¡La deuda nos agobia!
Decidí hacer una pausa a los temas de inversiones y de mercados financieros, para escribir sobre otro de los temas importantes dentro de la administración de nuestras finanzas personales: la gestión del endeudamiento.
Primero que nada debemos aclarar un punto central. La deuda per se no es necesariamente mala. Por ejemplo, si nos endeudamos para llevar adelante una idea de negocio o un emprendimiento, bajo el supuesto que hemos trabajado adecuadamente el Plan de Negocios de nuestra idea y no estamos improvisando, podemos suponer que en el tiempo dicho emprendimiento nos devolverá lo suficiente para pagar la deuda y además quedará algo para nosotros. La deuda para educación también es buena, incrementa nuestro capital humano (un componente importante dentro de nuestra riqueza) y en el tiempo nos permitirá generar mayores ingresos como resultado de nuestra mejor calificación profesional o técnica.
Lo que no es una buena idea, es tomar deuda para consumo: para comprarnos ropa, para viajes de vacaciones, para gastarlo en diversión y ocio, etc. Este tipo de “usos” solamente generan gastos, y ninguna retribución monetaria futura. Pero la deuda contraída y los intereses que genera igual hay que pagarlos, lo que significa que estamos comprometiendo nuestros ingresos futuros, ingresos que no mejorarán por el hecho de haber tomado dicha deuda, como si es el caso de los ejemplos del párrafo anterior. Y ojo, la deuda de consumo además de todo, es cara.
A ver, antes de continuar vale una aclaración. Lo expuesto anteriormente no significa que no debemos comprarnos la ropa de marca que nos gusta, o que no debemos viajar en nuestras vacaciones. Lo que se está planteando es que estos gastos deben planificarse, de tal forma que no comprometan su futuro. Véanlo de esta forma, se endeudan para un viaje de placer. El viaje dura una semana, la deuda dura dos años. Claro, alguien podría argumentar y decir “si, le debo plata al banco y estoy pagando un interés estratosférico, pero nadie me quitara lo bailado”. El problema es que si no planificaron algo tan simple como unas vacaciones, es muy probable que tampoco hayan planificado otros aspectos de sus finanzas personales. Entonces, que pasa si en el transcurso de esos dos años acontece un evento no deseado, una contingencia, y necesitan dinero. Pero ya están endeudados, el pago de intereses limitó su capacidad de ahorro, no tienen un fondo para imprevistos, etc. Y ahora, ¿quién podrá ayudarlos?
Si analizamos lo planteado hasta ahora, podemos resumir las principales causas de terminar en una situación de sobre endeudamiento en las siguientes: (1) falta de planificación de sus finanzas; (2) no tener una cultura de ahorro; (3) falta de previsión de contingencias; (4) las compras por impulso son un clásico; y muchas veces (5) aparentar y pretender llevar un nivel de vida que no se ajusta a su realidad.
La interacción de todos estos “malos hábitos” puede desencadenar una situación de deuda que sin duda será estresante, afectará su vida emocional, los volverá irritables afectando la convivencia con su entorno, limitará y estancará su crecimiento patrimonial, entre otras cosas.
Para salir de tal estado de caos financiero tendrán que hacer lo que se debió hacer desde el principio: sentarse frente a la computadora, y hacer un presupuesto, es decir ordenar sus ingresos y gastos, todo muy detallado. Como suelo decir en algunas charlas o seminarios cuando se da la oportunidad, “para estos efectos, la cuenta GASTOS DIVERSOS no funciona”.
El detalle al máximo de sus gastos es necesario porque una vez que terminado el presupuesto, debe analizarlo, ver en qué está gastando la plata, y cuáles de esos gastos se pueden eliminar o cambiar por productos o servicios sustitutos de menor costo. Porque lo que debe tener claro, es que si antes dijo “nadie me quitara lo bailado”, para salir de una situación de sobre endeudamiento, ahora necesariamente va a tener que renunciar a algunos consumos a los que tal vez se había acostumbrado. Dicho de otra forma, tendrá que ajustar el cinturón.
Una vez que ha logrado reducir sus gastos, y nuevamente está generando excedentes, inmediatamente hay que pre cancelar deuda, empezando por la más cara que por lo general corresponde a la de las tarjetas de crédito, una fuente de endeudamiento clásica cuando no sabemos utilizarlas. Algunos se comportan como si las tarjetas de crédito fuesen una extensión de su capital. No señores, es deuda. Y nuevamente, las tarjetas de crédito no son necesariamente malas, pero hay que saber usarlas.
En la medida que va amortizando deuda, el menor pago de intereses reforzará su esfuerzo de ahorro por la reducción o eliminación de gastos innecesarios, liberando más efectivo dentro de su presupuesto.
La compra de deuda como un mecanismo para reducir el costo de intereses y mejorar su flujo de caja también funciona, pero hay que saber hacerlo y tener mucha disciplina. Idealmente la deuda que hay que aplicar a estos esquemas es la de las tarjetas de crédito, que sabemos son bastante caras. Pero ojo, luego de hacerlo, el hecho que la línea de crédito de la tarjeta este nuevamente libre y disponible, no significa que ya no tiene deuda. La deuda todavía la tiene, solo que con la entidad que le compró la deuda y le generó un esquema de pagos. Esa tarjeta que ahora está limpia se guarda en un cajón bajo llave, y de ahora en adelante, solo para emergencias. Y de esta forma, poco a poco se va saliendo a flote.
Ya para terminar, ordenar nuestras finanzas personales exige mucha disciplina, acá les he mostrado solo algunas ideas que pueden ayudar y espero sean de utilidad.