Nos siguen pegando abajo...
Se vienen días difíciles para la BVL, lamentablemente esta vez no sólo por factores de mercado, lo cual un inversionista racional que administra sus riesgos podría entender y aceptar. Esta vez hay un problema adicional, resulta que alguien no hizo su tarea, y nuestro mercado de valores ha sido puesto en consulta, por lo que hacia finales del mes de septiembre podría ser removido del índice MSCI de mercados emergentes, para pasar a formar parte de los llamados “mercados frontera”. Ahora con el tiempo encima y contra reloj, directivos, políticos y demás se apresuran a hacer lo que debieron hacer hace mucho tiempo: remover leyes, proponer iniciativas, programar viajes y concertar reuniones para dialogar e intentar convencer al mundo que si merecemos ser considerados un mercado emergente.
Más allá de lo extemporáneo del esfuerzo, por el bien de todos si me gustaría que se logre el objetivo y la BVL mantenga su calidad de mercado emergente. Sin embargo, en este negocio uno tiene que ser objetivo, pues como siempre lo repito, acá no hay espacio para el romanticismo. Pienso que la noticia no pudo llegar en peor momento. Además de los factores externos (política monetaria en EEUU, desaceleración de la economía China y los problemas en torno a Grecia), en el frente interno tenemos una economía local desacelerada, en medio de una crisis de confianza que personalmente pienso dificulta la posibilidad revertir tal escenario en el corto plazo. Y este es en realidad el problema de fondo para mí.
Saludo la exoneración temporal del impuesto a la ganancia de capital, aunque sería más feliz si se eliminase definitivamente, pues como muchos pienso que este impuesto nunca debió darse, es anti técnico, no corresponde a un país que debería promover el crecimiento de su mercado de valores, entre otras cosas. Pero les pregunto algo, realmente piensan que tal exoneración atraerá más inversionistas a la Bolsa. Bueno, primero que nada para que el citado impuesto fuese una variable de decisión primero tendría que existir la ganancia de capital, lo cual dada la evolución del mercado, por ahora creo que no es necesariamente la realidad en la mayoría de los casos.
Segundo, pienso que más allá del impuesto que efectivamente es un costo que nadie quiere, lo que realmente determina la decisión de participar en el mercado es la expectativa del rendimiento esperado sobre la inversión. Lamentablemente por ahora lo que el inversionista de a pie percibe es una economía desacelerada, un gobierno que no está haciendo gran cosa al respecto (pongo como evidencia el último mensaje presidencial de Fiestas Patrias y el poco interés general por escucharlo), serios problemas de corrupción en torno a la familia presidencial, y la idea que el gobierno simplemente esperará en “neutro” que termine su mandato. Con todo esto en la cabeza, las expectativas sobre mejoras en la economía, por ende en las empresas que dependen de la economía interna y cuyos Títulos se negocian en la Bolsa de Valores, son bastante pobres, lo mismo que el interés en invertir.
Pero veamos todos los argumentos posibles y para ello permítanme pintarles la cancha. Desde el 31 de diciembre de 2010, la BVL ha retrocedido 56.8% medido por el índice SP/BVL General. De acuerdo a este mismo índice, la pérdida acumulada este año (YTD) es de 31.8%. Existen algunas acciones en nuestro mercado que vienen cotizando con descuentos respecto a sus valores fundamentales de 30%, 40% y más en algunos casos. Con estos datos, no será que actualmente se nos presenta una oportunidad excepcional para invertir en el mercado de valores local.
Desde una perspectiva de largo plazo, efectivamente se abren oportunidades interesantes. Lamentablemente la mayoría de nuestros inversionistas retail no tienen una cultura de inversión de largo plazo. Muchos dicen, si yo yos inversionista de largo plazo, si yo compro para esperar. Pero no son consistentes con lo que dicen. En el primer remezón del mercado se cortan las venas, se olvidan cuál es su horizonte de inversión y torturan a su asesor de inversiones o en caso manejen directamente sus inversiones, a su operador de Bolsa. Cuando uno invierte en largo plazo debe manejar una estrategia de compras porque el “timing” sigue siendo importante. La idea que el mercado esta barato debe balancearse con la probabilidad que dentro de dos, tres o “x” meses esté aún mas barato. El punto de inflexión no lo conoce con certeza nadie y por ello es necesario una estrategia de compras. Pero las caídas del mercado por algún factor coyuntural son oportunidad de compra, no son motivo para rasgarse las vestiduras.
Se ha hablado de otras iniciativas como la de facilitar las ventas en corto y el mecanismo de préstamo de valores, tema que vengo escuchando hace varios años pero que hasta ahora no se materializa en la práctica. He tenido oportunidad de conversar sobre este particular con directivos de las instituciones que son protagonistas directos del mercado, y entre ellos se pasan la pelota por la falta de operatividad del mecanismo. A estas alturas en verdad ya no me interesa de quien es la culpa, lo cierto y lo concreto es que esto no está funcionando otra vez es porque alguien no hizo su tarea, y una vez más a última hora se quiere apresurar lo que no se hizo a tiempo.
No quiero parecer pesimista en extremo, todas las iniciativas que se están barajando son bienvenidas, es sólo que ojala lo hubieran hecho antes y no ahora que estamos contra las redes. Tengamos presente lo siguiente, los mercados de valores no son pequeños y sub desarrollados porque el país al que pertenecen es sub desarrollado. Más bien, LOS PAÍSES SON SUB DESARROLLADOS PORQUE SUS MERCADOS DE VALORES SON PEQUEÑOS E INEFICIENTES para canalizar el flujo de dinero desde los ahorradores e inversionistas, hacia las empresas que necesitan el capital para financiar su crecimiento (y por ende el crecimiento del país). En este sentido debería ser de interés superlativo para todas las entidades participantes del Mercado (y también del Estado) impulsar el desarrollo y crecimiento de nuestro mercado de valores, y ello pasa por abstenerse de lanzar impuestos anti técnicos, proveer los instrumentos y mecanismos alternativos para invertir, facilitar el acceso al mercado de los potenciales emisores de Títulos, fomentar un escenario económico /político propicio para las inversiones, promover la profesionalización de los participantes en el mercado, y fomentar la educación de los inversionistas. Estos últimos deben entender que invertir no se trata simplemente de comprar y vender Títulos.