Peruzuela: analizando los planes de gobierno
La asociación Regulación Racional ha hecho un análisis de los planes de gobierno de 10 candidatos. Los resultados no sorprenden demasiado, pero sí confirman y detallan algunos puntos relevantes a analizar. En este artículo, voy a comentar los resultados y dar mi impresión general sobre las elecciones del domingo y lo que significa para el país.
El estudio de Regulación Racional rankea los planes de más “liberal” (pro-mercado) a más intervencionista, pasando por la categoría “centro” (postura que admite la intervención del Estado pero con una intensidad moderada). También califica como “indefinido” a los que no adoptan ninguna postura (centro e indefinido son categorías distintas).
Los resultados
Ningún plan es completamente pro-mercado, pero los que más se acercan son los de De Soto, Acuña y Fujimori, en ese orden.
De Soto tiene un plan que formalmente es pobre, pero que ha complementado con otros documentos y declaraciones, sumadas a su trabajo académico y aplicado a lo largo de décadas. En su caso, como él mismo ha mencionado, “su plan está en todas partes”. En ese sentido, recogiendo estas fuentes variadas, su plan es el que más asemeja los ajustes estructurales de los 90s y el que profundiza y mejora ese camino. Desde el punto de vista social, De Soto es un candidato progresista, que no se opone al matrimonio gay o el aborto (en algunos supuestos). Sin embargo, esto último no es del todo respaldado por su equipo o congresistas, algunos con tendencias conservadoras. Con todo, da la impresión de que De Soto no tiene una postura “fuerte” sobre estos temas y son más bien secundarios en su agenda, que se concentra en el desarrollo económico.
Acuña tiene un plan bastante bien elaborado, pero da la impresión de que ni él mismo lo entiende o comparte plenamente, a la luz de algunas de sus declaraciones populistas sobre control de precios. Por su parte, Fujimori también tiene un muy buen plan, el único que se define como “centro” económico en el estudio de Regulación Racional. De alguna manera, es un reminiscencia al pragmatismo de su padre. Lamentablemente, la actuación de sus partidos no da muchas esperanzas sobre las bondades de sus futuros gobiernos.
López-Aliaga, Forsyth, Guzmán y Beingolea caen en el rubro “indefinidos”. López-Aliaga tiene una agenda que coincide con la “derecha” en temas sociales y es empresario, por eso es percibido como “pro-mercado”, pero en realidad no lo es tanto. Tiene algunas posturas pro-mercado pero también varias populistas y estatistas. Forsyth y Guzmán se han esforzado en hacer planes que formalmente son buenos aunque, en el caso de Forsyth, no coincide en absoluto con lo pintoresco de sus declaraciones públicas. Si fuese una clase, les pondría la mejor nota, pero no llegan a cuajar en términos de orientación económica. Para RR, el centro también es una orientación, pero ellos lo confunden con la indeterminación. Beingolea es la principal decepción. Siendo parte del PPC, uno esperaría ideas bastante consolidadas, pero su plan es el más indefinido de todos. Si uno revisa sus declaraciones públicas, además, no ve ninguna coherencia sino solo ideas sueltas como por ejemplo, reducir la jornada laboral o aumentar los puesto de trabajo.
Lescano y Mendoza son los más intervencionistas dentro de los “razonable”, siendo Mendoza la más intervencionista. Lescano se orienta fuertemente a la izquierda, pero cada cuanto pone un freno diciendo que es “economía social de mercado”. Mendoza apuesta por un modelo distinto, socialista “moderno”.
Esto contrasta con Castillo, cuyo plan parece una provocación. Habla de 80% de tributos y sueldos mínimos de decenas de miles de soles (20 veces el sueldo del dueño). Si bien no es formalmente el más intervencionista (Mendoza lo es), sí es el plan más radical y que es difícil tomar en serio.
Reflexión
Nuestro país tiene dos opciones claras: buscar profundizar en las reformas empezadas en los 90s o retroceder a los 60s. Los que optamos por la primera opción, enfatizamos que Perú ha crecido y mejorado en casi todos los indicadores económicos y sociales desde 1990 hasta ahora. Los que optan por lo segundo, enfatizan las brechas que no se han cerrado. Lo cierto es que si bien Perú ha mejorado mucho (y como nunca en su historia) gracias al modelo actual, las brechas que existen siguen siendo moralmente injustificables. Cualquier gobierno deberá encarar la necesidad de reducir o eliminar dichas brechas como una prioridad. Hasta que sea tomado en serio esto, la amenaza de una izquierda radical o el regreso a un modelo fallido, seguirá rondando nuestra puerta.
En el aspecto social, Perú debe mirar hacia adelante y el futuro. Necesitamos una transición pacífica y moderada hacia el reconocimiento de la libre elección de las mujeres frente al aborto y el matrimonio entre homosexuales. Ningún extremo radical -que quiera imponer sus ideas morales o que las rechace de forma irrespetuosa- debería ser la que lidere dicha transición.