El trabajo a distancia está en la mira. Los directores ejecutivos de la banca, como Jamie Dimon, de JPMorgan Chase, están empeñados en convertir el trabajo desde casa en una reliquia de la pandemia. Para el personal del mayor prestamista de Estados Unidos y otros incondicionales de Wall Street como Goldman Sachs, las semanas de cinco días han vuelto para quedarse.
Las grandes empresas tecnológicas también comenzaron a usar mano dura. Google amenaza con dar seguimiento a la asistencia a la oficina y tenerlo en cuenta en las evaluaciones de desempeño. Meta y Lyft quieren que el personal vuelva a sus puestos de trabajo, exigiendo al menos tres días a la semana en la oficina para finales de verano. Ahora que los jefes están tomando medidas drásticas contra esta práctica, los días de la pandemia en los que todos estaban de acuerdo sobre la conveniencia del trabajo a distancia parecen haber llegado a su fin.
Los nuevos datos de una encuesta mundial muestran hasta qué punto se ha roto este consenso. Los planes de los empresarios para el trabajo a distancia no están a la altura de lo que desean los empleados en ningún lugar del mundo, según WFH Research, un grupo que incluye a la Universidad de Stanford y al Instituto Ifo, un grupo de expertos de Alemania, que da seguimiento al sentir de los trabajadores de tiempo completo con al menos estudios secundarios en 34 países.
Los jefes temen que el trabajo totalmente a distancia merme la productividad, una preocupación reforzada por estudios recientes. Un estudio sobre trabajadores de la India dedicados a la introducción de datos reveló que los que trabajaban desde casa fueron un 18% menos productivos que los que acudían a la oficina; otro reveló que los empleados de una gran empresa asiática de tecnología de la información eran un 19% menos productivos en casa que en la oficina.
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Los registros de comunicación de casi 62,000 empleados de Microsoft mostraron que las redes profesionales dentro de la empresa se habían anquilosado y aislado a medida que se afianzaba el trabajo a distancia.
Sin embargo, la presión de los jefes ha hecho poco por mermar el gusto de los empleados por el trabajo remoto, quienes quieren trabajar más días desde la comodidad de sus salas de lo que lo hacen actualmente, según WFH Research. En promedio, los trabajadores de todo el mundo quieren dos días en casa, un día más del que tienen en la actualidad.
En los países angloparlantes, que tienen los más altos niveles de trabajo desde casa, los empleados quieren más. Y la tendencia se está propagando a lugares donde el trabajo a distancia ha sido menos común. Los empleados de Japón y Corea del Norte, que son de los que más trabajan en la oficina, quieren más de un cuarto de la semana para ellos. Los europeos y los latinoamericanos desean un tercio y la mitad, respectivamente.
El deseo de trabajar desde casa no nos sorprende. El tiempo ahorrado en tener que batallar con el transporte público o el tráfico permite un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida. En promedio, cuando se trabaja a distancia, se ahorran 72 minutos diarios, lo que equivale a dos semanas al año, según un estudio de Nicholas Bloom, de la Universidad de Stanford, que colabora en la dirección de WFH Research, y sus colegas.
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Los empleados también afirman sentirse más comprometidos cuando trabajan a distancia, según una encuesta realizada el año pasado por Gallup. En promedio mundial, los trabajadores valoran todos estos beneficios que equivalen a un aumento salarial del 8%, lo que implica que algunos aceptarían un recorte salarial para mantener los privilegios.
Hasta hace poco, mientras las empresas buscaban mano de obra con desesperación en medio del auge de contrataciones posterior a la pandemia, las demandas de los empleados y los planes de los empleadores parecían converger en Estados Unidos, el mercado mejor estudiado.
Esta convergencia está disminuyendo. Al mismo tiempo, la pandemia ha afianzado los modelos de trabajo desde casa. En la actualidad, un tercio de los trabajadores encuestados por WFH Research tiene una modalidad híbrida o totalmente remota. No será fácil acabar con estas prácticas.
No es casualidad que el ataque contra el trabajo a distancia se esté produciendo al mismo tiempo que se enfrían algunos sectores. Los recortes de empleo en Wall Street y Silicon Valley han devuelto el poder a las empresas. Sin embargo, incluso en los sectores de la tecnología y las finanzas, algunos empleados se mantienen firmes.
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En mayo, Amazon dio a conocer que 300 empleados se habían declarado en huelga por las políticas de vuelta al trabajo del imperio electrónico (los organizadores dijeron que eran más de 2,000).
Otras empresas se adaptan a los tiempos sin hacer aspavientos. HSBC, un banco británico, planea trasladarse de su torre de 45 pisos en Canary Wharf a un edificio más pequeño en la ciudad de Londres. Deloitte y KPMG, dos gigantes de los servicios profesionales, quieren reducir sus oficinas para trabajar más a distancia. La brecha entre los dos bandos de la batalla del trabajo desde casa podría reducirse. La cuestión es si serán los jefes o los subordinados los que saldrán ganando.
*”El trabajo desde casa en el mundo: Informe 2023″, por C.G. Aksoy, J.M. Barrero, N. Bloom, S.J. Davis, M. Dolls, P. Zarate
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