Agricultores de Argentina, uno de los mayores exportadores mundiales de alimentos, dijeron que analizan protestas contra el Gobierno luego de que este cerrara las exportaciones de aceite y harina de soja, una antesala a lo que medios locales y expertos dicen que será un alza en las tasas a la exportación.
El cierre de exportaciones es considerado en el sector como el paso previo a un alza en el impuesto a los embarques de los dos derivados de la soja, que subiría a 33% desde el 31% atual. Argentina es el principal exportador mundial de harina y el aceite de la oleaginosa.
Los líderes del sector rural mantienen hace años una tensa relación con el peronismo de centroizquierda actualmente en el poder, por lo que tomaron la medida casi como una declaración de guerra.
“Es un atropello”, dijo a una radio local el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino. “Desde ayer estoy recibiendo llamados de productores de todo el país queriendo hacer una gran movilización, cese de comercialización”, añadió.
Argentina, un gran productor de alimentos que igualmente sufre una pobreza del 40%, tenía hasta el viernes exportaciones registradas por unos cinco millones de toneladas de aceite de soja y otros subproductos de soja de la cosecha 2021-2022 -sobre una previsión de cosecha de la oleaginosa de entre 40 millones y 42 millones de toneladas-, según datos oficiales.
“Rechazamos totalmente el cierre del registro de exportaciones de harina y aceite de soja”, señaló a través de un comunicado la Comisión de Enlace, que nuclea a las cuatro principales asociaciones rurales del país, incluyendo la SRA.
Con la suma recaudada por el aumento de impuestos, el Gobierno podría subsidiar los precios de granos como el trigo o el maíz, que se han disparado en los mercados globales tras el ataque de Rusia a Ucrania, señalan algunos analistas.
No obstante, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC) señaló el martes que un incremento de dos puntos porcentuales solo haría crecer la recaudación fiscal por esa tasa en US$ 425 millones, un 5% adicional a la recaudación de US$ 9,000 millones prevista para esos impuestos.
“Un incremento en el impuesto a la exportación de aceite y harina desalienta el procesamiento local, ya afectado por la menor disponibilidad de poroto local e importado producto de la sequía”, añadió la BdeC en un reporte.
En tanto, tras una serie de consultas, no había aún información oficial al respecto.
Autoridades del Gobierno argentino no respondieron a las consultas de Reuters.
Argentina busca dejar atrás una larga crisis económica y arrastra una inflación del 50% anual, que en los últimos años multiplicó la pobreza.
En el 2008, el anuncio de un alza similar de impuestos derivó en una feroz pelea entre el Gobierno peronista de centroizquierda y el sector rural, con bloqueos de rutas y desabastecimiento de alimentos. El actual presidente, Alberto Fernández, debió renunciar entonces a su cargo de jefe de Gabinete por la disputa.