Posibles socios comerciales están buscando al bloque comercial de Sudamérica después de que un radical acuerdo con la Unión Europea mostrara que la mayoría de sus miembros están abiertos a los negocios, según el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Ernesto Talvi.
Al menos cuatro países, incluidas algunas economías “muy importantes”, señalaron hace poco a Uruguay que quieren estudiar negociaciones comerciales con Mercosur, dijo Talvi en una entrevista realizada el 5 de marzo en Montevideo. El ministro declinó identificar a los países debido a que las reuniones son de carácter privado.
Mercosur es una unión aduanera fundada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Al llegar a un acuerdo con la UE en junio pasado, el bloque mostró que se toma en serio lo de jugar un papel más importante en la economía global. La diversificación de los socios comerciales es una creciente necesidad en momentos en que la epidemia de coronavirus afecta fuertemente la demanda china.
“La marca Mercosur se ha revalorizado enormemente en el mundo porque empezamos a mostrar que queremos abrirnos, integrarnos y firmar tratados de libre comercio de última generación”, dijo Talvi. El ministro asumió el cargo el 1 de marzo cuando el presidente Luis Lacalle Pou comenzó su mandato de cinco años.
El Mercosur, fundado en 1991, se ha visto afectado por frecuentes disputas comerciales internas, crisis económicas y una aversión de Brasil y Argentina por exponer sus frágiles sectores manufactureros a la competencia extranjera. Durante la llamada “marea rosa” de los gobiernos de izquierda que gobernaron Sudamérica durante el auge mundial de los productos básicos de la década del 2000, las cosas fueron diferentes: el bloque se contentó con cosechar los frutos de sus exportaciones a China en lugar de buscar activamente socios comerciales.
Sin embargo, los diplomáticos del Mercosur ahora tienen sus manos llenas al negociar con Corea del Sur, Canadá y Singapur, mientras que Indonesia y Vietnam son posibles candidatos. Además, un acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio —el bloque que representa a Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein— está en sus etapas finales.
Necesidad de “flexibilidad”
Talvi atribuyó el reciente afán del Mercosur por buscar acuerdos comerciales a una creciente comprensión entre la comunidad empresarial brasileña de que un mayor acceso a los mercados extranjeros era clave para su supervivencia. “La percepción que tengo es que aquí hay tres países —Brasil, Paraguay y Uruguay— que han decidido que vamos por una inserción al mundo dinámica y veloz”.
“Argentina ahora está muy condicionada por problemas a corto plazo”, agregó. Se espera que la economía de Argentina, la segunda más grande de América del Sur, se reduzca por tercer año consecutivo en medio de una inflación de dos dígitos, controles de capital y la renegociación potencialmente desordenada de la deuda del gobierno. Los industriales y políticos argentinos, además, detestan abrir una de las economías más protegidas del mundo en un momento de alto desempleo.
Talvi sostuvo el acuerdo de la UE como un ejemplo de cómo el bloque puede adaptar los acuerdos comerciales a las necesidades de sus países miembros. Una vez ratificado por la UE, el tratado entrará en vigencia de manera bilateral entre la UE y cada nación del Mercosur que lo haya aprobado. “Es un elemento muy importante de flexibilidad”, dijo Talvi. “No nos movemos a la velocidad del país más lento. Aquellos de entre nosotros que tenemos prisa podemos movernos más rápido”.
Uruguay buscará modernizar el Mercosur mediante la promoción de medidas que faciliten el comercio y las cadenas de suministro dentro del bloque cuando tenga la presidencia rotativa de la organización durante el segundo semestre del año, dijo Talvi.
Uruguay depende de los mercados de exportación para comprar los vastos excedentes de soja, carne de res y productos lácteos que su mercado interno de solo 3.5 millones de habitantes no puede absorber. No obstante, las exportaciones cayeron un 13% interanual a US$ 1,170 millones en los primeros dos meses del 2020 debido a la recuperación económica en Brasil y la epidemia de coronavirus en China.
Estas son malas noticias para la administración de Lacalle Pou, que enfrenta el desafío de reactivar una economía lenta que ha eliminado más de 50,000 empleos desde el 2014. Los analistas esperan que la economía crezca un exiguo 1.5% este año y un 2% en el 2021, según datos compilados por Bloomberg.
Sin más acuerdos comerciales, Uruguay corre el riesgo de perder no solo el acceso a los principales mercados de exportación y empleos, sino también la cohesión social a medida que los desempleados rurales emigran a las ciudades, dijo Talvi. La promoción comercial “es una estrategia absolutamente fundamental no solo en términos económicos, sino para la reconstrucción de nuestro tejido social”.
Crisis de Venezuela
Antes de asumir el cargo, Lacalle Pou dijo que su gobierno dejaría el grupo de resolución de crisis de Venezuela, conocido como el Mecanismo de Montevideo, cuyos otros miembros son México y las naciones del Caribe. Cuando se le preguntó sobre la decisión, Talvi explicó: “Creemos que hay demasiados mecanismos funcionando, demasiados grupos con los mismos objetivos y la misma inefectividad. El cambio de régimen no está ocurriendo. Es más, no hay negociaciones” para lograr una transición democrática de gobierno en Venezuela.
Aunque Talvi dijo que la Organización de Estados Americanos es el mejor foro para abordar la crisis regional, considera que un nuevo organismo que represente a América y Europa también podría ser necesario como mediador en Venezuela.