cuando vencen casi US$ 4,000 millones de los aproximadamente US$ 19,000 millones que vencen en el 2022.
El banco central estudia eventuales subas en la tasa de interés para lidiar con la alta inflación, en medio de una reactivación de la economía tras una recesión de tres años.
“Una suba de tasas por parte del banco central es necesaria. Actualmente es muy negativa (frente a la inflación) y esto fue fortaleciendo al dólar” frente al peso, dijo Emiliano Anselmi, analista de Portfolio Personal Inversiones.
Sin un acuerdo con el FMI, muchos dudan que paliativos como un alza de tasas sean suficientes.