“Para el BCE, esto implica que tendremos que mantener unas condiciones de financiación muy favorables bien pasado el final del periodo de la pandemia”, según Panetta. (Photo by Daniel ROLAND / AFP)
“Para el BCE, esto implica que tendremos que mantener unas condiciones de financiación muy favorables bien pasado el final del periodo de la pandemia”, según Panetta. (Photo by Daniel ROLAND / AFP)

El Banco Central Europeo (BCE) quiere mantener también “unas condiciones de financiación muy favorables hasta bien pasado el final del periodo de la pandemia”, dijo Fabio Panetta, miembro de su comité ejecutivo.

Panetta considera que “la necesidad de una política monetaria muy expansiva durante un periodo de tiempo más largo no debería ser controvertida” dadas las bajas perspectivas de inflación.

El economista italiano hizo este lunes estas declaraciones en su discurso en la conferencia virtual “Contagios en una postpandemia, un mundo bajos tipos de interés durante mucho tiempo” organizada por el Banco de Pagos Internacionales (BPI), el Banco de Inglaterra (BoE), el BCE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Deberíamos evitar la retirada del apoyo de política monetaria, tanto deliberadamente, como tolerando contagios adversos”, hasta que se supere la caída de la producción y la inflación suba a 2% de forma duradera.

Para el BCE, esto implica que tendremos que mantener unas condiciones de financiación muy favorables bien pasado el final del periodo de la pandemia”, según Panetta.

Recordó que desde comienzos de año la rentabilidad de la deuda del Tesoro estadounidense ha subido por la expansión presupuestaria y monetaria “sin precedentes” en la que se han embarcado las autoridades estadounidenses.

La mejora de las perspectivas económicas en Estados Unidos y globales ha generado presiones al alza en la rentabilidad de la deuda soberana, que los bancos centrales cuyas economías están menos avanzadas en la recuperación tratan de contener.

Panetta dijo que para las economías más pequeñas y emergentes las restricciones a su política monetaria “pueden seguir siendo significativas”, pero espera que este episodio confirme que la globalización no puede limitar la política monetaria en las economía grandes, como la zona del euro.

Debido al aumento de la rentabilidad de la deuda soberana de la zona del euro desde diciembre, el BCE aumentó a finales de marzo el ritmo semanal de compras de bonos y la semana pasada reiteró que va a seguir comprando durante el actual trimestre “a un ritmo significativamente más elevado que en los primeros meses del año”.

Incluso, si las condiciones económicas en Estados Unidos han divergido de las de la zona del euro, la actuación decisiva del BCE nos ha permitido proporcionar condiciones de financiación apropiadas para nuestro ciclo económico, desconectándolo del de Estados Unidos”, apostilló Panetta.

Consideró también necesario mantener medidas de apoyo político, como los ERTE, para frenar la subida del desempleo.

La proporción de trabajadores desempleados o en ERTE es el doble de la tasa de desempleo.

Y en las mayores economías hay préstamos garantizados por valor de 420,000 millones de euros.

Pronosticó que la recuperación de la zona del euro va a ser lenta y que el crecimiento no volverá al nivel anterior a la crisis por la pandemia hasta mediados del 2022 y se mantendrá por debajo de la tendencia anterior a la crisis.

Por el contrario, Panetta prevé que la economía estadounidense va a recuperar este año el nivel anterior a la crisis y la tendencia de crecimiento anterior.

La zona del euro y Japón son las únicas economías avanzadas donde la inflación va seguir baja a medio plazo.

Esto es mejor tanto para las empresas y hogares, como para los gobiernos que están muy endeudados, porque si la inflación fallara los pronósticos del BCE en un punto porcentual anual durante cinco años, el ratio de deuda privada aumentaría siete puntos porcentuales, algo equivalente a si las empresas y hogares se endeudaran otros 900,000 millones de euros en un momento en el que hay que reducir la deuda.

En el caso de los gobiernos, supondría un aumento de la tasa de endeudamiento público de cinco puntos porcentuales durante cinco años y de diez puntos porcentuales durante diez años.

Para países con una tasa de endeudamiento del 150 del Producto Bruto Interno (PBI), supondría un aumento de 15 puntos porcentuales, que es lo contrario a lo que se necesita cuando los tipos de interés están muy bajos, según cálculos del BCE.

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