Estados Unidos se ha consolidado como el principal destino de las exportaciones de la industria textil y confecciones con una representatividad de aproximadamente el 70% de los envíos peruanos. “El grueso de lo que exportamos son prendas ligeras para hombre y mujer (generalmente polos de cuello redondo) con un valor de entre US$ 6 y US$ 9. Tenemos quizás algunos clientes que pueden comprar prendas sofisticadas por US$ 30 o US$ 40, pero son cantidades muy pequeñas”, precisa Luis Antonio Aspíllaga, presidente del Gremio de Indumentaria de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
El ejecutivo indica que el manejo de fibras largas y extralargas, propios del algodón pima peruano, hacen posible la elaboración de este tipo de prendas en el que somos más competitivos. “Cuando ya vamos a prendas pesadas como un suéter o una sudadera, ahí perdemos competitividad por el uso de fibra mucho más corta, donde Asia tiene algodones mucho más baratos que el nuestro”, agrega.
Entonces, ¿cómo lograr una mayor rentabilidad en prendas ligeras?
El segundo vicepresidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), César Tello, considera que nuestra especialización en la elaboración de estas prendas obliga a mejorar el valor agregado, lo que permitirá un mayor nivel de rentabilidad y, sobre todo, diferenciarnos de competidores como Asia, con productos, “probablemente de mucho peso, pero poco valor agregado”.
En tal sentido, el representante de los exportadores considera clave que el sector apunte a la repotenciación de los siguientes aspectos:
- Productividad del trabajador. Es un punto flojo, pues este factor sigue siendo bajo en comparación a los colaboradores de otros países. “Necesitamos mayor eficiencia con un mayor rendimiento de unidades por hora”, añade.
- Fortalecimiento de la capacitación. Es un tema que se ha descuidado, dado que, según Tello, el número de egresados de Senati no son suficientes para la demanda de la industria textil y de confecciones.
- Reducción de los tiempos de entrega. Se debe aprovechar que, en el caso del Perú, todo el proceso para la elaboración de la prenda se realiza en la misma planta. “Nos da facilidades para responder a tiempo una orden de compra, con los estilos y colores demandados”, refiere.
- Automatización de los procesos. Hay procesos en la planta de textiles y confecciones que se pueden automatizar. “Hacia ello deben apuntar sobre todo las grandes empresas, que tienen mayor oportunidad”, afirma.
- Minimizar los costos de producción. Ser cada vez más eficientes en el consumo de agua, energía eléctrica, químicos, entre otros. “Eso es una labor de todas las compañías. Así como también la transferencia tecnológica para la pequeña y mediana empresa”, anota.
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Al respecto, Aspíllaga sostiene que los mercados hoy en día son más exigentes y tienen un alto compromiso con el factor sostenibilidad y los procesos de bajo impacto ambiental. Indica que el exportador que cumpla con estos parámetros tiene una ventaja de poder negociar el precio, incluso un 20% más.
“Estamos importando maquinarias que usan menos agua y colorantes. Y es esa historia la que les importa muchísimo a nuestros compradores, les estamos dando un valor agregado más que decoración. Los clientes están buscando materiales reciclados o algodón orgánico”, expresa.
En esa línea, el representante de la CCL destaca la existencia de cada vez más hectáreas de algodón orgánico en nuestro país. “Al final, los que vienen con las ofertas son las hilanderías, que son los que proveen el hilado y las telas a los exportadores”, explica.
Por su lado, Aspíllaga señala que los empresarios permanentemente se encuentran abiertos a nuevos conocimientos, por lo que asisten a ferias, simposios o seminarios, a efectos de lograr nuevos productos en la rama de la sostenibilidad.
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¿Se crece o no?
Pese a los retos que todavía involucra a la industria textil y de confecciones, Tello resalta el crecimiento del sector en esta última etapa; sin embargo, recomienda que al momento que se tenga que cuantificar la real dimensión del alcance no se utilice como referencia el valor, sino el kilogramo.
“El algodón ha tenido un alza impresionante, entonces lo que tenemos que comparar en la exportación son los kilos. Los dólares están distorsionados porque los precios unitarios han tenido que subir, pues la materia prima se multiplicó”, refiere el empresario, quien precisa que en el periodo enero-agosto el aumento en valor fue de 36.9% frente a solo 21.2% en kilos.
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