El sindicato declaró la huelga el 16 de setiembre al exigir un reparto más justo de las ganancias de GM, mayor seguridad laboral y la creación de un proceso para que los empleados temporales pasen a ser personal permanente. (Foto: AP)
El sindicato declaró la huelga el 16 de setiembre al exigir un reparto más justo de las ganancias de GM, mayor seguridad laboral y la creación de un proceso para que los empleados temporales pasen a ser personal permanente. (Foto: AP)

llegó a un acuerdo tentativo con el sindicato para poner a fin a una huelga de un mes donde 49,000 empleados cesaron labores en las plantas de la automotriz en Estados Unidos.

El acuerdo entre GM y el sindicato United Auto Workers no llevará inmediatamente a la reanudación de labores. Lo más probable es que los empleados sigan en protesta unos días más mientras el gremio vota en torno a la propuesta.

Hasta ahora no se han divulgado los detalles del acuerdo, que regirá durante cuatro años.

El sindicato declaró la huelga el 16 de setiembre al exigir un reparto más justo de las ganancias de GM, mayor seguridad laboral y la creación de un proceso para que los empleados temporales pasen a ser personal permanente.

La empresa deseaba reducir sus costos laborales para equipararlos con los de sus rivales extranjeros que tienen plantas en territorio estadounidense.

El acuerdo posiblemente incluirá aumentos salariales, bonificaciones a los empleados y el compromiso de la empresa de ensamblar más vehículos en Estados Unidos. Inicialmente GM había ofrecido construir más vehículos en Detroit y en Lordstown, Ohio, dos de las cuatro ciudades estadounidenses donde había anunciado el cierre de fábricas.

La compañía había ofrecido ensamblar una nueva camioneta pick-up en la plata Detroit-Hamtramck, y construir otra ensambladora de baterías en las inmediaciones de Lordstown, Ohio, donde iba a cerrar una instalación.

Las negociaciones entre la empresa y el sindicato se han ido desarrollando en medio de gran incertidumbre para la industria automotriz estadounidense. El sector ha ido creciendo gracias a la más extensa expansión económica en la historia de Estados Unidos, pero ahora se está nivelando y parece estar dirigiéndose en la dirección contraria. Las empresas además están en dificultades al tratar de hacer la transición a vehículos eléctricos y autónomos.

Al mismo tiempo, los aranceles impuestos por el gobierno de Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio han aumentado los costos para los fabricantes. La nueva versión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte está estancada en el Congreso, lo que suscita dudas sobre el futuro del comercio de automóviles y autopartes con Canadá y México, que el año pasado ascendió a US$ 257,000 millones.

Ante esa incertidumbre, el sindicato ha estado tratando de lograr todos los beneficios posibles antes que sea demasiado tarde. Argumenta que cedió en aumentos salariales y otros temas para salvar a GM de la bancarrota durante la crisis del 2009, pero que ahora que el fabricante está saludable nuevamente _ sus ingresos más recientes ascendieron a US$ 2,420 millones _ está en la obligación de repartir mejor sus ganancias.