Para muchas instituciones, legisladores, dirigentes o empresas, el tuit es el canal de difusión por excelencia, al punto que a veces sustituye a los demás. (Photo by Olivier DOULIERY / AFP)
Para muchas instituciones, legisladores, dirigentes o empresas, el tuit es el canal de difusión por excelencia, al punto que a veces sustituye a los demás. (Photo by Olivier DOULIERY / AFP)

En vías de ser adquirida por Elon Musk, Twitter se volvió, en menos de una generación, la vía de comunicación prácticamente ineludible para empresas, políticos, militantes, celebridades, pero es a la vez un ejemplo de la deriva de las redes sociales.

Unos 16 años después de su creación, la empresa de San Francisco (California) cuenta 217 millones de usuarios activos cotidianos, de los cuales 80% están fuera de Estados Unidos.

Fueron necesarios 12 años y miles de millones de dólares para que la plataforma obtuviera su primera ganancia neta, a fines del 2017. El año siguiente, tuvo sus primeros 12 meses en verde.

Aunque es frecuentemente asociada a Facebook o Instagram, e incluso a otros gigantes estadounidenses de la tecnología, Twitter está muy lejos en materia económica, tanto en volumen de negocios (US$ 5,000 millones en el 2021), como en su valor en bolsa.

Su modelo de negocios tiene dificultades para monetizar -convertir en ingresos- la inmensa influencia que ejerce la plataforma.

Basado en la publicidad, no ha logrado atraer a suficientes anunciantes, en algunos casos temerosos del lado oscuro de Twitter, caja de resonancia de críticos y radicales de todos los colores.

Sin embargo, para muchas instituciones, legisladores, dirigentes o empresas, el tuit es el canal de difusión por excelencia, al punto que a veces sustituye a los demás.

también fue considerado durante casi cuatro años como el medio de comunicación privilegiado por el entonces hombre más poderoso del mundo, el presidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021), antes de que fuera expulsado de la red tras la invasión del Capitolio por parte de sus seguidores en medio de cuestionamientos al resultado electoral.

Los inversores han visto con recelo las acciones de Twitter, que antes de la irrupción de Musk en su existencia como empresa, hace tres semanas, valía 12% menos que cuando fue introducida en bolsa hace más de ocho años.

Para lograr nuevas fuentes de ingresos, el grupo lanzó en junio pasado Twitter Blue, un servicio de abonados que ofrece funciones adicionales a las que tienen los usuarios que utilizan la red gratuitamente.

ve claramente la puesta en marcha de fórmulas de abonados como vía a seguir”, dijo en una nota de análisis Susannah Streeter, de Hargreaves Lansdown.

El riesgo, continuó, está en que este modelo aleje de la plataforma a los tuiteros moderados, que podrían no estar dispuestos a pagar por una red donde la agresión es una posibilidad latente.