Los coches eléctricos Tesla están provocando mucho fastidio y numerosos juicios en Noruega debido a que la explosión de las ventas supera la logística del fabricante estadounidense, cuyo servicio de atención al cliente deja que desear.
En el primer semestre, Tesla se convirtió en la cuarta empresa con un mayor número de quejas ante el Consejo de Consumidores de Noruega. En el 2017, la firma estadounidense se encontraba en el puesto 24º.
"Tengo el auto desde hace ocho meses y ha circulado sin problemas durante cuatro días", explica Yngve Solberg, que como muchos noruegos, echa pestes de los problemas que le ha dado su Tesla X, de 115,000 euros, y de la lentitud del constructor para solucionarlos.
Proporcionalmente, ningún país del mundo cuenta con tantos Tesla como Noruega, donde se matricularon más de 26,000 modelos S y X, según www.teslastats.no. Pero esta explosión de ventas no se ha visto acompañada de una subida en potencia del aparato logístico, netamente insuficiente.
Resultado: espera interminable para la reparación de estos vehículos eléctricos de alta gama, falta de piezas de repuesto, dificultades para contactar con el servicio al cliente y... quejas por doquier.
Amante de los autos, Yngve Solberg no ha tenido pocos problemas con su Tesla X, flamantemente nuevo: las puertas traseras funcionan cuando quieren, la suspensión falla y, cada vez, tiene que esperar varios meses antes de que le den cita en el centro de reparaciones.
"A causa de las puertas, no pude estacionar al lado de otros vehículos durante tres meses, ni en el garaje ni en el trabajo, ni tampoco en el sitio donde suelo aparcar enfrente de mi casa", comenta, indignado.
En el foro de la Asociación noruega de Vehículos Eléctricos, otro propietario de Tesla asegura que, harto, llevó su vehículo a Copenhague para que le cambiaran uno de los brazos de suspensión. Y lleva 13 meses esperando unos asientos nuevos.
Musk entiende el enfado
No se trata de casos aislados. Una investigación de la Asociación de Propietarios de Tesla muestra que el 38% de los conductores sondeados están insatisfechos con el servicio postventa, frente al 57% de opiniones positivas.
"Los noruegos tienen buenas razones para estar enfadados con Tesla", admitió el fundador y consejero delegado del constructor, Elon Musk. "Nos cuesta desarrollar nuestras instalaciones de servicio en Oslo en particular", tuiteó el 5 de julio.
Sin embargo, los problemas podrían resolverse "rápidamente" si Noruega aprueba el despliegue de furgonetas de servicio móvil, que podrían ofrecer reparaciones a domicilio, indicó.
La empresa ya está tratando con las autoridades sobre cómo adaptar ese servicio a la normativa nacional.
Un desafío aún más importante si cabe si se tiene en cuenta que Noruega, cuya electricidad es casi exclusivamente de origen hidráulico, se perfila como un laboratorio mundial del vehículo eléctrico, pues se ha marcado el objetivo de no vender más vehículos a carburante fósil a partir del 2025.
Según Even Sandvold Roland, su portavoz en el país nórdico, este año se aumentó en un 30% el número de efectivos del servicio postventa, y se pusieron en marcha equipos adicionales en algunos lugares. Además, en breve debería abrir en Oslo un nuevo centro de mantenimiento.
"Las cosas mejoran", apunta por su parte Satheesh Varadharajan, residente de la Asociación de propietarios de Tesla. "Los primeros usuarios muestran mucha más comprensión y aceptan que las cosas lleven un poco de tiempo, que haya problemas de crecimiento: ningún otro grupo ha crecido tan rápido".
Con todo, Yngve Solberg conserva su fe en Tesla, por lo que ya reservó su Model 3. Pero matiza: "si se da el mismo caos que el que he conocido en estos ocho últimos meses, será no".