Después de contraerse el año pasado, el Perú está en busca de una cifra positiva en el 2024. Si bien diversos factores adversos del 2023 ya no se repetirían este año, todavía hay trabajos pendientes de parte del Gobierno peruano. Al respecto, Luis Valdivieso, exministro de Economía y Finanzas, comenta a Gestión las “acotadas, pero firmes” tareas sobre las que el Poder Ejecutivo, y el Estado en su conjunto, debería apuntar.
¿Cómo podría resumir el 2023?
El 2023 fue un año lamentable. El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) analizó los factores que contribuyeron a la caída de la economía del año pasado. Explica que el crecimiento fue 2.7 puntos porcentuales menor al potencial debido a El Niño, conflictos sociales, la confianza, el menor crecimiento de exportaciones, y otros factores como mala inversión de gobiernos subnacionales, las sequías, la gripe aviar.
Lo que nos dice el Banco Central es que hay factores que explican la caída que están dentro del ámbito del Poder Ejecutivo, en el sentido de que pueden controlarlos, como son los conflictos sociales y la confianza. Y, otros no están, como El Niño.
Los conflictos sociales, la confianza y la inversión pública son factores que están bajo el control del Gobierno. Ahí faltó acción para poder compensar los impactos negativos. No es fácil. ¿Cómo se restituye confianza? Con acciones concretas que demuestren la dirección que el Gobierno le quiere dar al país.
¿Cómo entramos al 2024?
Si no se repiten los fenómenos naturales (del 2023), tendremos base para una recuperación este 2024. Si a eso le sumas algo más de inversión para remediar los impactos de las anomalías climáticas; y otras medidas que se puedan tomar para reducir conflictos sociales y aumentar la confianza.
Además, acaban de revisarse todos los pronósticos de crecimiento para el mundo, para las economías avanzadas. Tienes cierta estabilidad con los precios de los metales y tienes una baja en los precios del trigo, maíz y soya. Lo externo nos puede ayudar a que todas las medidas que tomemos internamente tengan un impacto más visible, y que no tengamos que luchar contra la adversidad en el sector externo.
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¿Aprovechamos las ventanas de oportunidad?
El Gobierno ha tomado medidas de reactivación que son basadas en gasto social. La reactivación de la inversión no ha tenido hasta el momento un impacto. Desde la inversión pública, se han paralizado más de 2,400 obras por S/14,000 millones. Además, tenemos expectativas aún bastante pesimistas del el sector privado respecto a la demanda y las facilidades para la inversión privada.
Hay un pesimismo que hay que revertir. La confianza del sector privado está afectada, pero también de la inversión extranjera directa.
No es un capricho no invertir, simplemente es una decisión racional. No es que no están pensando en invertir, (el sector privado) está esperando a ver qué cambia. El gran reto es cómo cambiar la confianza, ¿qué tienes que hacer?
Desde el mensaje en CADE Ejecutivos, donde el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, pedía que se “pare con el pesimismo absurdo”, ¿ha hecho algo para restablecer la confianza?
Hay cosas que se han hecho, que hay que reconocer. Las mesas de trabajo en el Ministerio de Economía y Finanzas para acelerar los procesos de inversión es una buena idea, hay que asegurarse de que funcione. Chavimochic III es un proyecto que ayuda a decir “esto va en serio”. Es una obra pública Gobierno a Gobierno (G2G), pero hay que tener cuidado que con esa decisión se envíe un mensaje de que el Gobierno no cree en el rol subsidiario.
Pero, tenemos una lista de proyectos posibles, pero hay algunos que están listos y que cambiarían mucho el mensaje del Gobierno: Tía María y Conga. Ambos tienen todos los requisitos ambientales requeridos por ley, estudios de impacto ambiental, tienen todas las licencias de funcionamiento, pero falta la licencia social. El Gobierno tiene la obligación de ayudar a formar consenso y no pararse de costado. Nos guste o no, ahora la actividad extractiva es el motor de crecimiento. Ahí están las ventajas absolutas.
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¿Qué hacer para recobrar la confianza?
Hay acciones que se pueden realizar, y no hablo de grandes decisiones, o de Con Punche 1, Con Punche 2, shock de inversiones, etcétera. Pienso que es paso a paso, es como tratar con una criatura, no puede correr.
Nosotros no tenemos la capacidad de gestión para correr, tenemos que caminar, paso a paso, pero firme. Un paso firme es decir “el Gobierno tiene la intención de mantener un clima de inversión atractivo para el inversionista, y haré estas acciones específicas dentro de los siguientes plazos”.
Lo segundo es revisar el uso de los recursos. En el Perú otorgamos el canon a regiones, mucho no se utiliza y lo único que saben hacer es pelear para que se cambie el destino del uso de los recursos.
Un tema clave para ganarse la confianza es la transparencia. ¿Diría que eso se está haciendo bien?
Un elemento para recobrar la confianza es, por ejemplo, la transparencia fiscal. Se han hecho “jugadas” para alcanzar la regla fiscal que el mismo Consejo Fiscal ha criticado. ¿Cómo es posible que adelanten la distribución de dividendos del Banco de la Nación? Esa es una contabilidad chicha. Necesitamos más transparencia. Esto es importante para la confianza, no solo del inversionista, sino del consumidor.
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¿El Gobierno de Dina Boluarte tiene las espaldas hoy para hacer reformas estructurales o al menos empezarlas? ¿Hay espacio para una reforma tributaria?
Mi recomendación a la presidenta Boluarte, al ministro de Economía y Finanzas, y al primer ministro (Alberto Otárola): antes de pensar en reformas tributarias complejas, por qué no se busca a los evasores.
Las reformas requieren un trabajo muy delicado porque necesitas lograr el apoyo social. Cuando tienes una situación tan compleja como la que tenemos en este momento, enfócate en lo que puede hacer sin hacer “olas”. Administración tributaria es distinto que reforma tributaria. Mejora la administración, si quieres hazlo con incentivos.
¿El plan Unidos del Gobierno era lo necesario?
La reactivación tiene que venir por la inversión y debe tener el gasto corriente que apoye a esa inversión. A las personas se le está acostumbrando a vivir de transferencias públicas. Para invertir se necesita ahorro.
¿Cómo ve el ahorro a todo nivel?
Tenemos acceso a crédito externo, sí, pero no es ilimitado. Lo segundo es que el Gobierno no está ahorrando, tiene desahorro, gasta más de lo que le ingresa. ¿Qué queda? El ahorro privado de empresas y personas. Las empresas indudablemente van a tener menos ahorro porque en un periodo recesivo lo que cae son las ventas, las utilidades van a ser menores y la distribución va a ser limitada. Y, sobre el ahorro privado, ¿quién es el principal ahorrista en el Perú? Los fondos de pensiones. Pero, qué están haciendo los congresistas: retiros.
Hablemos de cualquier pedido que se ponga sobre la mesa, pero este Gobierno con las justas puede manejar cuatro o cinco acciones. Que se concentre en cuatro o cinco acciones, para que digan: “Hemos comenzado a caminar”.
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¿Qué pasos se pueden dar hacia el 2026?
Hay tres retos hacia el 2026. Uno es el reto político, la democracia representativa. En el 2001, se presentaron ocho partidos, cuatro pasaron la valla y captaron el 96.4% del voto. (…) En 2021 se presentaron 18 partidos, pasaron nueve con 89% de votos. Totalmente fragmentados. Eso te refleja que el país está atomizado. Los partidos que tienen representación, que son representativos de la población, cada vez son más chicos en el Congreso, y eso no ayuda a la buena conducta de políticas públicas.
Hay un uso desmedido de la cuestión de confianza, la vacancia y el cierre del Congreso.
No se puede tomar a la ligera, cerrar el Parlamento o vacar al presidente, son temas delicados.
¿Cuál es el otro reto hacia el 2026?
El económico. No hagan daño. Aspiren a crecer algo, cerca del potencial. Eso va a tener que pasar por crear un ambiente de confianza, comenté las medidas hace un momento; hacer un mayor esfuerzo por dar garantía al cumplimiento de los contratos, la estabilidad jurídica.
Mencionó que eran tres retos. ¿Cuál es el tercero?
Tercer reto: seguridad y lucha contra la corrupción. No podemos permitir que nuestras fuerzas policiales y armadas estén en esta situación, y no puedan trabajar coordinadamente. Lo otro es que hay focos de corrupción y falta de transparencia en ciertas áreas de la administración pública, que es necesario de investigar como por ejemplo la Superintendencia de Bienes Nacionales que administra los terrenos públicos.
¿Qué le falta al Gobierno?
Hay mucho que hacer, tienes dos años y medio para que des cinco pasos bien concretos, con fechas. Todos van a querer más, las necesidades son ilimitadas, pero el Gobierno tiene que enfocarse, le falta enfoque, focalización, determinación y convencimiento ideológico. ¿Cree o no cree en el mercado?
¿Cómo ve la figura del ministro de Economía y Finanzas? ¿Cómo ve la figura del Gabinete en conjunto?
Me podrían decir que es débil la comunicación, no convence. Pero, yo teniendo experiencia, puedo decir que lo más importante es qué hará el Gobierno en los próximos años, cuál es la agenda entregable, la que el Gobierno está comprometido a hacer. Una vez que tienes determinada la agenda, se verá si la composición actual del Gabinete es apropiada o no.
Eso de navegar sin agenda (significa que) puedes poner a cualquiera (en el Gabinete), pero será más de lo mismo. Hay dos actores clave, el capitán y el que maneja la nave. Uno es la presidenta y el otro es el primer ministro. Ellos deben tener la agenda clara, tener la determinación y el coraje por pelearse por esta. La agenda debe ser chica y específica.
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“Tiene que darse a una administración privada”
Después del pedido millonario de Petroperú, pues buscaba capitalización de deuda y aporte de capital, la empresa estatal saltó a la palestra. Además, recientemente, Fitch Ratings le rebajó la calificación reconociendo una deuda insostenible de la petrolera estatal.
En este contexto, tras la negativa del Gobierno de darle dinero a Petroperú y apostando más por una reestructuración, se publicó un decreto supremo con el que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ahora tendrá mayor control sobre el accionariado de Petroperú (ver página 14).
Luis Valdivieso, exministro de Economía y Finanzas, comentó que “Petroperú necesita oxígeno, eso es indudable”. Sin embargo, se debe analizar en detalle la situación.
“Acá hay un problema serio. Muchos dicen que se cambie la gobernanza, ¿es suficiente? No. Ya lo probamos. Dicen que se haga un plan de reestructuración, ¿es suficiente? Ya lo hicieron y nadie lo conoce. Los planes no se hacen así, no es que se desembolsan el dinero y luego se hace el plan; más bien, los desembolsos del dinero que necesitas son condicionales a que la empresa haga ciertas acciones. ¿Esta administración está capacitada para hacer esto? No. Hay que cambiarla”, refirió.
Es por ello que considera que debe hacerse una concesión de la administración de Petroperú. “Tiene que darse a una administración privada”, dice.
“Sigue siendo del Estado, pero se da en concesión. Si haces eso, el oxígeno lo tiene que poner alguien. Puedes negociar cuánto de las contingencias y de las deudas se pueden absorber en un plan de negocios de dos, tres o cuatro años. Entonces, una parte lo pone el Estado y el resto lo absorbe el plan de negocios”, apuntó.
Contratos. Para Valdivieso, “el Estado debería reabrir, por ejemplo, la investigación a Odebrecht con vistas a ponerle un verdadero castigo. Lo que se pidió a la empresa es una compensación miserable. En general, si en cualquier proyecto ha habido sobrevaloración por corrupción, hay que probarlo y castigar a los involucrados, cárcel para los funcionarios que aceptaron y compensación -de ser posible cárcel también- para los empresarios que indujeron a esa corrupción. Las compensaciones tienen que ser significativas para que no vuelva a ocurrir”. En este contexto, mencionó que “una cosa son los contratos y otra es la corrupción que llevó a este sobreprecio o a esta sobretarifa”.
El foco debe estar en la ley laboral
Ante la consulta sobre un posible aumento de la remuneración mínima vital, así como el pedido del sector privado para derogar los decretos supremos vinculados a la limitación de la tercerización laboral y la huelga, Luis Valdivieso, exministro de Economía, comentó que el foco debería recaer sobre la ley laboral.
“La ley laboral que tenemos promueve la protección de beneficios de los formales. Cada vez aumentan los beneficios de los ‘privilegiados’ que pertenecen al 25% de la fuerza laboral formal. El 75% no goza de esos privilegios, porque la ley laboral protege beneficios, pero no la creación de trabajo. La creación de trabajo se protege con flexibilidad en la contratación y despido”, aseveró.
Editora de Economía y Finanzas del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con 9 años de experiencia profesional en el rubro.
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