
Lavar frutas y verduras antes de consumirlas es un gesto básico de higiene alimentaria, pero muchas personas siguen utilizando jabón de platos pensando que así eliminan mejor la suciedad o posibles gérmenes. La lógica parece clara: si el jabón limpia bien los utensilios de cocina, ¿por qué no iba a hacerlo también con los alimentos? Sin embargo, este hábito puede generar más problemas de los que resuelve.
La ingeniera de alimentos Mariana Zapién lo explica de forma tajante en un vídeo reciente publicado en Instagram: las frutas y verduras no deben lavarse con jabón de platos, porque pueden absorber residuos que no están pensados para entrar en contacto directo con alimentos. Esta recomendación coincide con la de instituciones como la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos y los programas de seguridad alimentaria de la Universidad de California, que insisten en que los jabones domésticos nunca deben usarse sobre productos frescos.
Por qué no debes usar jabón de platos en alimentos
Las frutas y verduras presentan superficies porosas o irregulares capaces de retener pequeñas cantidades de jabón incluso después de aclararlas. Estos residuos contienen fragancias, colorantes y detergentes formulados para limpiar vajilla, no para ser ingeridos.
Según explica Zapién, su consumo accidental puede provocar malestar gastrointestinal, irritación, alteraciones del sabor o introducir sustancias no aptas para uso alimentario. La FDA añade que esos productos no han sido evaluados ni aprobados para su aplicación directa sobre alimentos, por lo que su uso resulta desaconsejado en cualquier circunstancia.
La eficacia tampoco mejora: lavar con jabón no elimina más microorganismos que usar agua potable y fricción manual. De hecho, frotar bien las piezas bajo el chorro de agua es el método que recomiendan la mayoría de guías sanitarias.
Cómo lavar frutas y verduras de forma segura
Para sustituir el jabón sin perder seguridad alimentaria, basta seguir las directrices que recomiendan tanto la FDA como los programas universitarios de inocuidad:
Frutas y verduras firmes o rugosas: lávalas bajo agua corriente y frótalas con la mano o con un cepillo de cerdas suaves para retirar tierra y microorganismos adheridos.
Hojas verdes, frutas delicadas o alimentos que se comen crudos: primero lávalos con agua potable y, después, desinféctalos con un producto apto para uso alimentario. Pueden emplearse desinfectantes basados en cloro en las concentraciones recomendadas, soluciones de plata coloidal, ozono o preparados a base de extracto de semillas cítricas.
Secado: tras el lavado, deja escurrir o seca con papel de cocina limpio.
El procedimiento es sencillo, efectivo y seguro. El jabón de platos sigue siendo excelente para limpiar tuppers, ollas o vajilla, pero no debe aplicarse directamente sobre alimentos, por muy lógico que pueda parecer.







