La reforma del transporte al revés
En San Francisco, la ciudad donde actualmente vivo, para tener el “derecho” a pasar por determinadas vías, el carro donde uno va tiene que tener por lo menos cuatro personas dentro. Esto es así por cuanto un auto particular ocupa mucho espacio en la pista. Es un sistema de transporte cómodo, pero ineficiente. Por esto también tienen que pagar peajes en varias avenidas. En Perú, sin embargo, el problema de transporte no se ha enfocado en los autos particulares, sino en las combis o buses. ¿Qué explica esto? ¿Las combis causan más accidentes de tránsito? ¿Contaminan más? ¿Ocupan más espacio?
Mi explicación es radicalmente diferente. Creo que nuestra propensión a exigir la reforma del transporte público –antes que el privado- es una consecuencia de la dispar distribución de ingresos entre los usuarios del transporte público y privado. En otras palabras, a diferencia de lo que ocurre en EE.UU. –donde casi cualquier persona puede tener un carro- en Lima tener un carro es casi un lujo. Como consecuencia, los usuarios del transporte privado –con más recursos- hacen presión para que se reforme el transporte público, llevando a una reducción en la cantidad de transporte público disponible y -consecuentemente- más espacio para sus autos.
¿Los buses causan más accidentes que los autos privados? En realidad, no (miren el cuadro del MTC). Aclaración (20/9/2014): este cuadro solo hace referencia a accidentes en carretera, por lo que no demuestra mi punto, tal como lo ha hecho notar un comentarista.
¿El transporte público contamina más que el privado? Nuevamente, no; como se puede observar en este cuadro elaborado por el CAF:
¿Ocupa más espacio? No. Los autos privados son menos “eficientes”, en el sentido en que transportan a menos personas usando más o menos el mismo espacio que una combi.
Sin embargo, la percepción sobre estos temas parece ser la opuesta. Desde mi punto de vista, esto tiene más que ver con avanzar intereses personales y menos con realmente mirar objetivamente quién tiene la “culpa” en relación al transporte en Lima.
Por esto, concuerdo parcialmente con lo que dijo Susana Villarán en una entrevista:
“Si se sigue incrementando el número de vehículos privados, usados o no usados, vamos a tener que abrir cada vez mas carriles y será imposible, por eso nosotros estamos haciendo la reforma del transporte público”.
En realidad, es posible hacer más pistas, pero no es deseable, ni va a solucionar algún problema. Incrementar el número de pistas solo reduce el costo de manejar, por lo que eventualmente el tránsito sería el mismo que antes de construir la nueva pista. Para una muy buena explicación acerca de esto, recomiendo el siguiente video (aquí), donde el ingeniero Luciano Stucchi lo explica.
El Corredor Azul
La reforma más urgente es la reforma del transporte privado, por cuanto es el transporte privado el que contamina más, el que causa más accidentes y el que ocupa más espacio. La reforma puede tener muchas formas: obligaciones de llevar pasajeros o pagar penalidades, peajes, etcétera.
Me preocupa leer noticias como “Limeños afectados por Corredor Azul gastan hasta cuatro veces más en transporte”. Cualquier reforma del transporte público debe tender a disminuir su precio y aumentar la cantidad de oferta disponible; no todo lo contrario. Hay que considerar que el transporte representa entre el 15 y el 18% del presupuesto de una persona pobre en Perú, de acuerdo a un informe del Banco Mundial. Reducir la oferta de transporte o aumentar su precio so pretexto de “ordenarlo”, no hace otra cosa sino promover los intereses de los más ricos en la población peruana.