Los envíos al exterior de la Corporación Frutícola de Chincha (Fruchincha) podrían crecer en el 2023 hasta en 10% en el mejor de los casos. Sin embargo, también podrían mantenerse en los mismos niveles del año pasado, debido a la alternancia en los años de alta y baja productividad de los cultivos, y a que las inversiones de los últimos años han sido cada vez menos agresivas.
El año pasado, los volúmenes de exportación de la empresa chinchana crecieron en 30% con respecto a los de 2021, al pasar de 1994 contenedores enviados a 2500 en el 2022. Su gerente general, Francisco Camino Rivera, sostiene que desde el 2020 los asociados de la compañía han realizado limitadas inversiones en nuevas hectáreas o se han limitado a renovar algunas áreas, pero “inversiones grandes no ha habido”, debido al incremento de los costos de producción y la consecuente caída de la rentabilidad.
A pesar de ello, Fruchincha invirtió US$2 millones el año pasado en su planta de packing: en su automatización y en la mejora de procesos a fin de lograr una mayor eficiencia. “Este año las inversiones se han ajustado de manera importante hasta ver qué va a pasar con el país. Todavía no hemos definido qué inversiones realizaremos este año. Estamos viviendo un momento bastante delicado”, dijo Camino en entrevista con Gestión.
¿Cómo surgió Fruchincha?
Fruchincha se originó en 1999 como resultado de la unión de empresas dedicadas al cultivo de frutas en el valle de Chincha, ubicado en la región Ica, con el fin de exportar estos productos a diversos mercados. En la actualidad, cuenta con 10 asociadas que poseen unas 1450 hectáreas de uva, palta y mandarina. Además, brinda servicios de packing a empresas dedicadas al cultivo y exportación de granada y arándanos.
Camino afirma que el aumento de los costos y la reducida rentabilidad están afectando a la mayoría de empresas y agricultores que la cadena agroexportadora, y que esto se evidencia en una constante reducción de las hectáreas de cultivos.
“Los agricultores definitivamente han reducido sus cultivos en los últimos años. Ahora todavía vemos que las exportaciones (de cítricos, uvas, entre otros) están creciendo, pero se debe a lo que se ha sembrado en el 2016. Más adelante se va a ver el impacto de las áreas que se están matando. Agricultores pequeños y medianos que han invertido menos en sus fundos porque no tienen liquidez”, comentó.
El impacto de eliminar el régimen de exportaciones no tradicionales
Por otro lado, consideró que la situación del sector podría agravarse de forma considerable si el Congreso da luz verde al proyecto de ley que deroga el régimen laboral de los trabajadores de la exportación no tradicional, que ya ha sido aprobado por la Comisión de Trabajo y Seguridad Social.
“Sería un desastre porque en la agricultura vivimos por la estacionalidad de las cosechas. Dentro de agroexportación, hay personal muy calificado (que se ha especializado) en la cosecha de uva o palta, y ese personal no quiere estabilidad, lo que quiere es moverse entre fundos que estén haciendo esa labor (que estén en campaña), para así ganar más. Es personal que gana probablemente por encima de S/2500 o S/3000 al mes en algunas labores”, comentó el gerente de Fruchincha.
Desde su punto de vista, aprobar dicha norma llevaría a las empresas a reducir mucho su número de trabajadores, y a contratar de manera informal a personal durante las temporadas de cosecha.