Riesgo País Perú: ¿Destrucción definitiva de la calidad de la Educación? Actualización a Junio 2023
En un post abril del 2023, recordaba el post del 1ero de Junio del 2021, con las preocupaciones sobre el futuro de la sostenibilidad educativa del país. Y recordaba que ambos lados de los entonces enfrentados sectores políticos, aliados a otros en el Congreso y fuera del Congreso habían excedido con creces los peores temores que se podía tener al respecto en el 2021.
Comentaba entonces, que, en cuanto a la educación superior, hemos asistido a un esfuerzo conjunto del Congreso y del Ejecutivo para transformar a la SUNEDU en un cascarón vacío. Difícil creer que no volveremos a ver reaparecer a universidades no licenciadas, y la creación de nuevas universidades cascarón, hasta en el sector público para darle gusto a algún congresista, y que no sería sorprendente ver aparecer persecución contra las mejores universidades para bajarles el nivel o peor.
Así como las consecuencias terribles que ello puede tener en el largo plazo en problemas de reclutamiento para las empresas privadas y para el sector público, así como para la ya muy frágil cohesión social, favoreciendo a los sectores más extremistas.
Pues, se ha dado un paso adicional desde el Congreso: terminar de destruir años de esfuerzo de introducción de la meritocracia en la carrera magisterial. Como lo han notado varios observadores: se ha cumplido el sueño del expresidente golpista y de su sindicato de “profesores jalados” aliado del neo-senderismo y bendecido por el mayor enemigo externo del Perú, el Sr. Evo Morales.
Cabe preguntarse qué clase de educación tendremos ahora en las escuelas: esta, con la mejora paulatina de la calidad de los maestros en le marco de una verdadera carrera magisterial, iba camino a mejorar, aunque luego la crisis del Covid, como en la mayor parte del Mundo, generó un retroceso (ver por ejemplo las últimas estadísticas desastrosas de los Estados Unidos). Ahora se irá retrocediendo, automáticamente por el efecto de dicha “reforma”, sin necesidad de ninguna crisis.
Cabe preguntarse si no es justamente el objetivo buscado. Después de todo, sólo una educación de calidad desastrosa puede explicar que una mayoría de la población pueda creerse el tremendo cuento de que el expresidente golpista fue quien sufrió un golpe, a pesar de lo que se vio en directo en la televisión.
Estoy tratando de imaginar los resultados de la combinación siguiente: una marea de estudiantes escolares que terminan el colegio con deficiencias gigantescas en cosas básicas, que luego irían a estudiar a un sin número de universidades “bamba” donde , aunque no aprendan gran cosa, porque ya llegarían con las capacidades muy insuficientes, entonces, sin estar en medida de compensar por sí mismos la bajísima educación universitaria recibida, con diplomas que no valdrán ni el precio del papel con el que se les hace entregados en ceremonias de graduación tan “bambas” como dichos diplomas. Sin contar los cada vez más numerosos estudiantes que abandonarían los estudios, porque no podrían seguir ni los más mediocres.
Un abismo insondable demasiado difícil de imaginar.
Con todas las consecuencias sociales que ello podría generar, entre una extensión cada vez mayor del fenómeno de los Ni-Ni (ni estudian ni trabajan) y el de personas frustradas que no tendrán trabajos a la altura de las expectativas que se las habrá generado a través de una estafa masiva. La receta perfecta para volver a tener terrorismo en el país, amén de cada vez más jóvenes dedicados a la delincuencia. Es decir, un país crecientemente ultraviolento, y quizás aun más propenso a someterse a satélites de gobiernos extranjeros hostiles al Perú.
La calidad de la educación es también un tema de seguridad nacional, en realidad, pero a casi nadie parece importarle, salvo a una minoría tildada de “caviar” si se preocupa por el tema.
Se olvida además que esos “profesores jalados” tienen una proporción mayor de gente afín a los sectores los más extremistas, entonces ya pueden imaginar el tipo de “educación” que se tendrá en las aulas.
El General (r) Astudillo, el que renunció, en un gesto que llamó la atención, justo antes de la llegada al poder de un aliado notorio del senderismo (y también peón más que visible de un exmandatario extranjero hostil al Perú), en una entrevista reciente, lanzó una idea interesante, sobre la posibilidad de incorporar a la FFAA a los Ni-Ni de entre 16 y 18 años. Una idea que requiere ser analizada en serio, y que podría además solucionar un problema estructural cuyos efectos previsibles ya se están viendo. Pero que tendría que enfrentar un desafío adicional generado por la destrucción de la carrera magisterial con meritocracia. Las FFAA tendrían que compensar en 2 años los déficits de educación de la inmensa mayoría del personal joven que acogería en ese marco: tarea titánica.
Cabe preguntarse lo que pasaría después: más les valdría seguramente incorporarse por un periodo más largo a las FFAA que estar en una “universidad” donde no aprenderían gran cosa. Tampoco hay que olvidar que existen también las escuelas técnicas, que pueden asegurar una buena empleabilidad (aunque no me sorprendería que ahí también se busque que sean lo más “bamba” posible). Y las FFAA pueden ser un buen paso hacia ellas. El mencionado General hizo muy bien en recordar todas las otras funciones que cumplen las FFAA., incluyendo a las relativas a la gestión del riesgo de desastres.
Una pequeña luz en un paisaje cada vez más desolador en ese campo esencial para el futuro del país, todo porque a demasiados intereses les conviene que la educación sea lo peor posible. Frente a eso, puesto que dichos intereseses parecen tener ahora un poder casi absoluto, todas las soluciones positivas son bienvenidas.