Las acciones de Estados Unidos han disfrutado de un mercado alcista casi ininterrumpido desde finales de 2009. Hay dos factores que han ayudado a crear el escenario de una economía en estado óptimo ("Ricitos de Oro"), que ayudó a impulsar este aumento.
En primer lugar, el impacto de la crisis financiera de 2008-2009 dejó a las acciones significativamente infravaloradas, lo que creó un amplio margen para que los precios de las acciones se recuperaran.
En segundo lugar, la inflación de Estados Unidos se ha mantenido de manera constante por debajo del objetivo del 2% de la Reserva Federal, por lo que el banco central tiene pocas razones para ajustar la política monetaria.
Las condiciones ahora están cambiando. Nuestro indicador favorito para las valoraciones de acciones de EE.UU. muestra actualmente que el índice S&P 500 está ligeramente sobrevalorado. Esta sobrevaloración no es muy marcada, pero es la más grande desde 2008.
Al mismo tiempo, parece que la inflación superará el objetivo de la Reserva Federal a mediano plazo. Dicha superación no será grande, pero en última instancia podría desencadenar alzas más rápidas en las tasas de interés que las que el mercado actualmente está descontando en los precios.
Eso podría provocar que la curva de rendimiento del mercado de bonos se invierta, lo que ocurre cuando las tasas a corto plazo son superiores a las tasas de los vencimientos a más largo plazo. Una inversión en la curva de rendimiento normalmente es una clara señal de que la economía se dirige hacia una recesión. Todavía no hemos llegado, pero los riesgos están aumentando.
Parece un buen momento para adoptar un enfoque más cauteloso con respecto a las acciones estadounidenses y mundiales, así como a los activos de mayor riesgo en general. Eso no significa que una venta masiva de acciones en el mercado sea inminente, ya que el momentum en las acciones de los Estados Unidos sigue siendo positivo.
Pero si los inversores quieren evaluar el momento de una posible retirada, tiene sentido analizar de cerca estos indicadores de momentum.
Los bajistas del mercado bursátil han advertido durante mucho tiempo de un inminente retroceso, señalando los máximos históricos en las valoraciones de las acciones, determinadas, por ejemplo, por la relación precio-ganancias.
Hemos sido escépticos con respecto a este argumento porque las elevadas relaciones precio-ganancias actuales reflejan en gran medida un descenso estructural en las tasas de interés.
El siguiente gráfico muestra la negociación del S&P 500 ligeramente por encima de nuestro indicador de valoración, que es una variación del llamado modelo de la Fed, basado en el producto interior bruto nominal (como reflejo de las ganancias) y los rendimientos de los bonos corporativos.
La última vez que sucedió fue a fines de 2015, justo antes de la venta masiva de acciones de principios de 2016.
Sin embargo, la sobrevaloración en relación con el índice S&P 500 nominal es más alta ahora, alcanzando un nivel no visto desde principios de 2008.
Por sí sola, la valoración elevada es una razón para preocuparse de un posible retroceso en el mercado, y ciertamente es una indicación de los crecientes riesgos a la baja para el mercado.
Pero un motivo aún mayor de preocupación es que tanto la Fed como el Banco Central Europeo podrían intensificar su retórica de política monetaria más restrictiva. Eso también sería una mala noticia para los activos de mayor riesgo.
Nuestro indicador de las condiciones monetarias de EE.UU., que se basa en la oferta monetaria y el crecimiento del PIB nominal, así como en los movimientos cambiarios y de tipos de interés, sugiere que la inflación está repuntando.
Como se muestra en el siguiente gráfico, nuestro indicador monetario ha subido recientemente por encima de cero, lo que significa que es más probable que la inflación supere el objetivo de la Fed, no que permanezca por debajo. El aumento en el indicador se debió principalmente a la reciente aceleración de la caída del dólar estadounidense.
En tales condiciones, parece prudente que los responsables de las políticas eleven las tasas al menos en línea con los precios actuales del mercado y tal vez incluso de manera más agresiva.
Debido a los mayores riesgos de inflación, también sería natural esperar que la Fed module su retórica en una dirección más restrictiva, y eso es exactamente lo que muestra nuestro indicador de la orientación de expectativas de la Reserva Federal.
El indicador de la orientación de expectativas es una medida cuantitativa basada en el lenguaje utilizado por la Reserva Federal en las declaraciones de política monetaria.
Hemos estimado un modelo de cambios en el indicador de la orientación de expectativas basado en los indicadores del ciclo económico, así como en las expectativas de inflación. Como muestra el siguiente gráfico, la orientación de expectativas prevista es más restrictiva que la retórica real de la Reserva Federal.
Eso podría indicar que los responsables de las políticas pronto tomarán un giro hacia una política monetaria más restrictiva.
Vemos una imagen similar con el BCE, con un aumento del indicador de la orientación de expectativas en los últimos dos años. Los datos económicos sólidos y continuados podrían hacer que el BCE se vuelva más restrictivo en su retórica.
Una combinación de acciones sobrevaloradas y condiciones monetarias más restrictivas suele ser perjudicial para los mercados bursátiles y los activos de mayor riesgo en general.
Simplemente es difícil saber cuán grande será la próxima ola de ventas. En gran medida, dependerá de cómo responda la política monetaria. Parece prudente eliminar algunos riesgos de la mesa.