El exministro de Economía y Finanzas, Carlos Oliva, afirmó que no será fácil que la inversión pública en el 2022 crezca el 4.5% que ha proyectado el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), y aún si lo hiciera, será insuficiente para contrarrestar la caída de la inversión privada que habrá el año próximo.
Explicó que los problemas de capacidad y estructurales que tiene la ejecución del gasto público a nivel nacional y subnacional, podría hacer complicado que se concrete la proyección del BCR.
Indicó, además, que lamentablemente la ejecución presupuestal, sobre todo en los gobiernos subnacionales, se acelera (alrededor del 20% o 25% del total) en diciembre, lo que expone un falta clara de programación.
Cabe recordar que hasta ahora solo 11 regiones tienen un nivel de ejecución de inversión en proyectos superior a 50%.
“Entre los problemas está la articulación entre el sistema de abastecimiento y sistema de inversiones, dejado de lado históricamente. En suma, las transferencia que hace el gobierno central actúan con rezago, dando poco espacio a los gobiernos regionales y locales para gastar”, explicó.
Señaló que transferir dinero después de mayo explica en parte que la ejecución sea a fines del año y no como debería en volumen y calidad. “Todos estos problemas son de gestión pública, no implica ninguna ley, y nadie habla de ello desde el gobierno”, subrayó.
Mencionó que, sin embargo, el problema radica sobre todo en la inversión privada, pues el respaldo por el lado público no mejoraría el escenario para la economía si la inversión privada cae.
“Es imposible que con solo inversión pública se pueda revertir la caída en la inversión privada, pues es su cuarta parte y la quinta parte del total. La inversión privada es el motor de crecimiento, lo demás es solo paliativo. Si siguen las expectativas negativas, no solo por la parte política sino por las decisiones como la estatización del gas, no será un panorama alentador”, advirtió.
Sobre el manejo fiscal
Oliva afirmó que no se debe perder el objetivo de consolidación fiscal y hacer un buen uso del dinero público, pues a la larga el Perú podría terminar con peores calificaciones de riesgo. Indicó que el hecho de que se esté recibiendo más ingresos por el alto precio de los minerales no significa que el gobierno se pueda dar licencia para usarlo sin sustento, sino más bien debería financiar reformas importantes de salud o educación.
Precisó que la entrega de dinero a través de bonos que propone el gobierno no es la mejor decisión para usar los recursos, pues no tiene el impacto que podrían tener otras acciones.
“No se está discutiendo una mejor gestión pública, sino repartir bonos, que incluso se dan a personas que trabajan. Definitivamente, debemos tener cuidado con las perspectivas fiscales para evitar en un futuro seguir pagando tasas mayores en nuestras emisiones (de bonos soberanos). En el corto plazo no lo vamos a ver, porque, debido a los mayores ingresos por los metales, el déficit podría seguir bajando”, manifestó.
Una mala gestión desde hace mucho
Al ser consultado sobre si la política fiscal no ha tenido un rol contracíclico en los últimos años con afirmó recientemente el presidente del BCR, Julio Velarde, señaló que efectivamente este ha sido el escenario.
“La política contracíclica no se aplica en el momento que se tiene que aplicar. Al tratar de dar un impulso fiscal, por el lado de la inversión pública, se demora mucho. Algo que quieres que funcione en seis meses, se da luego de un año, y esto es lo de siempre”, lamentó.
Añadió que la única manera de gastar rápido es a través del gasto corriente (sueldos), pero cuando el shock se quiere hacer a través de la inversión pública la situación se vuelve mucho más compleja. “El problema no es de presupuesto sino de ejecución, en donde la falta de capacidad de gestión, derivada de la rotación de personal tanto en los ministerios como gobiernos regionales y locales, tiene relevancia”, precisó.