Elefantes Blancos
Con el dinero de todos los peruanos se hacen muchas cosas, algunas con las que posiblemente no estamos de acuerdo, sobre todo en un país multicultural como el nuestro, donde producto del sincretismo cultural podemos encontrar por un lado el estilo de vida sofisticado, que aspira tener una cultura norteamericana o europea, hasta el estilo de vida progresista, donde muchos viven y se desarrollar con comodidad en el medio de una cultura llamada “chicha”.
Por ello cuando paseamos por el Perú y encontramos monumentos a la trucha, a la maca, al mototaxi, al árbitro, a la ojota, al amor, al clip, al sombrero, a la muela, al tiranosaurio rex, al pez payaso de la película “Buscando a Nemo” y un largo etcétera. Los evaluamos en base a nuestra propia concepción de la estética, sentido de priorización, origen cultural, tipo de estilo de vida, formación académica, paradigmas, religión, etc..
¿Quién tiene la razón sobre lo que es bonito o artístico y lo que es feo o ridículo?
Obviamente cuanto vemos que un pueblo que no tiene luz, agua, desagüe ni pistas asfaltadas y sin embargo construye un mega monumento, nuestro sentido de priorización nos dice que no era necesario y constituye un despilfarro, más aún si el monumento no nos gusta, siempre se podrá encontrar un rubro donde hubiera sido más provechoso invertir los generalmente escasos recursos económicos.
Sin embargo hay algunos ángulos que debemos tomar en cuenta, Mirko Lauer (ML) en su columna en el diario La República comenta sobre las razones de la construcción de estos monumentos, mencionando por ejemplo la necesidad de fortalecer el sentimiento de identificación de la comunidad con sus productos agrícolas o pecuarios, atractivos gastronómicos u objetos representativos de la zona como es el caso del monumento a la Trucha en Huancaya (Yauyos), el monumento a la ojota en la ciudad de Chivay (Caylloma) o el monumento a la Maca en Huayre(Junin). Siendo como ML indica en su columna, razonable que la estatua de una plaza pública diga cosas sobre la localidad que ocupa.
Como en muchos aspectos nos falta empatía y tolerancia a nuestras diferencias. El Perú es muy diverso, debemos conocerlo, disfrutar y aprender de esa diversidad, no sólo criticar y pretender ocultarla.
Como se habrán dado cuenta por todas las imágenes incluidas en el artículo, los monumentos controversiales no son exclusividad de pequeños pueblos del interior del país, sino de San Borja, Cercado de Lima, Chorrillos, Callao o El Agustino.