En el Perú, la acuicultura se puede desarrollar en casi todo el territorio: por ejemplo, en Tumbes y Piura tenemos el langostino; en Piura (Sechura y Nonura), las conchas de abanico; en Loreto, la Gamitana, Paco, Sábalo y Paiche; entre otros. Además hay una gran potencialidad vinculada a especies y hectáreas que pueden ser concesionadas. Sin embargo, hay problemas y riesgos que podrían estancarla, sobre todo del lado de las exportaciones.
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David Mendoza Ramírez, Director General de Acuicultura del Ministerio de la Producción (Produce), comentó que a setiembre, la cosecha acuícola registra una baja de 10.9% respecto a 2019. “Estamos todavía en un proceso de recuperación, mercados internos tienen que recuperarse, sobre todo por el nivel adquisitivo de la demanda. Los empleos no se están recuperando como se esperaba”, comentó. En la misma línea, cayeron las ventas internas (en los primeros nueve meses, retrocedió 9.3%, comparado con el nivel precovid).
Aún así, se registra una mejora en la exportación en toneladas y en valor FOB: entre enero y setiembre, se alcanzaron incrementos de 7.3% y 16.9%, respectivamente, respecto a similar periodo del 2019 (ver gráficos).
“Es posible que los niveles de exportación (en valor FOB) alcancen el nivel del 2019 (US$ 361 millones), o puedan superarlo ligeramente. Es una mirada preliminar. Igual el volumen de exportación. Por el lado de la cosecha, esperamos llegue a las 143,000 toneladas del 2020, sustentado en Trucha, langostino y algunas especies amazónicas”, mencionó Mendoza.
Lamentablemente, estos resultados positivos vinculados a la venta al mercado externo -que aún están lejos de potencias acuícolas como Ecuador y Chile- podrían verse golpeados por dos factores: la ausencia de una ley de promoción de la acuicultura y el limitado combate a la informalidad.
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-Problemas y riesgos-
David Epstein, presidente del Comité de Pesca y Acuicultura de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), refirió a Gestión que los problemas y riesgos a los que se enfrenta el sector son la informalidad en algunas especies que se están desarrollando lo que frena un aumento de las exportaciones porque no existe trazabilidad del recurso; y la falta de promoción de la actividad, tras la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria (que incorporaba incentivos también para la acuicultura). De hecho, comentó que si no se atienden ambos puntos con prontitud, las exportaciones podrían estancarse.
“Lo más importante es que se restituya la Ley de Promoción Acuícola y que se hagan claras gestiones y muestras de Gobierno para avanzar en la formalización del sector”, refirió. Epstein destacó que es necesario que dicha ley -hoy hay una iniciativa legislativa en el Congreso que se está trabajando junto al Gobierno- pueda ser aprobada antes del término del año para que cualquier incentivo tributario pueda ser aplicado desde el 2022.
“En caso no se logre aprobar este año, significaría retroceder, que no entren nuevas inversiones, que las inversiones en tecnología se paralicen. Sería un retroceso muy drástico para una industria que recién está en crecimiento, que tiene un alto potencial”, comentó.
Agregó que también se requiere un marco legal estable en el ámbito laboral y tributario. “En los últimos siete años, han pasado por cuatro esquemas tributarios y por dos laborales los formales. Es decir, hay una gran informalidad y a los pocos formalizados, les das inestabilidad”, remarcó. Y, consideró que hay oportunidad de mejora desde el lado de la simplificación administrativa.
-Más especies-
El representante del gremio explicó que actualmente cuatro especies representan el 98% de las exportaciones: concha de abanico, trucha, langostinos y algunas especies de la selva. Frente a ello, indicó que se debe impulsar oportunidades para vender al exterior otros bivalvos como choros, almejas, palabritas. Incluso, mencionó que se debe buscar exportar otros peces.
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Números
Existen más de 13,000 unidades productivas con derecho vigente que desarrollan acuicultura a nivel nacional; más de 40,000 hectáreas de áreas de producción acuícola; más de 24,000 hectáreas hectáreas para la maricultura; y más de 16,000 hectáreas para cultivos continentales, detalló .
Mendoza agregó que solo 2% de las unidades productivas son AMYGE - Acuicultura de Mediana y Gran Empresa (215 derechos), 25% son AMYPE - Acuicultura de Micro y Pequeña Empresa (3,309 derechos) y 73% son AREL -Acuicultura de Recursos Limitados (9,588 derechos).