El mercado farmacéutico peruano espera una facturación de S/ 7,000 millones para este año. Las paralizaciones y crisis sociales suscitadas en la primera parte del año mermaron las expectativas del mercado, que redujo su proyección de crecimiento en un 2%.
A nivel Latinoamérica, las ventas del mercado en Perú representan sólo el 3%. La facturación en la región asciende a US$ 62 mil millones. Hay tres países que representan el 65% de este mercado. Estos son Brasil, que tiene el 47%; México, que tiene el 18%; y Argentina, con el 10%.
En promedio, Latinoamérica proyecta un crecimiento del 7% en ventas. Mientras que en Perú, la proyección para el 2023 es menor. De enero a abril de este año, la industria farmacéutico en Perú cayó alrededor del 3% con respecto al mismo periodo del año anterior. Por el contrario, en mayo, las ventas del mercado crecieron un 11%.
“Esperamos que esta tendencia siga. Manejábamos una proyección de crecimiento para este año de 4%, la cual se corrigió a causa de los conflictos sociales, paralizaciones y bloqueos. Al final, se espera un crecimiento del 2.2%, lo cual es mínimo”, explicó a Gestión la directora ejecutiva de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Latinoamericanos (Alafal), Nany Aste.
La asociación tiene nueve laboratorios asociados, y alrededor del 17% de marketshare del mercado farmacéutico en Perú.
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Sector público no recuperado
Según Alafal, las ventas retail, que engloba a las boticas y cadenas de farmacias, representan el 65% de las ventas totales en Perú. Estas crecieron un 22% en el primer semestre del 2023, con respecto al mismo periodo de 2019.
“En la pandemia, básicamente los hospitales estuvieron cerrados para la atención primaria. De las personas que conseguían atenderse en el sector público, la mayor parte de ellos salía a buscar medicamentos en el sector privado”, menciona Aste.
Asimismo, a partir de 2021, el segmento de clínicas privadas comenzó a registrar crecimientos en ventas. Actualmente representan el 18% del mercado total, y se encuentran con un incremento en ventas del 19% frente al primer semestre de 2019.
“Toda la gente ha salido a buscar atención en boticas y farmacias. Estas están a cargo de la atención primaria, cuando eso no es del todo bueno, porque no siempre quien está en la farmacia es un químico farmacéutico. Por lo general, son técnicos”, reprende la directora de Alafal.
Sin embargo, un caso distinto es el que se observa en las ventas en el sector público, las cuales tenían un peso mayor antes de la pandemia.
En la constitución del mercado farmacéutico en Perú registrado en la pandemia, las instituciones públicas tenían 10 puntos porcentuales más: representaban alrededor del 27%.
Actualmente, las ventas de instituciones públicas representan solo el 17%, y sus ventas se encuentran en un 35% por debajo de lo registrado en el 2019.
“Según un informe de Videnza, el 47% de la población sale a buscar farmacias los medicamentos que le recetan en el ámbito público. El año pasado se creció, pero se espera que este año crezca a causa de las compras públicas”, añade Aste.
Demoras perjudiciales
En la medida que se espera un repunte de las ventas en el ámbito público, según Aste, hay iniciativas legislativas que podrían darle una mayor celeridad a los procesos de inscripción de medicamentos y, con ello, dinamizar el segmento.
“Una de las iniciativas está enfocada a que los productos que vienen de países de alta vigilancia sanitaria puedan tener un fast track de aprobación en el Perú. Un producto que es aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, o por la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) en Europa, llega al Perú y demora más de dos años en ser aprobados. Se busca que para estos casos específicos se dé una aprobación más rápida”, indica la directora de Alafal.
Así, los productos de alta innovación son los que estarían sufriendo mayores retrasos y barreras en su entrada al país. Estos serían medicamentos relacionados al tratamiento de cáncer, principalmente.
“Hay un gran embalse de expedientes que se tiene en la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid). Normalmente, la inscripción, que implica registro sanitario, aprobación de reembolso, entre otros procedimientos, dura alrededor de 1,050 días en el Perú. Mientras que el promedio en los países de la OCDE es 429″, añade Aste.
Actualmente los medicamentos con mayor demanda en el Perú son los relacionados a enfermedades digestivas y metabólicas, seguido por enfermedades respiratorias.
Además, algunos mercados como el de OTC (medicamentos que se compran sin una receta médica) estarían cayendo.
“Esto debido a que la gran mayoría (de medicamentos) se ha comprado en farmacias. De cada cuatro productos que se venden, tres son OTC. Creería que ese segmento tendría un decrecimiento, debido a una gran base de años anteriores”, señala Aste.
A nivel regional, la tercera categoría más importante es oncología y dermatología. Esta crece en varios países de la región, pero en el Perú sus ventas se mantienen casi estables, según la ejecutiva de Alafal.
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Sin desabastecimientos
“La mayor parte de la industria congeló sus precios. Tuvo un comportamiento bastante ético con respecto a la situación de la pandemia”, asegura Aste, al ser consultada sobre el alza de precios de algunas farmacéuticas durante la pandemia y coyunturas particulares, como la del dengue.
Además, la ejecutiva asegura que no hubo desabastecimiento de medicamentos durante la pandemia, sino en categorías particulares en las que hubo lapsos de tiempo que algunos medicamentos no se pudieron entregar a tiempo.
“El nivel de inventarios se levantó en las farmacias. Nadie tuvo la posibilidad de prever lo que iba a suceder. Como no había un tratamiento esquematizado sobre los pacientes, las farmacias dispararon sus compras. Los laboratorios suplieron grandes cantidades de, por ejemplo, paracetamol”, explica.
Los laboratorios tuvieron mayores exigencias, a causa de la escasez de plantas locales: la mayor parte de los laboratorios farmacéuticos instalados en Perú traen medicamentos de afuera.