Por Sergio Álvarez, socio de Estrategia y Transacciones de EY Perú, y Jair Lynch, gerente de Estrategia y Transacciones de EY Perú
La pandemia del COVID-19 ha afectado la vida cotidiana de prácticamente la mayor parte de la población mundial y a su vez a muchas empresas pertenecientes a los más diversos sectores de la economía.
Si bien hay empresas que se han visto fortalecidas por sus modelos de negocio, la mayoría se ha visto fuertemente impactada por un primer shock asociado al aislamiento y cuarenta que ha generado un efecto dominó en la demanda e inversión privada, debido a la pérdida de empleo y reducción de poder adquisitivo. Todo esto en un período muy corto de tiempo.
Lo anterior ha generado una alta volatilidad en los mercados financieros, especialmente en el precio de las acciones y de los instrumentos de deuda. Es así como los principales índices de bolsa de valores en el mundo se redujeron fuertemente entre febrero y abril, para luego iniciar una importante recuperación al cierre de junio, lo cual en términos netos implica aún menores niveles respecto a los registrados en diciembre del año pasado.
Al margen de esta situación, resulta importante tener presente que el impacto del COVID-19 no ha sido el mismo a través de todos los sectores, su efecto ha sido diferenciado y ello ha dependido de factores tales como el nivel de discrecionalidad de productos/servicios, la intensidad de capital, estructura de costos operativos variables/fijos y las medidas específicas tomadas por los gobiernos de cada país, las cuales se pueden resumir en cuarentenas generalizadas seguidas por un plan de reactivación diferenciado por sectores de acuerdo a su relevancia según cada gobierno.
En base a lo anterior las industrias de mejor performance a nivel global han sido aquellas asociadas a software, retail online y salud, mientras las más afectadas han sido la industria de transporte aéreo, financiera y hotelería.
A junio del 2020 estos efectos económicos ya se están empezando a transparentar en los estados financieros de empresas que cotizan en bolsas de valores. Un ejemplo de ello es el castigo que ha realizado el Banco Itaú Corpbanca, en Chile, por su adquisición previa de ciertos activos en Chile y Colombia.
El castigo aproximado ha sido de US$ 930 millones. Por otro lado, y también vinculado con negocios en Latinoamérica, Delta Airlines ha anunciado un castigo completo de su inversión en acciones de la aerolínea LATAM (US$ 1,200 millones), ello vinculado con el proceso de reestructuración financiera (Chapter 11) de esta empresa.
En Perú debido a la ola de adquisiciones de los últimos años, existen varias compañías que deberán pasar por el proceso – obligatorio - de revisar si sus inversiones, goodwill o activos intangibles de vida indefinida han perdido valor y por ende registrar un deterioro en sus estados financieros.
Ejemplos tenemos en todos los sectores de la economía en los cuales hemos visto adquisiciones de hoteles, agencias de turismo, empresas de retail, entretenimiento, energía, restaurantes, entre muchas otras.
En el caso concreto de empresas en Perú, el efecto ha sido muy similar al registrado en los mercados internacionales, acentuándose desde el primer caso de COVID-19 territorio nacional, el cual se registró el 6 de marzo.
En ese sentido el S&P/BVL Perú General, índice que refleja el performance de las 34 principales acciones cotizadas, registró una caída de -29.5% al 31 de marzo del 2020 respecto al 31 de diciembre del 2019, siendo el punto más bajo a inicios de abril donde el impacto ascendía a -34.0%. Posterior a marzo se registró una recuperación en el índice, siendo el efecto acumulado al 30 de junio de -17.8% (-13.8% al 28 de julio).
Asimismo, ilustrando casos más específicos, de las principales 100 empresas públicas peruanas, al 31 de julio existen 50 empresas que cotizaron sus acciones por debajo de su valor contable, 85 con un Retorno sobre Activos (ROA) inferior a 8%, y 58 con un Retorno sobre Patrimonio (ROE) inferior a 10%, que sin duda indica que están generando retornos menores al costo del capital/patrimonio, y por tanto no generando valor.
Aun cuando es claro que el valor de muchas compañías ha caído en estos meses respecto a fines del año 2019, al igual que en el resto del mundo en el Perú no en todas las empresas el efecto será el mismo, y no todas deberán registrar castigos en sus estados financieros.
La situación se torna compleja cuando hay que hacer estimaciones de valor en contexto de alta incertidumbre. La generación de escenarios, normalización de gastos extraordinarios y capital de trabajo serán algunos de los aspectos que las gerencias financieras deberán mirar a detalle para reflejar la realidad.
La pregunta que surge es, ¿qué empresas en el Perú van a mostrar estos efectos en sus estados financieros?, y ¿cuándo?