El mercado del cobre de Londres sigue en una contracción histórica, ya que la grave escasez de inventarios disponibles impulsa los precios a niveles casi récord y hace que los compradores paguen enormes primas por el metal al contado.
El cobre registrado ante las bodegas de la Bolsa de Metales de Londres que aún no está destinado a ser retirado se ubicaba el martes cerca de su nivel más bajo desde la década de 1970.
La drástica caída del 88% de las existencias disponibles este mes ha sido impulsada por un flujo constante de pedidos para retirar metal de los depósitos europeos. Y aunque las primas al contado récord deberían comenzar a atraer metal nuevamente a la red de bodegas, hasta ahora hay pocas señales de que eso suceda.
El repentino déficit que ha se ha producido en la Bolsa de Metales de Londres es un ejemplo extremo de la escasez de suministro que está surgiendo en los mercados de materias primas a medida que el aumento de los costos de la energía ponen en peligro la producción y el covid-19 obstaculiza las cadenas de suministro mundiales. Después de contracciones similares en los mercados de estaño y plomo, el temor a una grave escasez ha llegado a los compradores del mayor mercado de metales básicos.
La contracción ha contribuido a apuntalar un aumento de los precios, con los futuros de referencia que han subido un 10% durante la última semana y se acercan a un récord. Los contratos al contado han registrado un alza aún mayor y los precios al contado han superado los máximos históricos alcanzados en mayo.
La explosión de los diferenciales ha llamado la atención de la Bolsa de Metales de Londres, que dijo el lunes que estaba vigilando de cerca la situación y que tiene opciones para garantizar que el mercado se mantenga ordenado.
“Esta es una situación extrema”, comentó por teléfono desde Londres Oliver Nugent, analista de metales de Citigroup Inc. “En todos los mercados de metales, uno de los grandes temas ha sido que los consumidores quieren aumentar sus inventarios de trabajo, y eso ha aumentado mucho la escasez”.
El creciente diferencial entre los contratos al contado y los futuros se conoce como backwardation y puede crear importantes problemas tanto para los consumidores, cuyos contratos de compra a menudo hacen referencia a los precios al contado, como para inversionistas que han vendido futuros y necesitan recomprar sus posiciones antes de que expiren.
Este backwardation sin precedentes también significa que cualquiera que tenga metal podría obtener un rendimiento anualizado de alrededor del 40% vendiendo su metal a través del contrato al contado y comprándolo más tarde a través de futuros a tres meses.
Hasta ahora, ese enorme incentivo de entrega no está atrayendo mucho metal al sistema de bodegas de la Bolsa de Metales de Londres, pero eso probablemente cambiará pronto, dijo Nugent.
“Es muy probable que veamos más metal desviado a la bolsa”, señaló. “Es difícil ver una motivación más grande que la de entregar metal a la LME”.
Tras una pequeña entrega el lunes, los inventarios on-wartant disminuyeron nuevamente el martes, llegando a solo 15,225 toneladas, muy cerca del mínimo de 47 años alcanzado la semana pasada. El diferencial del precio al contado respecto del contrato a tres meses se cotizaba a US$ 740 la tonelada el martes, tras cerrar en un récord de US$ 1,103.50 la tonelada el lunes.