Sobre interfaces de usuario, iniciación de pagos y billeteras
En el Perú desde este año se están dando pasos importantes en materia de innovación para realizar pagos y transferencias. Estas innovaciones van de la mano con los modelos de interoperabilidad que se están implementando de manera positiva entre los distintos actores del ecosistema financiero y que es impulsada por la regulación de entidades como el Banco Central de Reserva (BCR) o el Indecopi, para beneficio de los consumidores. Actualmente, por ejemplo, ya es posible realizar transferencias desde aplicativos bancarios solo sabiendo el número de celular de la persona a la que queremos enviar el pago.
Asimismo, en los últimos días se dio a conocer la llegada de la Billetera de Google al Perú, la cual permite la integración de tarjetas dentro de este aplicativo, para realizar pagos sin contacto a través del celular Android o dispositivos “Wear OS” como relojes inteligentes, sin necesidad de traer consigo la tarjeta física.
Un reto que trae la tecnología es que a veces el lenguaje se queda corto para describir nuevas aplicaciones, aparatos o usos. A veces tenemos que inventar nuevas palabras, como “internet” o nuevas combinaciones, como “teléfono inteligente”. O en algunos casos una marca en particular se convierte en el mismo verbo.
En general, y como todo lo relacionado a la tecnología, las realidades pueden ir mutando. Por ejemplo, las “X-Pays”, que incluyen marcas de tecnología muy conocidas con la palabra “Pay” típicamente son aplicaciones que fungen como “interfaces de usuario”. Estas permiten registrar unas credenciales asociadas a un medio de pago (ej. Tarjeta), para realizar una interacción entre consumidor y comercio, que reemplaza la interacción tradicional entre una tarjeta y un POS, pero es en efecto un equivalente funcional. En lugar de hacer tap o insertar la tarjeta, simplemente abro una aplicación y acerco mi móvil o reloj a una terminal de pago. A este tipo de interfaces, a veces se les conoce como billeteras y en inglés, como “pass-through wallets”.
En esa línea, debe distinguirse esta función de interfaces de pago, del rol de “iniciación de pagos”, que es una noción propia del mundo de Open Banking o modelo de banca abierta.
Así, este rol le permite a un consumidor dar una instrucción de pago a su entidad financiera, a través de un tercero que se conoce precisamente como “iniciador de pagos”. Dicho iniciador se conecta a su vez con la entidad financiera que tiene la cuenta de depósito (bancos, fintechs, financieras, cajas municipales, entre otras) a través de interfaces de programación llamadas APIS, de manera regulada y con el permiso del cliente. A diferencia del caso de la “billetera – interfaz de pago”, en este caso el consumidor está instruyendo directamente a su banco para que envíe un dinero directamente.
Al participar en la cadena de pago, los “iniciadores de pagos” deben ser actores regulados del sistema, lo que asegura que mantengan estandarización operativa, sean seguros y formen parte de las opciones de interoperabilidad.
Por ejemplo: Yo doy consentimiento para que determinada entidad regulada (“iniciador de pago”) pueda, a través de mi cuenta bancaria, pagar una suma de dinero a un comercio por un bien/servicio, asignando los fondos necesarios directamente al banco del beneficiario. Casos de uso comunes incluyen el pago de servicios públicos, los subsidios, o el comercio electrónico o también las recargas de cuentas de depósito electrónicas y otros productos simplificados.
Vienen a ofrecer en el mercado un nuevo riel de pagos, creando aún más opciones para el consumidor. En ese sentido, se aumenta la competencia, como también alternativas que hacen más resiliente al sistema, lo cual es una muy buena noticia en el propósito de aumentar la digitalización de pagos.
Este desarrollo de alternativas para el consumidor presenta un panorama alentador para la continuidad de innovaciones en el mercado peruano, pero también un reto en materia de educación financiera. Como se observa, hay una serie de proveedores de servicio que participan hoy en la cadena, el consumidor fácilmente puede perderse en relación con el medio de uso que utiliza, y las condiciones y protecciones asociadas. A modo de paréntesis, la reciente Ley 31900, que dispone se incorporen nuevas materias en el currículo escolar, entre ellas sobre educación financiera y tributaria, reitera la importancia de dar claridad desde edad temprana sobre estos conceptos.
Para concluir, la experiencia de “iniciación de pagos” se encuentra regulada y en desarrollo gracias a normativas de Open Banking y Open Finance en otros países de la región como Colombia, México o Brasil, y estoy seguro de que en el Perú muy pronto podemos contar con regulaciones similares que nos permitan seguir avanzando en la modernización de nuestros pagos y la inclusión de más personas en el sistema financiero, de manera sencilla, eficiente y segura.