Por María Cervantes y Maria Elena Vizcaino
Es posible que las autoridades peruanas aún no estén listas para declarar al izquierdista Pedro Castillo como ganador de las elecciones presidenciales del mes pasado, pero los ricos no van a esperar el anuncio oficial.
Los más adinerados del país están sacando su dinero de cuentas locales y enviándolo al extranjero a un ritmo que rara vez se ve en una economía que durante décadas ha estado entre las más estables de América Latina.
Una pequeña firma de fondos mutuos en Lima, Faro Capital, dice que sus clientes retiraron la mitad de todo su dinero antes de las elecciones y en el mes que ha transcurrido desde ella. El gran temor, como dice el director de inversiones de Faro, Fernando García, es que Castillo imponga restricciones a las compras de dólares y euros de los peruanos, tal como lo hicieron Argentina y Venezuela en años recientes.
Esté o no justificada –el principal asesor económico de Castillo insiste en que la ansiedad es exagerada–, esta preocupación está impulsando a los ricos a sacar su dinero mientras puedan.
El éxodo ha contribuido a que el sol caiga 8.4% desde que se celebró la primera de las dos rondas de votaciones, en abril, lo que lo convierte en la moneda de peor desempeño en los mercados emergentes, a pesar de que el Banco Central de Reserva (BCR) ha intervenido en reiteradas ocasiones en el mercado cambiario para apuntalarla.
Esas intervenciones, junto con una disminución en los depósitos en dólares en bancos locales, han reducido las reservas extranjeras de Perú –la moneda fuerte que forma la red de seguridad financiera de un país– en los últimos tres meses.
Bajo los colchones
En una conferencia de prensa el mes pasado, Julio Velarde, presidente del banco central del país desde hace mucho tiempo, intentó aclarar que no todo el dinero perdido en reservas extranjeras –cerca de US$ 9,000 millones, o alrededor de 11% del total– había salido necesariamente del país.
Parte de él, dijo, también se esconde debajo de los colchones de las personas en casa. El comentario no ayudó exactamente al sentimiento, si esa era la intención. El índice bursátil de referencia de Lima se hundió 0.6% ese día, para cerrar una brutal caída de dos semanas que ha convertido al mercado peruano en el segundo con mayor contracción en la región este año. Los bonos peruanos en dólares han registrado rendimientos negativos de 6.5%, solo peores que los de Colombia, Argentina y Líbano.
Según Paul Rebolledo, director general de Tandem Finance, una firma que prepara a estudiantes para exámenes de certificación CFA (Analista Financiero Certificado), el perfil del inversionista peruano es muy conservador y nervioso.
Cambio radical
Después de que la pandemia provocara un aumento en la pobreza y el desempleo, los votantes están exigiendo un cambio radical en la región andina en economías que tradicionalmente han favorecido a las grandes empresas.
En Colombia, un intento de aumentar los impuestos en abril provocó semanas de disturbios civiles contra el Gobierno proestadounidense del presidente Iván Duque. Un candidato antisistema, Gustavo Petro, lidera ahora las encuestas antes de las elecciones presidenciales del próximo año. El mercado de valores de la nación es el de peor desempeño del mundo desde principios del 2020.
En Chile, los votantes han abandonado los partidos tradicionales y este año eligieron a una nueva generación de candidatos de izquierda e independientes para la asamblea constituyente que redactará la nueva constitución.
Castillo, sindicalista rural de un partido marxista, era prácticamente desconocido a principios de año, pero venció a otros 17 candidatos en la primera ronda después de aprovechar con éxito la ira de los votantes contra la élite política de la nación.
Su lema fue: “No más pobres en un país rico”, lo que significa que la vasta riqueza mineral de la nación debe beneficiar a la gente común, y se ha comprometido a aumentar drásticamente el gasto en salud y educación. Si el tribunal electoral lo declara ganador, asumirá el cargo el 28 de julio.
Acusaciones de fraude
En la segunda vuelta de las elecciones, el 6 de junio, Castillo obtuvo 50.1% de los votos, frente al 49.9% de Keiko Fujimori, la candidata conservadora de libre mercado preferida por los inversionistas. El anuncio del resultado final se ha retrasado durante semanas después de que Fujimori alegara fraude, aunque Estados Unidos y la Unión Europea dijeron que fue una elección limpia.
La tarea de calmar a los nerviosos inversionistas peruanos ha recaído en gran medida en Pedro Francke, execonomista del Banco Mundial a quien Castillo designó el mes pasado como su principal asesor económico.
Francke ha repetido una y otra vez que Castillo no es un radical extremo y que compararlo con el fallecido líder venezolano Hugo Chávez es un error. Parte de ese mensaje era que Castillo indicara que planea mantener a Velarde como titular del banco central. El anuncio provocó un breve repunte de los activos peruanos.
“Diría que los miedos son injustificados”, dijo Francke en una entrevista, “pero hay que ser respetuosos de las posiciones que tienen las personas”.
Vladimir Cerrón, el neurocirujano marxista que lidera en el Congreso el partido de Castillo, Perú Libre, también bajó el tono de su discurso en los últimos días, y dijo en un tuit que su partido respeta el derecho a la propiedad privada.
Perú ya ha estado en esta situación. En el 2011, la elección de Ollanta Humala, exoficial izquierdista del Ejército, provocó preocupaciones similares entre los inversionistas. Sin embargo, Humala moderó sus posturas una vez en el cargo y los mercados se estabilizaron.
Pero la angustia entre las élites peruanas es más palpable esta vez.
Luis Ferreira, director de estrategia de inversión de EFG Capital International, una firma de gestión de dinero en Miami que atiende a clientes en América Latina, dice que, pese a haber estado trabajando en eso durante 20 años, ahora es diferente, ya que se ve un nivel muy alto de preocupación, personas liquidando posiciones, tratando de salir.