Soluciones de Seguridad Digital: Equilibrando protección y comodidad
Hoy en día, ya no existe el dilema entre seguridad y comodidad en las transacciones digitales. Por ejemplo, no es necesario seguir imponiendo contraseñas más largas y dispendiosas para contrarrestar el riesgo de seguridad, lo cual naturalmente genera frustración y una mala experiencia para el usuario.
Las nuevas tecnologías hacen posible contar con herramientas de seguridad que a la vez son fáciles de usar y dan una muy buena experiencia a los consumidores. En la actualidad, la implementación de medidas de Autenticación Reforzada (AR) en las transacciones electrónicas es un mecanismo esencial para proteger a los usuarios y reforzar la confianza en los sistemas financieros digitales.
La Autenticación Reforzada, también denominada 2FA (por sus siglas en inglés Two-factor authentication), exige la implementación de dos de tres formas diferentes de autenticar nuestra identidad: algo que el usuario conoce (contraseña o PIN), algo que posee (dispositivo o token), o algo que es inherente al usuario (biometría), lo cual minimiza la posibilidad de accesos no autorizados y refuerza la confianza en los sistemas financieros digitales.
En línea con la Autenticación Reforzada, se ha establecido el protocolo 3DS (3D Secure) como el estándar internacional para las transacciones en comercios electrónicos. Este protocolo, utilizado para pagos en línea, incorpora un análisis de fraude en tiempo real durante el proceso de la transacción. De este modo, los emisores y los bancos pueden identificar patrones sospechosos y verificar con un alto nivel de probabilidad la autenticidad de las transacciones, lo que minimiza el riesgo de fraudes, especialmente en compras en línea. Al añadir una capa adicional de seguridad sin afectar significativamente la experiencia del usuario, el 3DS se presenta como una solución eficaz que favorece un proceso de compra más seguro y fluido.
Este equilibrio entre seguridad y comodidad también está en el centro de las políticas regulatorias, que buscan proteger a los usuarios sin comprometer la fluidez de las transacciones. La regulación, como la que propone la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), está orientada a asegurar que las transacciones digitales sean seguras, sin afectar demasiado la experiencia del usuario.
Por ello, la SBS ha establecido una regulación que exige la implementación de un doble factor de autenticación para las transacciones electrónicas, con el fin de fortalecer la seguridad en los pagos digitales. Sin embargo, se contemplan excepciones para aquellas transacciones que cuenten con estándares de seguridad avanzados, como el protocolo 3DS. Además, la normativa establece que las entidades emisoras de tarjetas, como bancos o instituciones financieras, deben definir y aplicar un modelo de riesgo para evaluar y gestionar posibles fraudes u otros riesgos asociados con las transacciones electrónicas. Esta regulación busca asegurar que las operaciones financieras sean más seguras, protegiendo tanto a los usuarios como a las instituciones.
El reto radica en que las medidas de seguridad no sean vistas como obstáculos, sino como mejoras de la experiencia. En este sentido, la regulación también debe incentivar la innovación en la forma en que se implementan estas tecnologías, buscando hacerlas lo más transparentes y eficientes posible para el usuario.
Para que estas soluciones de seguridad sean efectivas, es esencial que los usuarios comprendan su importancia y se sientan cómodos utilizándolas. En un país como Perú, donde la adopción de la tecnología sigue en crecimiento, la educación financiera y digital juega un rol fundamental. Las campañas de concientización, tanto por parte de las entidades financieras como de las autoridades, pueden ayudar a que los usuarios no solo se familiaricen con las medidas de seguridad, sino que también las aprecien y las adopten de forma más natural.
Además, las instituciones deben centrarse en desarrollar soluciones que no solo sean seguras, sino cada vez más fáciles de usar. Por ejemplo, el uso de códigos de autenticación enviados por otro medio (SMS o correo electrónico) son muy útiles, pero para muchos consumidores puede ser más conveniente y fácil usar tecnologías como la biometría (reconocimiento facial o huellas dactilares) u otros métodos de autenticación sin necesidad de contraseñas.
El debate sobre la seguridad digital y la experiencia del usuario no es solo una cuestión técnica, sino también educacional. El uso de herramientas de autenticación reforzada es fundamental para proteger nuestras cuentas y datos personales. No obstante, la forma en que se implementen y la facilidad con que los usuarios puedan valorarlas y adoptarlas será clave para su éxito.
Es fundamental para la industria monitorear continuamente el equilibrio entre la protección frente a amenazas cibernéticas y la necesidad de una experiencia de usuario fluida y accesible. Bajo esa perspectiva, la seguridad digital no debe ser vista como una barrera, sino como un facilitador. Si logramos educar a los usuarios y ofrecer soluciones de seguridad eficientes y amigables, podremos crear un ecosistema digital más seguro e inclusivo y así fortalecer la confianza para todos.