La expectativa es que el Banco Central de Reserva (BCR) tome una pausa en el aumento de su tasa de referencia, luego de un pico en la inflación en junio. En ese caso, lo más probable es ver movimientos bastante marginales en las tasas de los créditos de consumo, señaló Mario Guerrero, subgerente de Economía del Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank.
Las tasas de los créditos de consumo, según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) al 23 de agosto, en un nivel promedio de 46.9%, ligeramente por encima de su nivel de largo plazo (42.3%) y alejado del 39% que se tuvo en agosto del 2021.
Por otro lado, la inflación se redujo de 8.81% a 8.74% en julio, situación que algunos analistas significa el inicio de una trayectoria descendente del dato a doce meses. Scotiabank espera que la inflación en agosto sea de 8.2%.
LEA TAMBIÉN: Los cambios en las tasas por tipo de crédito ante las movidas en la tasa del BCR
Guerrero explicó que el aumento de las tasas de los créditos de consumo hasta ahora ha sido influenciado principalmente por las tasas del BCR, y no por un mayor riesgo que se ha mantenido estable (ver gráfico de morosidad). En ese sentido, se esperaría que las tasas no suban mucho más, pero dependerá del segmento de crédito.
“Va a depender de la característica de cada segmento de crédito en particular. Lo más dinámico ha estado por el lado de préstamos personales, lo que tiene sentido, pues estos están más vinculados a las planillas, cuentas sueldo o empleo formal. Por ese lado, los préstamos garantizados deberían tener tasas de interés más estables, y más relacionados a lo que suceda con el BCR. Este sería el caso de los vehiculares y préstamos personales”, apuntó.
LEA TAMBIÉN: ¿Aumentará nuevamente el BCR su tasa tras ubicarla en 6.50%?
En ese sentido, indicó que las en el caso de las tarjetas de crédito, al no ser garantizadas, es probable que el comportamiento en sus tasas sea más volátil o incluso más elevado incluso.
Explicó que este segmento de crédito es aún más sensible al entorno económico y su comportamiento futuro, por lo que, por ejemplo, el impacto en el poder adquisitivo por parte de la inflación, y una menor recuperación de los ingresos, por una acotada inversión (Scotiabank espera que caiga 2.3% este año) podrían restar estabilidad a las tasas.
Cabe indicar que la tasa de interés promedio de las tarjetas de crédito, según la SBS al 23 de agosto, es de 56.3%, por encima del 50% que se tenía en agosto del año pasado.
“En el pasado lo que se ha observado es que cuando las tasas de interés aumentan y la inflación es alta, las condiciones de pago empiezan a deteriorarse en el tiempo. Eso constituiría un riesgo sobre todo a los préstamos que no tienen garantía como es el caso de las tarjetas de crédito. Son más sensibles a variables a variables de entorno económico. Dependerán de las perspectivas que tenga cada entidad financiera”, anotó Guerrero.
Por su parte, Juan Carlos Odar, economista y director de Phase Consultores, indicó que las tasas de tarjetas de crédito posiblemente estén “cerca a su techo”, pues han tenido un movimiento rápido, posiblemente ya hayan internalizado las perspectivas negativas alrededor del entorno económico.
LEA TAMBIÉN: Ahora depósitos a plazo en bancos y cajas rinden más que cuentas CTS
“Estamos hablando de un producto cuya tasas es mucho más alta que la tasa de referencia, y que ya avanzó rápido. Esta se mueve también por otros factores, entre los que se encuentra el mayor nerviosismo o riesgo asociado por la subida de precios, que se estaría disipando. En los niveles actuales (de tasas de tarjetas de crédito) ya estaría en parte incorporado este riesgo” indicó.
Asimismo, mencionó que es posible que para las tasas de los préstamos personales tanto en cajas municipales como en bancos, tendrían mayor estabilidad en los plazos menores a un año, mientras que para aquellos plazos mayores a 360 días aún habría margen al alza.
“Detrás de ello (en el caso de los préstamos mayores a un año) está la expectativa sobre un debilitamiento del sol, y la influencia sobre las tasas de los bonos del tesoro. Si la deuda pública a horizontes a cinco o diez años sube, haría que las tasas del mercado a esos horizontes suban. Eso podría empujar más adelante estas tasas, a pesar que el BCR no aumente su (tasa) de referencia”, anotó.
Crecimiento más moderado
Después de tener un crecimiento importante en el saldo de crédito de consumo, es posible que se vea una moderación posiblemente desde octubre, por un efecto base, señaló Guerrero.
Cabe indicar que, como dato interanual, las tasas de crecimiento en los créditos de consumo en el sistema financiero han venido a ritmo de dos dígitos en lo últimos meses del 2022 (ver imagen).
“La moderación en el crecimiento también será explicada por un segundo semestre con un crecimiento más moderado, si se compara con el primero, el creció más de 3%”, apuntó.
El representante de Scotiabank explicó que, debido a la pandemia (crédito de consumo se contrajo 7% en el 2020), mayores ahorros, bonos y retiros de fondos de pensiones, la gente fue amortizando sus deudas, lo que bajó la percepción de riesgo. Ello motivó a que, desde la segunda parte del 2021, haya un crecimiento más acelerado en el segmento.
“La tasa de morosidad, que subió en el 2020, fue reduciéndose conforme las personas se endeudaban menos, por debajo de su nivel antes de la pandemia. En ese sentido, la baja percepción de riesgo crediticio y recuperación en el 2021, con un retorno a la presencialidad, permitió que las instituciones financieras flexibilicen el crédito de consumo, reflejado en el crecimiento a doble dígito. Esto ha dado soporte al consumo en general”, indicó.