Recomendaciones para diseño de políticas #4: el mito de los bienes "inconmensurables"
Usted, como todos los demás, tiene un presupuesto limitado. Por más
importante que considere la salud de sus familiares o la propia, usted solo
utiliza parte de su presupuesto para temas de salud. Parte de su presupuesto es
gastado en diversión, educación, ropa o cualquier otra cosa. Cuando usted hace
el ejercicio de repartir su presupuesto, implícitamente le está
asignando un valor a su vida. Ese valor puede ser expresado en el lenguaje
común del dinero. El hecho de que usted hiciera ese ejercicio explícitamente
no lo convertiría en un inmoral, solo en una persona con unas finanzas más
ordenadas y con unas prioridades más claramente establecidas, que reflejarían
mejor sus reales preferencias.
[Imagen tomada de stevenharris]
A pesar de esto, un cuestionamiento
tradicional al análisis costo-beneficio (ACB) de normas es que hay algunos
bienes que son “inconmensurables”, sobre los cuales no se puede decir un valor
dado, lo que convierte al ACB en impracticable. Un típico ejemplo, además, es
el de la vida. Críticos del ACB han señalado que “(…) el análisis costo-beneficio no puede producir decisiones más
eficientes porque el proceso de reducir la vida, la salud o el mundo natural a
valores monetarios es inherentemente equivocado”[1].
Esta crítica tiene un trasfondo ético. Tal como
ha sido señalado por Mejía “La principal
crítica que ha recibido el ACB viene por el lado de la ética. En líneas
generales, esta crítica señala que es imposible ponerle un valor monetario a bienes como la vida humana, la
salud, la seguridad, etc. Se arguye que al no tener estos bienes un valor que pueda
reflejarse en un precio en el mercado, no es posible para el ACB poder
determinar, por ejemplo, cuando es más beneficioso o más perjudicial establecer
un plan de salud, porque no es posible determinar el valor exacto de una vida
humana”[2].
Para ilustrar un punto en relación a esto,
me referiré justamente a un caso decidido sobre esta premisa: no se le puede asignar un valor a la vida.
En enero de 2005, entró en vigencia una norma (Luftsicherheitsgesetz) en Alemania, dictada como respuesta a
los atentados del 9/11, que establecía que cualquier avión comercial
aparentemente secuestrado por terroristas que pudiera ser utilizado como arma
por estos, podía ser derribado por el ejército alemán.
Nosotros consideramos que bajo esta norma se
encuentra una simple ecuación según la cual, si el valor de las vidas dentro
del avión multiplicado por la probabilidad de que ocurra el ataque es mayor que
el valor de las vidas que serían perdidas como consecuencia de éste; entonces
el avión debe ser derribado. Como se ve, esta simple ecuación implica realizar un
acto controvertido: asignarle un valor a la vida.
Precisamente, ese punto fue utilizado como
sustento por el Tribunal Constitucional alemán, el cual declaró
inconstitucional la ley basado en que se utilizaba la vida de las personas en
el avión como instrumento para salvar la vida de las personas en tierra,
asignándoles así un valor determinado. Esto contradice el principio del derecho
constitucional según el cual la vida no tiene un valor determinado, ni puede
ser utilizada como instrumento. La “dignidad” es el concepto base de esta
conclusión.
Incluso cuando los más fervientes defensores
del ACB conceden que asignarle un valor a la vida puede ser un procedimiento
complicado, algunos críticos señalan que dicha valuación no puede ni si quiera
ser hecha, en principio[3]. Esta
apreciación pierde de vista -sin embargo- que “Cuando los reguladores escogen entre alternativas, ellos están
valorando inconmensurables implícitamente; el análisis simplemente tiene el
problema de no tener un procedimiento cuantitativo generalmente aceptado (…)”[4].
Esto es lo mismo que hacemos en nuestra vida
diaria. Por más importante que consideremos nuestra salud, no nos hacemos un
análisis médico todos los días. La razón no es que nuestra salud no sea
importante para nosotros, sino que tenemos usos más urgentes para nuestro
tiempo y dinero[5].
Sin embargo, tal como menciona Frank “La
escases es simplemente un hecho de la condición humana. Para tener más de algo
bueno, debemos tener menos de otra cosa. Decir que diferentes valores son inconmensurables
simplemente nubla el pensamiento sobre trade-offs complicados“[6].
Incluso la renombrada filósofa del Derecho,
Martha Nussbaum, quien es escéptica al uso del ACB en general, reconoce que “Asignar un valor monetario a una opción no
implica que hemos reducido el bien a nada más que la moneda común del dinero”[7].
Por esto, la próxima vez que se vea tentado
a pensar que es imposible ponerle un valor a la vida o a la salud, piénselo de
nuevo.
Pd:
Este post es parte de una serie
titulada “Cinco recomendaciones para un mejor diseño de políticas públicas”. Continuaré
el próximo martes.
Pd2:
Pueden contactarme en Twitter @osumar
[1] Traducción libre de: “(…) cost-benefit analysis
cannot produce more efficient decisions because the process of reducing life,
health, and the natural world to monetary values is inherently flawed”.
HEINZERLING, Lisa y Frank ACKERMAN. Pricing
the Priceless. Cost-Benefit Analysis of Environmental Protection.
Georgetown Environmental Law and Policy Institute. 2002. Disponible en:
http://www.ase.tufts.edu/gdae/publications/C-B%20pamphlet%20final.pdf
[2] MEJIA, Gianfranco. El
analisis costo-beneficio de las normas. Lima: Editorial Académica Española.
2011. p. 19.
[3] FRANK, Robert. “Why cost-benefit analysis is so
controversial?”. En: ADLER, Matthew y Eric POSNER (editores). Cost-benefit analysis. Legal, economic and
philosophical perspectives. Chicago: The University of Chicago Press. 2001.
p. 78.
[4] SASSONE, Peter y William SCHAFFER. Cost-Benefit
Analysis. London: Academic Press. 1978. p. 35.
[5] FRANK, Robert. Op. Cit.
[6] Idem.
[7] NUSSBAUM, Martha. “Moral limits of CBA”. En:
EDLER, Matthew y Eric POSNER (editores). Op.
Cit. p. 195.