El alza de los precios en Perú continúa su tendencia de desaceleración pero aún está lejos del rango meta (entre 1% y 3%). La inflación anual llegó a 5.58% en agosto, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Si bien los precios de los alimentos continuaron creciendo a menor ritmo, las frutas y hortalizas se dispararon; además, en transportes también se registró una aceleración (pasó de 0.41% en julio a 2.30% en agosto).
Alimentos y energía son productos o servicios volátiles que están sujetos a shocks de oferta. La pregunta entonces es, ¿qué pasa cuando se retiran estos y se analiza la llamada “inflación core”?
La inflación sin alimentos y energía alcanzó un “pico” de 5.92% en marzo de este año, de acuerdo con información del Banco Central de Reserva de Perú (BCRP); pero ha comenzado a desacelerarse con más claridad.
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“La inflación sin alimentos y energía es lo que mejor captura las presiones inflacionarias que vienen por el lado de la demanda. El Banco Central le responde a los shocks de demanda porque con la tasa de interés de referencia no puede hacer nada con los shocks de oferta. Por eso se usa este indicador, es una medida “más limpia” de la inflación sobre la que el Banco Central tiene más control”, explica Luis Fernando Alegría, profesor de Pacífico Business School.
Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, y Alegría mencionan que en agosto la inflación core se ubicó en 3.82%, la cifra más baja desde abril del 2022.
Proyecciones
Odar comenta que en lo que va del año, a agosto, la inflación sin alimentos y energía acumula una variación de 2.17%. “Eso te dice que para llegar a 3% al cierre del año, deberías alcanzar un 0.8% de inflación acumulada en los siguientes cuatro meses”, plantea.
Esto parece un poco bajo -refiere- para el comportamiento reciente del indicador. “Es más consistente pensar que se alcanzará una inflación acumulada más o menos alrededor de 1% en los últimos cuatro meses”, argumenta. Con ello, proyecta Odar, hacia fin de año la inflación sin alimentos y energía estaría cerca de 3%: alrededor de 3.2% - 3.3%, estima.
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Alegría coincide: “para fin de año no debería ser demasiado malo para el BCR, en el sentido que la inflación total va a estar más pegada al 4%, pero la inflación sin alimentos y energía va a estar más cerca al 3%”.
Eso debería seguir moderándose en los meses que quedan -resalta- porque al ser una inflación que depende de la demanda interna, Perú hoy tiene una economía débil, con dos trimestres de caída. “Eso pesa más en la inflación sin alimentos y energía”, menciona.
“No es una noticia negativa, porque el compartamiento de la inflación se debe a algo totalmente exógeno. La parte sin alimentos y energía está mostrando una trayectoria de convergencia cerca de 3% para el próximo año”, agrega Odar.
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¿Shocks de oferta sobre la inflación core?
Los shocks de oferta también podrían impactar sobre la inflación core, pero bajo ciertos escenarios. Por ejemplo, dice Alegría, si por alguna razón se afecta el precio del petróleo, podría impactar, pues es un producto clave en casi todas las industrias; y en el caso de los alimentos, su alza puede reflejarse en algunos servicios como restaurantes. Sin embargo, estas alzas deben ser prologandas.
Odar concuerda: “Esto va a responder al hecho de que tengamos algún choque de oferta que se prolongue por varios meses. Por ejemplo, recordemos la subida del limón del 2017. Subió en marzo, corrigió paulatinamente en abril y en mayo había regresado a su nivel original. Fue muy fuerte, pero se disipó rápido. No tuvo tiempo de trasladarse al los precios base″.
Editora de Economía y Finanzas del diario Gestión. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Con 9 años de experiencia profesional en el rubro.