Uno de los indicadores clave para medir la “salud” de un país es el nivel de pobreza, el cual puede estar sujeto a criterios muldimensionales o, para casos prácticos, a cuestiones relacionadas al ingreso y gasto de su población.
Veamos las cifras de pobreza en el Perú en paralelo a las de su Producto Bruto Interno (PBI) pues este otro indicador implica generación de empleo y recaudación tributaria, condiciones que promueven la reducción de la pobreza.
Bajo la anterior metodología de medición de la pobreza del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y uso de los datos reconstruidos por el exministro de Economía Waldo Mendoza en su trabajo “La distribución del ingreso en el Perú”, la pobreza monetaria en 1985 se encontraba en alrededor de 43% de la población y en ese quinquenio subió hasta el 54%.
Estos niveles están enmarcados en el gobierno de Alan García (1985-1990), el cual tuvo como hito relevante la crisis económica marcada por la hiperinflación (llegando a más de 7,000%), fin del crédito internacional, y mayor daño causado por grupos terroristas como Sendero Luminoso. El crecimiento del PBI fue negativo en los años 1988 (-9.4%), 1989 (-12.3%) y 1990 (-5%).
En los primeros cinco años de la década del noventa, la pobreza se pudo reducir hasta niveles de 42% para luego regresar a 55% hacia fines de la misma. Los periodos de Alberto Fujimori (1990-1995; 1995-2000) como jefe de Estado tuvieron como hechos resaltantes en materia económica el llamado “fujishock” (1990) como medida para contener la inflación, la apertura comercial, reincorporación a mercados internacionales, prohibición al Banco Central de Reserva (BCR) para financiar al erario y privatización de empresas públicas.
Asimismo, se produjeron crisis internacionales como la asiática (1997-1998) y rusa (1998), las cuales golpearon los términos de intercambio, ocasionaron salidas de capitales y desaceleraron la actividad económica. Durante esta década, el PBI se contrajo en 1992 (-0.5%) y 1998 (-0.4%) y tuvo un menor crecimiento en años posteriores.
Es a partir del año 2001 y 2002, con un crecimiento sostenido incluso con niveles por encima de 9%, que la pobreza llegó a reducirse considerablemente. Desde el 2004, bajo la nueva metodología del INEI, la pobreza se redujo de 58% a 28% en el 2011. Posterior a ello, también se ha ido reduciendo de forma más lenta explicado por un crecimiento más moderado, llegando así a los niveles prepandemia de alrededor de 20%.
En los periodos del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) y el segundo de Alan García (2006-2011), se implantó el régimen de metas de inflación del BCR (2002), hubo un contexto externo favorable marcado por el “boom” de los commodities vinculado con el crecimiento de China, y una senda de reducción de la deuda pública.
Por otro lado, sucedió la Crisis Financiera Global del 2008-2009, que se desató de manera directa debido al colapso de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos en el año 2006, que provocó aproximadamente en octubre del 2007 la llamada crisis de las hipotecas subprime, la cual tuvo repercusión en la economía peruana haciéndola crecer menos (1% en el 2009).
En el periodo de Ollanta Humala (2011-2016), Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) y Martín Vizcarra (2018-2020), aunque con un contexto externo de mayor moderación, se dio continuidad al manejo macroeconómico y se mantuvo niveles de deuda pública “sanos”, sobre todo para la región (por debajo de 30% el PBI hasta el 2019). Esto, entre otros factores, mantuvo los niveles de crecimiento en alrededor de 4% en promedio.
“Hay muchas variables que explican la reducción de la pobreza, siendo una de los más importantes el crecimiento económico. El Perú tuvo un crecimiento sostenido entre el 2000 y 2011 reduciendo los niveles de pobreza de manera consistente. Este crecimiento ha estado acompañado de un manejo macroeconómico óptimo que tuvo controlada la inflación, lo que se traduce finalmente en bienestar para la población”, señaló Jorge Ojeda, docente de la Facultad de Negocios EPE de la UPC.
En el 2020, año marcado por la crisis sanitaria, el porcentaje de pobreza aumentó en 9.9 puntos porcentuales de 20.2 a 30.1%, en paralelo a una caída de alrededor de 11% en el PBI. Este nivel de pobreza significa un retroceso de diez años en el indicador, pues en el 2010 el porcentaje fue de 30.8%.
Cabe resaltar que Perú hoy tiene una población e alrededor de 32 millones 625 mil personas, por lo que se estima que más de 9.8 millones son pobres en base al porcentaje del 2020.
¿Cómo le ha ido a otros países de la región?
Al observar las cifras de algunos países de la región en los últimos años, se puede notar que Argentina y Bolivia han sobrepasado un nivel de pobreza de 40% de su población en el 2020 y 2017, respectivamente. Asimismo, Ecuador y Argentina han tenido un crecimiento sostenido en el porcentaje de pobreza desde, en base a los años analizados, el 2017.
¿Solo hace falta que crezca el PBI?
Aunque los resultados económicos son necesarios, no son suficientes para garantizar el bienestar de la población. Por ejemplo, si hay un entorno deficiente en temas de acceso de calidad a educación, salud o infraestructura, habrá una parte de la población rezagada en cuanto a desarrollo de capacidades y, por tanto, potencialmente no ‘empleable’ en actividades más rentables.
En ese sentido, la promoción del crecimiento del PBI y, por ende, de la inversión privada son condiciones necesarias, pero no suficientes, pues deben estar acompañadas de autoridades que garanticen un gasto eficiente que apunte a reducir brechas entre la población.
Actualmente el Banco Central de Reserva (BCR) ha reducido su proyección de crecimiento para el siguiente año e indicó además que la inversión privada crecería 0% (otras instituciones indican que caerá) en paralelo a unas expectativas empresariales en el tramo pesimista. Esto no genera un entorno idóneo en favor de la reducción de la pobreza.
El economista Jorge Gonzales Izquierdo señaló que la experiencia del Perú desde al 2008 al 2019, indica que cuando el ingreso per cápita crece a un ritmo promedio anual de 4%, la pobreza se reduce en dos puntos porcentuales por año. Sin embargo, para que el ingreso per cápita logre este desempeño, el PBI debe crecer al menos 5% al año.
¿Qué es la pobreza monetaria?
Según el INEI, se considera como pobres monetarios a las personas que residen en hogares cuyo gasto per cápita es insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos (vivienda, vestido, educación, salud, transporte, etc.) Son pobres extremos aquellas personas que integran hogares cuyos gastos per cápita están por debajo del costo de la canasta básica solo de alimentos.