Toparte con uno en la calle es muy extraño y para muchas culturas está relacionado con la buena suerte y fortuna. En épocas en las que la gran mayoría anhela tener éxito profesional, aumentar los ingresos en su cuenta bancaria o montar su propio negocio y que los números no dejen de crecer, hay ciertas acciones que se vuelven mágicas, como encontrar personas que solo busquen lo mejor para ti. Esta es la historia de Jim Neidhoefer, un coleccionista de Nashville, en Estados Unidos, que sobrevivió a una cirugía a corazón abierto y se propuso contagiar a otros de una cuota de buen augurio buscando tréboles de 4 hojas para regalarlos. Aquí te cuento su caso.
Este hombre que vive en Tennessee se siente afortunado porque pasó por una compleja cirugía para reparar una válvula cardíaca, una experiencia que calificó como “aterradora”.
“Definitivamente creo que pasar por esa cirugía me ha hecho apreciar mucho más cada día y darme cuenta de lo afortunado que soy, de lo afortunado que siempre he sido”, dijo a WTVF.
El hombre que busca contagiar la buena suerte
“Esto es cosa de cuando era niño”, agregó que el hombre que es todo un coleccionista y no solo de DVD’s o libros, sino de todo lo que le resulta interesante por lo que “me considero un geek” y tiene muchos artículos de ‘Star Wars’.
Sin embargo, hay algo que recolecta y que tiene un profundo significado porque él tuvo la dicha de sortear la muerte. “Estar rodeado de gente y poder someterme a esa cirugía en Vanderbilt me hace tener mucha suerte”, agregó como también informa Inside Edition.
13 meses después de esa operación, Jim regresó a la natación competitiva y se ubicó entre los diez primeros de varios eventos en los Masters Swimming Nationals de Estados Unidos.
“Definitivamente creo que pasar por esa cirugía me ha hecho apreciar mucho más cada día y darme cuenta de lo afortunado que soy, lo afortunado que siempre he sido”, explicó.
Fue por eso que se propuso compartir su suerte y empezó a buscar tréboles de cuatro hojas en la calle para compartirlos con otros y darles una cuota de optimismo frente a sus problemas o retos laborales. Incluso, tiene una amplia colección en cuadros de la que se siente muy orgulloso.
“Sigo pensando que se ve muy bien. En general, se acepta que uno de cada 10.000 tréboles será de cuatro hojas. A veces buscas y no encuentras uno. A veces buscas y los encuentras de inmediato (...) Lo que más me gusta es dárselos a la gente. No tengo idea de cuántos he regalado, pero son varios cientos. Definitivamente he aprendido mucho y soy una persona diferente después de haber pasado por todas esas cosas. Me siento como una de las personas más afortunadas. Lo sé muy bien”.