Amazon.com Inc. está abriendo almacenes y centros de despachos en Estados Unidos a razón de uno cada 24 horas. El objetivo final es garantizar que prácticamente todos los productos que vende la compañía estén a sólo un viaje en camioneta, y eventualmente a un vuelo en dron, de distancia de las casas de los clientes. Y, sin embargo, la semana pasada, Amazon anunció que compraría 11 aviones Boeing 767-300 para su división de carga aérea, principalmente para el despacho de productos a suscriptores Prime.
A pesar de crear algoritmos para anticipar las necesidades de los compradores y abrir todos esos almacenes, Amazon no puede cumplir con su promesa de envío en uno o dos días a los clientes sin una flota cada vez mayor de aviones caros. Esa realidad se ha vuelto más clara desde que la pandemia provocó un aumento en las compras en línea que ha agotado los recursos de United Parcel Service Inc., FedEx Corp. y el Servicio Postal de EE.UU., lo que obligó a Amazon a tomar medidas.
Dentro de la compañía, Amazon Air a veces se considera más una necesidad costosa que un activo. Una organización decidida a entregar pedidos de manera rápida y eficiente preferiría mover los productos en camión que en avión, que cuesta hasta siete veces más. No ayuda que muchos de los aviones que vuela Amazon sean modelos más antiguos que arrojan más gases de efecto invernadero que los aviones más nuevos y más eficientes en combustible, lo que socava su nuevo compromiso de luchar contra el cambio climático.
El mismo día que anunció el pedido de aviones 767, Amazon realizó 153 vuelos, el equivalente a un despegue cada nueve minutos, entre 40 aeropuertos que se extienden desde Alemania hasta el sur de California, según datos de Plane Finder, un rastreador de vuelos. Cuando los 11 aviones recién comprados comiencen a operar a finales del próximo año, Amazon Air tendrá una flota de 85 aviones.
La expansión de la operación de carga aérea agregará miles de millones de dólares a los costos de envío, que ascendieron a US$52,000 millones en los 12 meses terminados en septiembre. Aunque Amazon es una de las compañías más ricas y valiosas del mundo, históricamente ha operado con márgenes muy bajos y ha invertido efectivo en el negocio, lo que en ocasiones ha causado consternación entre los inversionistas que prefieren ver a la compañía centrarse en la rentabilidad.
Los nuevos cargueros 767 tienen un precio de lista de alrededor de US$200 millones, aunque las aerolíneas generalmente reciben descuentos. Consultores de aviación estiman que Amazon podría haber pagado solo US$10 millones por cada uno por sus últimos aviones. Convertirlos para el transporte de carga tuvo un costo aproximado de US$14 millones por avión, según Laurent Rouaud, cofundador de Avworks Partners, una firma de consultoría de aviación. Amazon, Delta y WestJet declinaron revelar los precios de compra.
Si no había quedado claro, la decisión de Amazon de comprar aviones demuestra el compromiso a largo plazo de la compañía para operar su flota. Otro hito llega a finales de este año, cuando la terminal de carga de Amazon de US$1,500 millones en el aeropuerto de Cincinnati/Northern Kentucky entre en funcionamiento, lo que le permitirá a la compañía tener más de 100 aviones en un centro que se encuentra a un día de viaje en camión, o a un vuelo mucho más corto, de la mayoría de las personas en EE.UU. Eso le da a Amazon más opciones, que según los empleados es un objetivo estratégico recurrente en todo, desde oficinas y empresas temporales hasta proveedores de productos esenciales.
Incluso cuando Amazon expande su división de carga aérea, el director ejecutivo, Jeff Bezos, sigue obsesionado con su sueño final: construir una red tan sofisticada que pueda llevar casi cualquier cosa a la puerta de un cliente en 30 minutos o menos. Un día, su visión dará vida a otra aerolínea, la flota de drones Prime Now.