La publicidad no funciona como el flautista de Hamelin
Imagino que todos conocemos en esencia la historia del Flautista de Hamelin: un pequeño pueblo sajón infestado de ratas en el cual aparece un misterioso forastero que promete erradicarlas a cambio de una paga. Tocando su flauta hace que las ratas lo sigan en fila india fuera de la aldea con lo cual cumple su tarea prometida. Al volver por su paga los habitantes del pueblo se niegan a remunerarlo, a lo que él como venganza vuelve a utilizar su flauta mesmerizando a los hijos de los aldeanos y se los lleva fuera del pueblo mientras sus padres atendían el servicio religioso en la parroquia. Los niños nunca volvieron a ver vistos y sólo se salvaron dos: uno ciego y otro cojo, porque no pudieron seguir a la multitud de infantes atraídos por las tonadas de la flauta.