La influencia limitada de los medios
Algunos expertos creen que la influencia ejercida por los medios de sociales digitales, la televisión y el cine sobre la insatisfacción corporal puede extenderse a los síntomas de los trastornos alimentarios, en particular entre las consumidoras jóvenes. Otros autores afirman que el vínculo entre la exposición a estos medios de comunicación y la imagen corporal es inconsistente.
Un grupo de investigadores ha propuesto recientemente que los miembros que conforman el grupo social de una adolescente juega un papel más importante que estos medios sobre la imagen corporal de las adolescentes.
Este estudio se ha realizado en un momento oportuno, ya que la influencia de los medios de comunicación en la imagen corporal, la satisfacción de vida y los síntomas de los trastornos alimentarios en adolescentes, se encuentran bajo inspección de autoridades sanitarias e investigadores en numeroso países.
En cuanto al comportamiento del consumidor y las comunicaciones de marketing, el estudio resulta interesante porque de alguna forma señala que los mensajes publicitarios y la figura corporal femenina presentada en los distintos medios, no tienen tanta fuerza modificadora del pensamiento, emociones y la conducta en comparación con la influencia que ejercen las personas del entorno del individuo.
En esta investigación, desarrollada por C. J. Bergson y colegas de la Texas A & M International University (Ferguson C.J. et al. (2013). Concurrent and prospective analyses of peer, television and social media influences on body dissatisfaction, eating disorder symptoms and life satisfaction in adolescent girls. Journal of Youth and Adolescence) se comparó los efectos de los medios de comunicación y en contraste con el de los amigas y compañeras de clase, observando los niveles de satisfacción de la imagen corporal entre las jóvenes, y si éstos permiten pronosticar síntomas de algún trastorno alimentario.
Para evaluar la exposición a los ideales de esbeltez femenina en los medios de comunicación, los investigadores pidieron a 237 jóvenes hispanas, con edades comprendidas entre 10 y 17 años, que nombraran sus tres programas de televisión favoritos. También se les solicitó que calificaran el atractivo de las actrices que aparecen en esos programas.
También evaluaron el peso corporal y la altura, si tenían o no sentimientos de inferioridad en respuesta a otras chicas (competencia entre sus pares), y la frecuencia con que utilizan los medios sociales.
A las participantes se les preguntó cómo se sentían acerca de su cuerpo, si tenían síntomas de trastornos alimentarios, y qué tan satisfechas estaban, en general, con sus vidas. Seis meses después, los investigadores repitieron estas medidas con 101 niñas adolescentes del grupo inicial.
El resultado fue que la exposición a los ideales de esbeltez, exhibidos en la televisión y los medios sociales, permitieron pronosticar la insatisfacción con la propia figura corporal o síntomas del trastorno alimentario. En cambio, la comparación y competencia entre pares (amigas suyas o compañeras de estudio) sí permitieron hacer ese pronóstico.
Competencia entre pares predijeron síntomas del trastorno alimentario a largo plazo, aunque no en el corto plazo. Curiosamente, tanto la competencia entre pares y los medios sociales utilizan predijo una menor satisfacción con la vida.
En efecto, la competencia y comparación que las jóvenes realizan entre su pares del entorno, establece la barra de la imagen corporal y la insatisfacción corporal. Este hecho no niega que los medios de comunicación puedan ser influenciadores secundarios. Así, los autores concluyen que el uso de medios de comunicación puede proporcionar un nuevo espacio para la competencia entre pares, aunque no influye directamente en los resultados negativos referidos al cuerpo.
Como se señaló al inicio del artículo, es interesante la perspectiva que ofrece este estudio respecto a las fronteras y capacidad de influencia que logran los medios. Parece que en algunas circunstancias éste efecto tiene limitaciones en comparación con los actores reales del entorno del individuo. En cierta manera se puede decir que el espectador tiene algún grado de conciencia de que lo que aparece en las pantallas son sujetos idealizados, mientras que los actores de su entorno social son realidades objetivas.