Gestión del Riesgo Pais: el Rol Clave de las Fuerzas Armadas
En setiembre del 2013 tuve la oportunidad de escribir un post sobre el rol clave de las FFAA en la gestión del riesgo de desastres. En un país donde demasiados tienen un sesgo antimilitar muy arraigado, ese rol clave se pudo notar durante la gestión de la crisis del Niño Costero del 2017, lo que fue reconocido en su momento.
Recomiendo releer ese post, por si lo han olvidado: no olvidemos que cualquier día Lima y Callao pueden ser golpeados por un mega-sismo.
Pero el rol clave de las FFAA en la gestión de los riesgos que pueden afectar a un país no se limita al rol tradicional de la defensa de nuestra integridad territorial frente a una amenaza bélica externa ni al de la participación en la gestión del riesgo de desastres. Veamos por qué.
Primero, varias veces he tenido la oportunidad de recordarlo, también existen las amenazas geopolíticas internas, que pueden entrelazarse con amenazas a nuestra soberanía nacional de origen externo. Ejemplos:
. el ejemplo más obvio es cuando se presentan movimientos de guerrilla terrorista que quieren imponen su dictadura de ideología totalitaria al país; no debemos olvidar la importancia que tuvieron las FFAA en ir arrinconando al Senderismo hacia Lima, lo que facilitó la gran labor de inteligencia policial que venía realizando el GEIN para capturar a su dirigencia; también pusieron fin al MRTA. Los crímenes de un grupo ridículo montado por el socio mafioso del gobernante (y de facto co-gobernanteI) que parecía más bien especializado en matar a inocentes y servir de sicario a intereses privados, y que deshonraron al uniforme, no deben hacernos olvidar lo esencial
. otra amenaza interna son los golpes de Estado o las tentativas de golpes de Estado que pueden dar mandatarios o coaliciones de intereses ideológico-mafiosos, o simplemente mafiosos para terminar con nuestra democracia; un ejemplo de ello es el golpe de Pedro Castillo, que no fue tan estúpido como se nos hace creer, a pesar del episodio pintoresco de una fuga fallida a la embajada amiga de un país hostil a la democracia peruana; ese golpe fue mejor preparado de lo que se dice: se calentó las plazas por adelantado (como ya lo habían hecho en el 2021 proclamando que si no ganaba Castillo, seria un fraude y que tomarían las calles – los primeros “fraudistas”, y por adelantado como lo hizo Trump en los EEUU, pero ya existía el antecedente del actual presidente mexicano en una elección que perdió – fueron ellos, y es increíble cómo demasiados han buscado olvidarlo; y luego, al no plegarse las FFAA ni las policiales, el golpe continuó con la utilización de turbas (técnica de tipo evista, inspirada en el éxito de la violencia usada para forzar unas elecciones adelantadas en Bolivia y llegar al poder más rápido). Se estaba frente a un régimen que acumulaba corrupción a lo grande con alianzas extrañas con los rezagos del senderismo, y con todo tipo de intereses mafiosos de economías ilegales, y para colmo con un ex mandatario extranjero hostil al Perú desde hace mucho tiempo y quien era su mentor, elegido gracias a un partido títere de dos dictaduras regionales cuya postulación nunca debió ser admitida por el JNE, pues su programa escrito era abiertamente de dictadura ideológica, y porque, con un criterio absurdo se permitió a la plancha permanecer pese a la inhabilitación de su líder real (como lo escribí entonces, con semejante criterio, un Montesinos liberado se presentaría, se le inhabilitaría y su plancha seguiría participando solo con sus dos testaferros). Fue un periodo en que ya ni se sabía si el Perú era gobernado por peruanos o no, y el desmantelamiento de la DINI para ponerla al servicio del “gobernante” y de sus mentores. no tuvo nada de inocente. Desgraciadamente, y hasta ahora no entiendo de donde vino la idea inepta de ir disparando a gente que andaba por las calles y que no participaba en los ataques, lo que hubiera podido ser una operación impecable de debelamiento de la continuación del intento de un golpe visiblemente apoyado diplomáticamente desde el exterior. no lo fue, y eso le costará caro a los que cumplieron esas órdenes absurdas. Aparte de que, una vez evitado un escenario “evista” lo más deseado por la gente era llegar a un adelanto general de elecciones, que podía ser un proceso ordenado. Pero eso no nos debe hacer olvidar lo esencial: que las FFAA están ahí para proteger a nuestra democracia también, y lo hicieron entonces y en otras oportunidades. Es una de las razones por las cuales el periodo en que una cúpula corrupta se asoció a un par de individuos mega-corruptos, incluyendo a un ex condenado por traición, para instalar una dictadura mafiosa resulta uno de los más difíciles para la institución, que fue para colmo pisoteada como nunca antes (robada, humillada, sub-equipada, con compras inútiles, etc.); esa lección no debe ser olvidada
. pero también tenemos las amenazas internas provenientes del crimen organizado que puede estar ligado o no a bandas internacionales, y que puede apoderarse de zonas y hasta regiones enteras del país, o apoderarse de instituciones del Estado, e impedir el desarrollo del país dejándolo en el subdesarrollo y fuera de estándares internacionales de calidad mínima de gestión pública, además de matar a sectores económicos legítimos enteros y provocar fuga de talentos: narcotráfico, minería ilegal, tala ilegal, trata de personas, extorsiones, sicariato, transporte ilegal, estafa educativa a gran escala, etc. Ese tipo de sectores típicamente suelen, aliados con otros que pueden estar interesados en ello por diferentes razones, buscar instalar una dictadura progresivamente. Sucedió en Nicaragua, en Guatemala (que sale a duras penas de ello), en Venezuela, donde desde el inicio el régimen estuvo aliado a sectores criminales (¿o ya se olvidaron de los “colectivos”? Pues ahora tiene al “Tren de Aragua”, que dispone de grandes facilidades y es de facto uno de sus brazos armados). Y muchos analistas consideran que es lo que ya pasa en el Perú desde el Congreso con tantas leyes que favorecen al crimen organizado. Lo que se está viendo ahora es extremadamente alarmante, se diría que todas las economías ilegales y ciertos sectores políticos están cada vez más aliados. The Economist nos clasificó con cierto rezago como “régimen hibrido”, teniendo en cuenta el periodo de Castillo, aunque se podría decir que ya lo éramos por lo menos desde el 2021 con la absurda no exclusión de su plancha y la absurda exclusión del Sr. Cillóniz, hechos que falsearon totalmente esas elecciones (todavía sigo pidiendo que se publique los votos individuales del JNE en cada uno de esos dos casos). De paso, analistas exteriores e internos, como yo, considerábamos que las elecciones del 2016 no habían sido elecciones limpias tampoco, con las exclusiones de dos candidatos importantes, sobre todo la del que andaba entonces favorito, y se le excluyó también de las elecciones legislativas, ayudando a crearle una super-mayoría artificial a un partido que luego destruyó todo lo que pudo, aliándose incluso con el sindicato del Movadef en ese empeño y generando el caos en el que vivimos desde entonces (y dándole importancia política a quien les ganaría después, ironías de la vida; sin ellos ese personaje funesto se quedaba como lo que era: el líder del “club de los profesores jalados”, representante de lo peor del profesorado, lo peor del campesinado, lo peor de Chota, lo peor de Cajamarca).
¿La cuestión ahora es: sabrán las FFAA impedir que se concrete esa dictadura del crimen organizado, que ya ha penetrado gran parte del Congreso? ¿O pasará lo mismo que en el 1992? Cuidado con no dejarse comprar por esos intereses mafiosos. Hay leyes en apariencia favorables que son como “el beso de la muerte”; no hay que olvidar de dónde vienen, quiénes las votan. ¿Vale la pena “quemarse” por unos cuántos que ensuciaron el uniforme o que no supieron decir “No” a ‘ordenes manifiestamente ilegítimas, o que se equivocaron totalmente con un mal análisis matando a inocentes?
Es una manera de introducir también un aspecto esencial de las FFAA que contribuye a reducir el riesgo geopolítico interno a veces azuzado desde el exterior. En muchos países, y a menudo lo han sido en el Perú, son un factor clave de integración nacional, lo cual es esencial en un país con tantas fuerzas que buscan despedazarlo, balkanizarlo, feudalizarlo (externas e internas). Llevan al Estado ahí donde los otros no llegan (las PIAS y el SIMA en la región amazónica son un ejemplo de ello). Es por ello que cosas como las de Puno, como la de un oficial que manda torpemente a ahogarse a cadetes del lugar, no pueden repetirse; entiendo que las FFA están trabajando arduamente en ello. Tampoco pueden repetirse cosas como las que se vieron en ciertas zonas andinas, un comportamiento más de fuerza de ocupación y racista (sobretodo contra las mujeres) que de ayuda a la población contra Sendero. Desde el punto de vista de la gestión del propio riesgo país, hay algo, que me queda claro, examinando la historia de muchos países, es que un país que no quiere ni respeta a sus FFAA está “fregado”, o termina cayendo en la inestabilidad crónica o se vuelve inviable; y en el otro sentido, si las FFAA, asociándose a intereses sucios, toman el poder con fines crematísticos, transforman a menudo al país en un estado fallido, pues justamente terminan siendo odiadas, y se está viendo en algunos países. Hubieron en cambio casos inspiradores de militares que pusieron fin a terribles dictaduras (como en Portugal en 1974), y/o que luego facilitaron elecciones libres y transparentes.
Desde mi punto de vista, en realidad nuestras FFAA deberían ser mucho mayores, cubrir aún más el territorio, y desarrollando al máximo sus conceptos de integración nacional (y los tiene muy interesantes) y estar aún más equipadas. Ellas también pueden ofrecer un mejor futuro a muchos jóvenes, asegurando que haber estado ahí siempre sea un plus, en cuanto a carrera profesional, y/o haciendo que la carrera militar sea aún más atractiva. Habrá que definir prioridades de todas maneras, con todas las necesidades que hay (por ejemplo el enorme problema de inseguridad alimentaria que tantos no quieren ver), pero una de ellas debería ser el sector Defensa. Con un uso inteligente de los recursos, evitando facilismos costosísimos que parecen tentativas de “compra”.
Por ello es muy importante contrarrestar dos tipos de mentalidades “antimilitares” que se pueden observar en el pais:
. la que viene desde grandes sectores de la izquierda que las desprecian u odian justamente porque de una manera u otra, han simpatizado o simpatizan con el Senderismo, el MRTA o dictaduras de izquierda extranjeras; varios personajes del “cerronismo”, empezado por su líder, tienen esa mentalidad, con expresiones hostiles a la FFAA muy claras; en algunos casos la defensa de los derechos humanos esconde ese tipo de hostilidad, y se nota en la selectividad de sus criticas y/o en el uso de sobrenombres despectivos de tipo animal (como el que escuché hace unos meses de un connotado intelectual de izquierda, brillante, pero visiblemente con un enorme prejuicio anti-castrense)
. la que viene de sectores que a partir de ideologías neoliberales piensan que las FFAA ya no son necesarias, porque “ya no hay” conflictos entre latinoamericanos, y mencionan el ejemplo de un país pequeño donde ello resultó. Eso de que ya no hay conflictos armados por acá lo creyeron imprudentemente los países de Europa Occidental durante bastantes años, y vean lo que sucede ahora. Nunca se sabe lo que puede pasar, “no hay un sentido de la Historia”, nunca faltan locos belicistas que quieren agredir a otros por la razón que sea, aunque sea sólo para mantenerse en el poder. Además ahora también hay formas de guerra híbridas, que incluyen ciberataques a los sectores público y privado, represas que lo dejan a uno falto de agua, uso malévolo de diversidades étnicas para generar conflictos internos, exportación deliberada de delincuentes y hasta de organizaciones criminales, etc. Eso requiere más bien de una modernización de las doctrinas y técnicas militares.
“Si quieres la paz, prepárate para la guerra” es una sabia máxima.