La petrolera estatal mexicana Pemex ha visto mejorar el sentimiento de los inversionistas en las últimas semanas, a pesar de su enorme deuda, el desplome en la demanda de crudo y la poca claridad sobre cómo hará el gobierno que deje de perder dinero.
Aun a riesgo de tener el "ángel caído" más grande del mundo, una ignominiosa distinción que reciben aquellas compañías que pierden su calificación de grado de inversión, los tenedores de bonos apuestan por el apoyo continuo del gobierno.
"Si llegamos a ver que el apoyo soberano está más lejano o que hay algún esfuerzo por separar más al sector soberano y al sector petrolero como entidades independientes, nos volveríamos más cautelosos", dijo James Barrineau, codirector de deuda de mercados emergentes en América para la firma Schroders.
Barrineau añadió que, a diferencia de otras firmas del sector sin grado de inversión, la "importancia de Pemex para el soberano significa que los riesgos de incumplimiento son bajos".
Los bonos de la petrolera también siguieron siendo una buena opción para los analistas de Morgan Stanley, quienes el lunes se volvieron optimistas sobre la deuda soberana de mercados emergentes.
El banco de Wall Street elevó su apuesta en Pemex y cerró su posición en un Credit Default Swap a cinco años con el que se cubría ante un posible impago de la petrolera.
En lo que va de mayo, los diferenciales de los bonos de Pemex más negociados frente a la deuda soberana se han reducido, según datos de MarketAxess. El del bono al 2030 se achicó en 240 puntos básicos y el del bono a enero del 2027 se redujo en casi 200.
Al cierre del jueves, los bonos con vencimiento en el 2030 se negociaron a 89 centavos, con un rendimiento de 8.97%, mientras que los que maduran en el 2027 se cotizaron a 91 centavos, con un rendimiento de 8.25%.
Los diferenciales de los bonos de Pemex se han estrechado este mes frente a los soberanos a un ritmo más acelerado que lo que ha hecho estos últimos respecto al índice de referencia de mercados emergentes.
Además, considerando que los diferenciales de la deuda soberana mexicana respecto a la estadounidense son de los más grandes para su nivel de calificación, si se redujeran presionarían los rendimientos de Pemex a la baja, dijeron los especialistas.
Inicialmente, los inversionistas, la mayoría hambrientos por altos rendimientos, castigaron a Pemex e incluso a la deuda soberana, porque dijeron que el presidente Andrés Manuel López Obrador no había ofrecido un plan creíble de cómo le daría la vuelta a Pemex.
Sin embargo, ahora reconocen que las dificultades de la compañía han hecho más complicado el apoyo soberano. El director general de Pemex, Octavio Romero, se apega a la posición del gobierno.
"Pemex probablemente sería el principal beneficiario de cualquier esfuerzo de alivio fiscal (del gobierno)", dijo Gustavo Rangel, economista en jefe para América Latina de ING.
"De hecho, la fuerte caída en los precios del petróleo sugiere que Pemex debería continuar luchando para cumplir sus objetivos financieros, lo que aumenta la necesidad de asistencia financiera continua del gobierno federal", agregó.
Adicionalmente, la caída de la demanda de petróleo en el mercado mundial ha exacerbado los problemas financieros de la estatal mexicana.
La compañía tiene una deuda financiera de alrededor de US$ 105,000 millones y más de US$ 54,000 millones en pasivos de pensiones no financiados. A fines del mes pasado reportó una pérdida de US$ 23,600 millones, una de las más grandes para un solo trimestre en la historia de la empresa.
Jens Nystedt, gerente senior de cartera de Emso Asset Management, dijo que aumentó sus tenencias de bonos de Pemex hasta el mes pasado, luego de que la rebaja a "basura" en su nota crediticia obligó a algunos inversores a vender, bajando los precios.
“Mucha gente esperó a que se diera esa venta forzada antes de que estuvieran dispuestos a aprovechar los rendimientos y un diferencial atractivo sobre el soberano”, dijo Nystedt.