Papa Francisco, Inclusión Económica y Mercados Financieros Globales
El cuarto domingo de noviembre, día de la Solemnidad de Cristo, Rey del Universo, el Santo Padre Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) presentó al mundo, en la Plaza del Vaticano, no sólo los restos de San Pedro, quien vió resucitado y conoció a Jesucristo (El Señor y El Maestro) como le decían los 12 hombres que lo siguieron; sino también, su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium; donde el Santo Padre coloca el tema económico (Capítulo IV, tema II) entre uno de los aspectos vitales para el desarrollo de la humanidad.
El Papa hizo referencia a la economía de mercado, la distribución del ingreso y la especulación financiera; no desde un enfoque populista, ni revolucionario; sino, desde el mensaje que Jesucristo nos trajo hace poco más de 2000 años (“Os ameis … como yo os he amado.., Juan 15,12 ). Los invito a que pasemos a flexionar algunos párrafos de la exhortación desde una perspectiva de la economía y las finanzas.
Como puede ser de conocimiento, el banco estadounidense J.P. Morgan Chase informó el 15 de Febrero del 2013 que cerraría una cuenta proveniente de la Santa Sede del Vaticano en Italia, se refería a una cuenta del Instituto de Obras Religiosas (IOR). Para esto ya el Papa Benedicto XVI venía de tomar decisiones sobre el problema financiero del Vaticano.
El Papa Francisco asumió su papado conociendo la problemática de la Iglesia Católica, y consciente de tomar las decisiones necesarias para contribuir gradualmente a la transparencia en el plano financiero de las cuentas vaticanas, establecer auditorías y adoptar una postura sobre los responsables (sacerdotes) que se vieron implicados en estos manejos, el retiro de algunos miembros del clero implicados en este tipo de asuntos ya se ha venido realizando y esto muestra el espíritu que sigue al Santo Padre.
El nombre que Jorge Mario Bergoglio eligió para ser papa fue el de Francisco, inspirado en San Francisco de Asis (siglo XIII), hombre cuya vida se caracterizó por dar a la Iglesia, fundada por Jesucristo, una vuelta a lo transcendente del cristianismo, caminar con humildad, mansedumbre (Mateo 11,29) y sencillez junto a la humanidad. Un Papa que siendo rector del seminario de los Jesuitas, realizaba la tarea de lavandero de su comunidad; y a las 5:30 de la madrugada, cuentan los seminaristas de aquella época, se le encontraba lavando la ropa sucia de todos ellos. Para qué seguir hablando más de la consecuencia del actual papa. Pero, entremos en el tema.
Durante la última crisis financiera del 2008 vimos casos lamentables, como importantes gerentes pertenecientes a reconocidos grupos financieros internacionales, que aconsejaban comprar productos financieros que en ese instante ellos mismos rechazaban (interpelación en el Congreso de EE.UU.); académicos-investigadores, destacados en el campo de los mercados monetarios y financieros, reconocidos por sus sofisticadas publicaciones en revistas especializadas (journals o review) que no deseaban mencionar de dónde provenía el financiamiento para sus investigaciones (incluidas sus remuneraciones) de algunos de sus estudios, no hacían disclosure de sus ingresos en algunos de sus temas sobre los mercados financieros; es decir, la conducta poco ética contagió todos los ambientes de la sociedad.
Aquí la educación se torna en un tema que toma prioridad, si bien esta tiene su base en el hogar, toca a las universidades comprometerse en algo sobre el tema de la ética, y esto debe ser una exigencia primordial en los cursos de finanzas, particularmente, en economía financiera, finanzas corporativas, derivativos y bolsa. Esto no sólo por necesidad fundamental, sino, como requisito práctico; es decir, si no hacemos creíbles a los mercados financieros, todos nos veremos afectados.
El costo financiero de la crisis, sólo para EE.UU., lo podemos aproximar en la variación experimentada por el Balance del Fed (ver gráfico N. 1) en este se observa el comportamiento del referido Balance en los distintos momentos del Programas de Estímulos Monetarios (QE) desde diciembre del 2008 hasta el 27 de noviembre del 2013, lo cual suma los 1,670 billones de dólares americanos -USD- (contabilizados en la terminología de EE.UU.).
Fuente: Federal Reserve
La crisis en los mercados financieros deteriora al mismo sistema; en efecto, mientras las personas no perciban que los beneficios de trabajar con los bancos e instituciones de inversión sean mayores a sus costos, la profundización financiera no se producirá al ritmo deseado, y esto no contribuirá a la formalización de las actividades económicas y financieras. No se trata sólo de un tema económico o de presión en la supervisión fiscal, es un tema ético.
En este sentido la Exhortación del Papa en el punto donde reflexiona en torno a la Economía y Distribución del Ingreso nos dice:
“Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad[173], no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema.”
En efecto, los QE en EE.UU. han contribuido a la especulación financiera, desde que muchos importantes funcionarios del sector financiero que tomaron decisiones durante la crisis financiera del 2008, siguen en la dirección o gerencias de importantes instituciones financieras, y algunos, que “se retiraron del sistema” fueron premiados a través de sus indemnizaciones, las misma que representaron sumas millonarias por su retiro del sistema. Esto no es una buena salida, ni técnicamente (por el costo para sociedad que representa reflotar instituciones que generaron pérdidas privadas), ni ética.
Tampoco podemos decir, tan fácilmente, que economías que basan su crecimiento en un menor salario no tienen problemas y son hoy las nuevas economías grandes; por ejemplo, el caso de China. Si comparábamos el año 2009, el ingreso promedio per-capita anual de China en aproximadamente USD 4,000 versus el de EE.UU. de USD 48,000 (Scissors 2009) la lógica nos conduce, por lo tanto, a decir que se produzca en China y no en EE.UU.; esta decisión tiene un costo, ¿cuál?, es el costo del retraso de alcanzar la tasa objetivo de desempleo en EE.UU. (6.5%) y en la Eurozona; la diferencia salarial explica por qué hoy China produce lo que antes producía EE.UU. y Europa Occidental; El costo del desempleo es la baja productividad de la mano de obra en EE.UU., lo que hace algunos días comentaba el Presidente del Fed. Ben Bernanke.
El Santo Padre añadía además lo siguiente:
“Estoy lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos.”
(el subrayado es nuestro)
En este sentido no creo que la Economía, como ciencia esté resuelta en el ambiente académico; y menos pueda “curar” algunos difíciles problemas, aún subyacentes. Es cierto que la Economía es una ciencia social, y creo que allí hemos ganado algo (si no lo volvemos mecanicista); para algunos es una ciencia social con una metodología en términos de Teoría del Conocimiento: “Positivista” o “Neo-Positivista Lógico” (Greenspan: La Era de las Turbulencias). Pero no debemos olvidar que los hombres conocemos a través de un cristal (Weltanschauung); lo más preocupante de nuestra filosofía y teoría, es que no están aún construidas para responder de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacia dónde nos dirigimos al morir, ¿o es que al fenecer terminamos como los animales?. Allí se hace necesario recurrir a la Fe otra forma de conocimiento e inteligencia.