Debería ser obvio que un automóvil no es un teléfono inteligente. Apple Inc. está actuando como si fueran lo mismo.
No es ningún secreto que Apple trabaja en la tecnología de vehículos de autoconducción. Apple se encuentra entre docenas de compañías que tienen permisos de California para probar vehículos autónomos en vías públicas.
El director ejecutivo, Tim Cook, a su manera, reconoció el proyecto de transporte sin conductor en una entrevista de Bloomberg Television en 2017. Los medios de comunicación informan periódicamente sobre los altibajos de esta iniciativa. La compañía confirmó esta semana informes anteriores de que había adquirido la startup de vehículos autónomos Drive.ai.
Y, sin embargo, Apple permanece mucho más cerrada que sus pares. Waymo de Alphabet Inc., Uber Technologies Inc., Tesla Inc., Cruise de General Motors Co. y otras compañías que trabajan en esta tecnología hablan bastante abiertamente sobre sus ambiciones generales para el transporte autónomo, los logros en sus avances y los problemas para la industria. Apple no hace nada de esto.
Por lo que puedo decir, las discusiones de Cook sobre el proyecto de transporte autónomo de Apple nunca han ido más allá de las vagas generalidades de esa entrevista de Bloomberg TV.
Siempre es una tendencia de Apple mantener en secreto un producto en desarrollo hasta que esté perfecto y listo para su debut mundial. Pero los autos sin conductor no son teléfonos inteligentes ni lentes de realidad aumentada. Las tecnologías emergentes, en particular las que tienen el potencial de salvar vidas humanas y también sacrificarlas, requieren un debate abierto y merecen un proceso relativamente transparente, con defectos e imperfecciones.
Los automóviles sin conductor tienen el potencial de transformar la naturaleza de las ciudades, mejorar la fuerza laboral de un país, impactar el medioambiente y requerir revisiones a las leyes y la ética. El público no está bien atendido por la inclinación de Apple a no comprometerse con un tema de tanta importancia. Apple tampoco consigue llamar la atención por su enfoque.
La industria de los automóviles sin conductor en su conjunto no ha sido un libro abierto. Los defensores, y algunos reguladores, han presionado a las empresas a divulgar mucho más que solo métricas de seguridad y a colaborar con los rivales para garantizar un progreso mejor y más seguro en la tecnología autónoma. Pero Apple está tomando la discreción de la industria a un nivel absurdo.
Poco después de la entrevista de Bloomberg, Cook reiteró a los analistas bursátiles que Apple se interesa en la tecnología autónoma y tiene "un gran proyecto en marcha y está haciendo una gran inversión en esto". Y eso es todo. "No quiero ir más lejos al respecto", dijo Cook. Ha sido igualmente ambiguo desde entonces.
En comparación, los ejecutivos de Waymo hablan periódicamente sobre las repercusiones de la tecnología de los automóviles sin conductor y sus posibles inconvenientes. En el último anuncio de resultados de Alphabet, los ejecutivos hablaron sobre la apertura de una instalación en Michigan para producir exclusivamente vehículos autónomos, explicaron el enfoque de Waymo en los servicios de viaje tipo Uber y mencionaron la posibilidad de que sus sensores de vehículos internos estuvieran disponibles para empresas externas.
La semana pasada, un ejecutivo de Alphabet respondió a la pregunta de un accionista sobre cómo los vehículos autónomos podrían afectar los ingresos fiscales.
Alphabet ha progresado más con su proyecto de automóvil sin conductor que Apple, pero eso no debería limitar el compromiso al considerar el avance de la tecnología. Queda cada vez más claro que el mayor beneficio de los autos sin conductor quizá no esté en los autos de propiedad individual, sino en mejorar el transporte compartido. Ninguna compañía individual puede lograr esto en un vacío.
Requiere participación con planificadores e investigadores de transporte, aportes de expertos legales, solución de puntos de referencia en materia de seguridad y trabajo con proveedores. Apple puede estar haciendo algo de esto en secreto, pero eso olvida lo central. El progreso de la tecnología autónoma exige una coalición amplia y un compromiso abierto con el mundo.
Para los inversionistas de Apple, la tecnología sin conductor es una "opción libre" para los propietarios de acciones a largo plazo, dijo esta semana CFRA Research. Los costos ya están siendo absorbidos. El margen operativo de Apple se encuentra en su nivel más bajo en un década por un porcentaje de ingresos.
En gran parte, esto se debe a que los gastos en investigación y desarrollo —que presumiblemente incluyen el proyecto de automóviles sin conductor de Apple— representaron el 6% de los ingresos de Apple en los últimos 12 meses. Llegó a un 3% hace apenas cinco años.
Es posible que Apple se mantenga en silencio sobre la tecnología sin conductor porque la apertura no está en el ADN de la compañía. O tal vez el estar a la zaga en la tecnología explica el silencio de Apple. Los informes normativos de California muestran que los autos autónomos de prueba de Apple requieren una mayor intervención de los conductores de respaldo humanos que los prototipos de muchas otras compañías. (Existe un debate acerca de si estos datos son la mejor medida del progreso, pero es uno de los pocos disponibles públicamente).
Apple tiene el poder de moldear la percepción pública de una manera que tal vez ninguna otra compañía pueda. Utiliza ese poder para vender teléfonos inteligentes, por supuesto, pero también para convencer a la gente de las opiniones de la compañía sobre la política de inmigración de EE.UU., la importancia de enseñar software de codificación a los niños y los efectos perniciosos de las redes sociales.
Los autos sin conductor no serán omnipresentes en las vías públicas durante muchos años, pero las políticas y la percepción pública se están estableciendo ahora. La gente en EE.UU. se muestra escéptica acerca de los autos sin conductor y, como mínimo, un poco más de compromiso de Apple podría ayudarles a cambiar de opinión.
Por Shira Ovide
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.